Se regresó a clases presenciales en nivel básico en varios estados, entre ellos el nuestro, San Luis Potosí. Cerca de 577 mil estudiantes de educación básica y cerca de 49 mil trabajadores, entre docentes y personal administrativo de la educación, de ocho mil planteles públicos y privados de todo el estado. Este regreso a clases presenciales se había estado posponiendo por la ola de covid-19, con la variante Omicrón. Nadie niega la conveniencia del regreso a clases presenciales, ya que las modalidades de clases virtuales o híbridas, son desde el punto de vista pedagógico, sumamente deficientes, lo seguramente es un retroceso en el desarrollo académico y formativo de los menores, y que según expertos sus consecuencias se verán en los años que vienen. Se hace necesario ahora que regresaron los menores a las aulas que los maestros estén preparados para hacer que los educandos recuperen, en cantidad y calidad, en la medida de lo posible, el tiempo perdido en el avance en los programas de estudio, y se hace necesario, también, darles todas las condiciones materiales, esto es, que cuenten con instalaciones y material en óptimas condiciones.
En esta colaboración señalaré sobre las condiciones de las instalaciones, aulas, áreas de cómputo, canchas y espacios deportivos y en general del estado físico de las escuelas. Recogí lo que varios medios de comunicación mencionan sobre el estado de las escuelas aquí en San Luis Potosí. “Vandalizadas 500 escuelas, dice SEGE” (Pulso 15 de agosto de 2021). Agrega la nota: “…el titular de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado (SEGE), Joel Ramírez Díaz, reclamó del Gobierno federal recursos para reparar 500 planteles dañados, el 10 por ciento de los que existen en el estado”, esto lo dijo el titular en ese entonces de la SEGE en una sesión del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (Conauedu) en la CDMX, en la cual urgió recursos a la federación. “Corrige SEGE; son 303 escuelas las vandalizadas” (Pulso, 16 de agosto de 2021). Otros medios dieron a conocer que son más los planteles deteriorados por vandalismo o causas propias del desuso en que se les tuvo por abandono”. “más de 800 escuelas de San Luis Potosí resultaron dañadas por el abandono de las instalaciones desde el inicio de la pandemia, esto por robos, vandalismo o por mero desgaste de los planteles educativos…” Detalla la nota la situación: “Hay escuelas que presentan daños o deficiencias tales como robos de equipo, de instalaciones eléctricas, de equipos de bombeo, de luminarias e incluso algunas se quedaron sin pupitres y escritorios; lo más grave es que del total, 500 no tienen agua ni luz, y el resto (303) fueron saqueadas o vandalizadas”. Esto nos da un panorama crudo del estado en que se encontraban las escuelas cuando se empezó a manejar el retorno a clases. ¿Qué ha sucedido desde entonces, ahora que iniciaron las clases presenciales? Veamos.
“…SEGE ha denunciado el abandono en más de 400 centros educativos en todo el estado potosino, de los cuales se ha logado atender al 60 por ciento con obras de mantenimiento…” (Noticiarios San Luis Potosí, 17 de febrero de 2022). Y quizá la nota que más debemos tomar en cuenta por quien hace la declaración: “Luego de que se cumpliera una semana de la reactivación de las clases presenciales en las escuelas de todos los niveles, el presidente de la Asociación Estatal de Padres de Familia, Mario Gabriel Rosales, reconoció que la mayoría de los planteles educativos no estaban preparados para retomar tales actividades escolares. Dijo que es importante que las escuelas estén preparadas con infraestructura y equipamiento que permita a las y los estudiantes desempeñar sus actividades…” (Plano Informativo, 18 de febrero de 2022).
Dentro de este contexto, regreso a clases presenciales, cabe mencionar el caso muy grave de la Escuela Secundaria Técnica No. 88, ubicada en el límite de las colonias Terremoto y Santo Tomas, en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, donde a los maestros la SEGE tiene sin el pago de honorarios desde hace cinco meses. La escuela trabaja en condiciones muy difíciles, ya que se están impartiendo clases en una casa particular y atiende a cerca de 100 alumnos de las colonias Terremoto, San José del Barro, Santo Tomás y Piquito de Oro, comunidades muy marginadas. No solamente las malas condiciones para los jóvenes que desean estudiar, sino que la autoridad no resuelve el problema de honorarios.
Podemos deducir que es casi un hecho de que se iniciaron clases presenciales sin haber mejorado las condiciones al 100% de las escuelas. El gobierno federal es el que cuenta con los recursos económicos no para poner parches, sino para mejorar sustancialmente las condiciones de los centros educativos.
Pero, ¿dónde está el apoyo del Gobierno federal? AMLO insistió una y otra vez, y ahí están sus mañaneras que lo atestiguan, para que se regresara a clases presenciales, sin ver la otra cara de la moneda y ver que era necesario aplicar importantes recursos al acondicionamiento de las escuelas, particularmente las que fueron vandalizadas en los casi dos años en que no hubo clases, debido a la Pandemia. Eso sí, para sus proyectos emblemáticos, Tren Maya, refinería dos Bocas, pero para la educación de los niños y jóvenes nada se hace.
AMLO siempre impone sus medidas como se dice coloquialmente “a chaleco”, como buen dictador; no oye ni escucha al que él llama “el pueblo bueno y sabio”. Las condiciones en que iniciaron niños y jóvenes las clases presenciales son desastrosas, muchas veces minimizadas por las mismas autoridades, y sólo conocidas por los padres de familia y, obviamente, por los educandos que son los que hacen uso de edificios, mobiliario y demás infraestructura en malas condiciones, llegado al caso extremo de que en algunas escuelas no hay ni agua ni luz, falta de pupitres y escritorios. Triste realidad.
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