Según la definición que hace la Real Academia Española, la política es, el “arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los estados”, “actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos”. Entendemos pues, que la política es la actividad que se realiza con la finalidad de tomar acuerdos para que exista un Gobierno eficiente y justo en los estados y el país.
Sin embargo, en la práctica, el concepto y también la práctica de la política ha quedado hecha añicos. Pues desde hace muchísimos años se ha utilizado como un arma de sometimiento para las clases dominadas. Es usada para cumplir con intereses individuales solamente, olvidándose de todos los demás. Y en ese sentido, es la política una palabra muy aborrecida, muy odiada ya por muchos ciudadanos, y una práctica que muy pocos quieren conocer y mucho menos participar. Pero la política es como una pistola, será buena o mala según sean los fines que persigue; puede ser buena, en tanto salve la vida de un salvaje, pero será mala si a través de ella privamos de la vida a un ser inocente.
Y no hace falta ser expertos en el tema, para darnos cuenta que así funcionan las cosas. Que mientras se tenga el poder político, se podrán inventar o desaparecer leyes que legalicen un atropello no importa la magnitud del mismo. Y para prueba de ello, varios ejemplos.
Uno de ellos es la lamentable situación de miles de colimenses que estamos padeciendo la lucha del poder por el poder, entre los que sienten que merecen ser los que decidan el destino de este desprotegido Estado. Ambos gobiernos, el actual, encabezado por Ignacio Peralta Sánchez y el que próximamente entrara en funciones, de Indira Vizcaíno, dan prueba de esto que manifiesto. Preocupados al máximo, unos por la salida y otros por la entrada triunfal, han dejado desamparados a miles de habitantes que en las pasadas lluvias vieron afectadas sus cosechas, sus comunidades, sus viviendas y las calles y avenidas por las que circulan todos los días. En las comunidades rurales, por ejemplo, en la comunidad del Charco quedaron bajo el agua los sembradíos de plátano de los campesinos del lugar, “1,500 hectáreas”, así lo citó una nota del diario El Noticiero de Colima, del pasado 13 de septiembre, esto, sin duda representa la pérdida de su inversión, además de la perdida de muchos empleos locales. Nuestros compañeros de aquel rumbo nos informan que a la fecha ninguna autoridad ha ido a visitarlos para conocer el tema.
En situación semejante se encuentran los compañeros de la zona alta de Manzanillo, de las comunidades de los Cedros, Canoas, Camotlán, Punta de Agua y otras; que dejaron de trabajar varios días, debido a que los caminos para llegar a sus comunidades se vieron seriamente afectados e impidieron el paso. Y ya ni qué decir del caso del Municipio de Minatitlán, que, después de varios días del derrumbe del cerro en la carretera Mina- Villa de Álvarez, y en el que murieran 2 personas, sigue aún cerrado el paso. Pero, ¿quién está ayudando a todos los habitantes que deben salir de Mina diariamente a otros municipios a ganarse la comida del día? Nuestros compañeros de esa zona, nos comparten que gastan más de doscientos pesos diarios para transportarse y poder salir a trabajar o conseguir comida o medicamentos.
En estos casos, la política no cumple su función, pues no hay ni siquiera intentos de cambiar esta realidad que año con año se vive. Es decir, no hay un ejercicio de planeación donde se hagan propuestas que prevengan este tipo de afectaciones, o una estrategia rápida y efectiva para apoyar a las familias afectadas. Por el contrario, la agenda política hoy, atrae todas las miradas y opiniones a la entrega recepción entre ambos poderes. Las cámaras de los reporteros y sus notas estarán referidas solo a eso, y, ¿a la gente pobre y desprotegida quien la procurara?
La política no es un adorno, ni tampoco debe entenderse como una forma rápida para ganar fama y fortuna. Sino como ejercicio democrático para gobernar una sociedad que reclama justicia y equidad. Y una práctica en la que todos estamos obligados a participar, por el simple hecho de ser ciudadanos.
Antorcha Campesina es una organización política, que se diferencia de cualquier otra, la que practican los partidos y los gobiernos para sus intereses, justamente por este hecho concreto y trascendental, es decir, por poner la política a favor del pueblo pobre trabajador. Creo que es un error pensar que podemos vivir al margen de la política, cuando es más que evidente que todo lo que acontece en nuestra sociedad está determinado por ella. No estamos para titubeos ni prejuicios, urge que aprendamos lo que nunca nos han querido enseñar, ahora no es opcional, estamos obligados todos, la situación lo amerita.
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