MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La verdadera tarea, convocar a las masas a organizarse y a luchar

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Para bien del pueblo de México es notorio que los eminentes columnistas, politólogos, economistas entre otros con que cuenta nuestro país, su esfuerzo intelectual está dirigido a exponer con excelentes argumentos y de la manera más clara posible denuncias sobre los montajes mediáticos, entre otras a los que ha recurrido el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde que asumió el cargo, porque le resulta más sencillo recurrir a los distractores que reportar a la ciudadanía resultados concretos y convincentes de sus promesas de erradicar el pasado de desigualdad social, al que tanto hace referencia en sus mañaneras.

Una de estas maniobras distractoras es la consulta pública que ha decidido la administración lopezobradorista para enjuiciar a los expresidentes, que tendrá lugar el próximo primero de agosto. Los especialistas advierten que será cuando mucho un caro instrumento de propaganda del gobierno morenista. Demasiado caro, pues se gastarán cuando menos 500 millones de pesos en un complejo momento económico para puro humo mediático y solo servirá para atizar a piñatas del pasado, porque si el actual Gobierno federal de verdad se propusiera exhibir las miserias de pasados sexenios, sus hechos serían su mejor argumento. Así que vayan o no los mexicanos a la consulta, cuando tan propagandístico ruido cese quedará lo que hay, una terrible y dolorosa realidad.

No se debe pasar por alto que muchos columnistas y articulistas de prestigio siguen preocupándose por tratar de convencer al presidente de que tiene que cuidar lo que difunde entre la población. Pero la verdad es que hace muchísimo tiempo que a todo mundo le quedó claro, que el presidente López Obrador es absolutamente inmune, opuesto a las ideas ajenas, sin importar para nada si son ciertas o falsas, correctas o incorrectas, está blindado contra cualquier intento externo de influir en sus ideas y su conducta. Al presidente de la “Cuarta Transformación” no solo le resultan indiferentes las opiniones y las ideas ajenas; las toma como un insulto, como un ataque a su integridad ideológica y moral.

Es por eso que el resultado que han obtenido todos los que se han atrevido a manifestar públicamente algún desacuerdo con sus hechos o con sus dichos, ha sido un inmediato y furibundo contraataque, de palabra y de hecho. Han sido exhibidos, sin ninguna consideración y sin ninguna prueba, como corruptos, conservadores, cómplices de la corrupción de sexenios pasados; incluso como delincuentes. La censura y la amenaza es el premio que cosechan por su honrado esfuerzo de ayudar al país en la forma en que saben hacerlo.

Pero debemos tener conciencia de que las maniobras distractoras del presidente están acaparando en exceso nuestra atención y al igual que sus predecesores, nos está llevando precisamente a donde pretende, con lo cual estamos desamparando a los mexicanos frente a otros graves problemas. Con ello, estamos permitiendo la comisión de graves atropellos a los derechos de los ciudadanos y el desmantelamiento silencioso no solo de la economía, sino también del sistema de democracia representativa en que hemos vivido hasta ahora.

Considero que es necesario estar de acuerdo con quienes hacen llamados enérgicos a parar en seco la carrera hacia el abismo a que nos arrastra el presidente y su partido Morena, pero creo que no es correcto cuando encomiendan toda esta tarea a los disidentes del gabinete presidencial, a los empresarios con mayor poder económico y a sus opositores incrustados en los diferentes partidos.

Ninguna teoría ni ninguna experiencia histórica ha planteado y demostrado que tal esfuerzo pueda llevarse a cabo por pequeñas élites, por poderosas que sean. En cambio, sobran las voces autorizadas basadas en estudios científicos de la sociedad que nos recuerdan que ningún régimen económico, por corrupto que sea o por descompuesto e incapacitado que se encuentre, se cae espontáneamente del poder o empujado por alguno o algunos de los pilares en que se sostiene. Las experiencias históricas han demostrado que solo un poderoso movimiento desde abajo, es decir, solo la fuerza del pueblo unificado por el repudio al sistema caduco y organizado conscientemente podrá operar el milagro de barrer con el neoliberalismo y con los curanderos sociales que tratan de conjurarlo con curaciones milagrosas.

Por eso debemos estar convencidos de que la verdadera tarea de quienes vemos al modelo económico como el verdadero causante de todos los males que sufre nuestro país y solamente agravadas por las políticas de la “Cuarta Transformación”, radica en convocar a las masas a organizarse y a luchar por sus intereses históricos, en convocar a los obreros y obreras de las grandes y pequeñas empresas del país, a que se unan a los demás mexicanos para luchar unidos por una patria más rica, soberana y capaz de gobernar su propio destino.

Dedicar a esta gran tarea toda la inteligencia y todo el esfuerzo intelectual de los mejores mexicanos con que contamos, puede obrar el milagro de despertar al pueblo a una lucha que sí rendirá los frutos que tanto anhelamos los mexicanos que buscamos un futuro mejor para todos. Atendamos la verdadera tarea que nos tiene asignada la historia.

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