"No se trata del quítate tú para ponerme yo", es lo que afirma el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en sus discursos cuando se refiere a que en nuestra nación ya se acabó con la corrupción, pues según él se trata de un "cambio de régimen". Salvo que el presidente tenga otros datos, antes de su gobierno vivíamos en un régimen republicano, y ahora pues...también, pero ese no es punto que quiero tratar. Mi tesis de que hay una falla en el razonamiento del mandatario, y por tanto en su línea discursiva parte de que el sistema político y económico en el cual se desarrolla la dichosa "cuarta transformación" es el mismo en el que se han desarrollado los gobiernos de las últimas dos décadas, desde Carlos Salinas de Gortari, por tanto, seguir haciendo lo mismo, traerá como consecuencia los mismos resultados.
Para obtener resultados que mejoren y favorezcan a la clase empobrecida de nuestro país, que es la inmensa mayoría –alrededor de 100 de los 120 millones de mexicanos-, quizá bastaría siquiera con hacer algunas modificaciones al actual sistema económico y no cambiar radicalmente de régimen –como cree el presidente que ya sucedió-. Si tan sólo el Estado interviniera para obligar a la "mano invisible" a ser un poco humanista y no tan recalcitrante, la clase trabajadora pudiera vivir mejor; hacer algunos ajustes en la política económica. Lo que se requiere son acciones concretas y nos discursos vacuos y cubiertos de edulcorante.
Por eso me atrevo a decir que el discurso de López Obrador choca frontalmente con la realidad cuál ola en roca. Veamos algunos casos, simples pero nítidos. Durante su visita al municipio poblano de San Martín Texmelucan, el titular del Ejecutivo afirmó que "el pueblo pone y el pueblo quita", en referencia a la consulta de revocación de mandato que piensa realizar en 2021, pero curiosamente fue en este mismo evento donde un nutrido contingente de personas coreó incesante, además de consignas de apoyo para él, consigas en contra de la presidenta municipal morenista Norma Layón. Ante este hecho el presidente de la nación hizo mutis; nada, absolutamente nada dijo. Entonces ¿somos o no somos? ¿Será acaso que tiene que ver que son correligionarios?
Dos. En este mismo evento, Andrés Manuel dijo -una vez más- que una forma de combatir la corrupción es entregando los apoyos de los programas sociales directamente a los beneficiarios para evitar que las organizaciones sociales hagan "moche, piquete de ojo", pero, caso particular, después de acusar a las organizaciones sociales de realizar este tipo de prácticas reculó y dijo que "no todas"; pero no sólo eso, también evitó citar nombres de algunas de ellas como regularmente hace, entre ellas el de "Antorcha mundial". ¿Es que acaso el señor presidente reflexionó y halló el severo error en su discurso o es que a su llegada un grupo de personas vitorearon el nombre de "Antorcha Campesina" -organización para la que le exigieron respeto y un alto a las calumnias-? Vemos pues que los razonamientos de AMLO no están fundamentados en la realidad y como el agua choca contra la roca al tratarse tan sólo de injurias y calumnias.
Tres. Es también eje de su discurso, el afirmar que otro factor importante en la lucha contra la corrupción es que no hay funcionario que gane más que el presidente de la nación; sin embargo, recientemente varios medios informativos revelaron que la titular de la Comisión Nacional del Deporte, Ana Gabriela Guevara, tiene un salario mensual de 119 mil 722 pesos mensuales netos, es decir, superior al del presidente de México. Otra vez la pregunta: ¿somos o no somos? ¿Dónde está la congruencia de la "Cuarta Transformación"?
ítem más. De acuerdo con un portal web, el presidente municipal de Tehuacán, Felipe Patjane, morenista, por cierto ¡vaya sorpresa!, rentó un helicóptero para pedirle matrimonio a su directora de Turismo, Paulina Vargas Sobrado, con quien mantiene una relación sentimental, contraviniendo así al mandato superior de la mentada "austeridad republicana", pero no sólo eso, sino que también estaría violando la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado de Puebla, la cual señala "abstenerse de intervenir o participar en la selección, nombramiento, designación, contratación, promoción, suspensión, remoción, cese o sanción de cualquier servidor público, cuando tenga interés personal, familiar o de negocios en el caso, o pueda derivar alguna ventaja o beneficio para él o para las personas a que se refiere la fracción XIII".
La cereza del pastel. Hace algunos días, según una revista de circulación nacional, fueron los propios militantes de Morena en Tamaulipas quienes denunciaron que la presidenta nacional de este instituto político, Yeidckol Polevnsky, rentó un avión privado para viajar a diversas ciudades de ese estado para acudir en apoyo de los candidatos a diputados en la pasada campaña electoral, llegando a gastar aproximadamente más de 23 mil dólares –alrededor de 460 mil pesos-. ¿Bajo qué elementos se decide en quién se aplica la austeridad republicana?
Vemos, pues, que el problema de la corrupción no es un problema a nivel personal que pueda corregirse como si de una enfermedad se tratase, sino consecuencia del régimen político vigente, es decir, el neoliberalismo. Así, aunque el presidente trate de maquillar su discurso con frases bonitas como "primero los pobres", en los hechos son los pobres quienes siguen siendo lacerados por este gobierno que pretende engañar al pueblo mexicano desenfocando la verdadera razón de los graves problemas como la injusta repartición de la renta nacional.
Las causas de los problemas no son ideales, tampoco las organizaciones sociales, ni discursivas, sino materiales y, a menos que sea la propia sociedad la intervenga activamente para transformar su realidad entendiendo las causas verdaderas que originan los males que padece, seguirán llegando lobos disfrazados de ovejas. El régimen se mantiene, los resultados no cambian y el discurso presenta fallas que la realidad pone de relieve.
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