En el siglo VIII a.C., el excepcional poeta griego Hesíodo instruyó, en una de sus obras más importantes, "De los trabajos y los días", las siguientes palabras a su hermano Perses, al cual le daba lecciones de justicia: "prudente es quien, experimentando todo por sí mismo, medita acerca de las acciones que serán mejores una vez llevadas a cabo. También es muy meritorio quien consiente que se le aconseje bien; pero quien no escucha ni a sí mismo ni a los demás, es un hombre inútil".
Al parecer, el hombre que actualmente ejerce el poder ejecutivo en México, nunca supo de Hesíodo, pues a juzgar por su fallida política, ha hecho oídos sordos a los principios de justicia que lo llevaron a conquistar el poder y ha dejado de escuchar al pueblo pobre que depositó en él su voto y su confianza; se ha convertido en un hombre inútil.
La cruda realidad que azota al país y al mundo entero, requiere de hombres con una ideología clara y que estén científicamente preparados al frente de la batalla; en este sentido al señor Andrés Manuel López Obrador le ha quedado grande el puesto. A casi cinco meses de estar advertidos mundialmente del coronavirus, las medidas sanitarias, tecnológicas, científicas y económicas han sido precarias; no se ha hecho más que recetarnos estampitas religiosas y una serie de recomendaciones simplonas para protegernos de este enemigo invisible.
Como si esto no fuera suficiente, se nos recomienda no salir de casa, no exponernos al contagio, porque en caso de que esto ocurra la responsabilidad es nuestra y no del gobierno que no brinda pruebas de detección del covid–19 a toda la población ni aísla de manera efectiva a los contagiados. Nuestra tarea en estos meses es quedarnos en casa, no importa si eres vendedor ambulante o trabajadora doméstica, si vives al día o tienes un sueldo, debemos de quedarnos en casa y no olvidar nuestra obligación de pagar el recibo de luz, el agua y todos los servicios.
Las medidas del gobierno morenista se limitan a repartir despensas únicamente a sus simpatizantes, se le ha olvidado que en una democracia el gobierno debe servir a todos por igual y no solo a sus simpatizantes. ¿Y qué ocurre con miles de familias que no pueden quedarse en casa porque ni en casa están seguros? Viven hacinados en cuartos pequeños, quedarse en casa para ellos es morir de hambre pues viven del trabajo informal, en otras palabras, si no trabajan no comen, para ellos no hay soluciones viables que les ayuden a pasar la cuarentena sin padecer hambre.
Otra medida recientemente tomada por el Gobierno federal fue apoyar a la población con créditos bancarios, lo que resulta el colmo del descaro; ¿cómo puede pensar una familia en cobrar un crédito, si a largo plazo le generara más problemas que beneficios? Trabajará para saldar su deuda un buen tiempo.
México se encuentra en la lista de los países más ricos del mundo, garantizar la salud de los mexicanos debería ser un problema que se pudiera resolver. Pero a pesar de este terrible capitulo en la historia de nuestro país, el presidente de la República ha decidido y anunciado, en una de sus mañaneras, que no va a cancelar ni temporalmente algunos proyectos que actualmente no son prioridad, como el Tren Maya, el proyecto en el Istmo, becas para los ninis, construcción de aeropuertos, por mencionar algunos, los cuales requieren una inversión monetaria que por el momento representan un verdadero despilfarro y una burla. Este dinero bien podría ser utilizado para la compra de equipamiento de calidad en los hospitales de todo el país, y no la chatarra que recientemente se otorgó al servicio médico, una inversión en salud e insumos representarían una decisión importante y digna de reconocer del presidente y su gabinete.
Pero, al parecer, lo único que al señor le interesa es mantener seguros a sus votantes dándoles dinero en forma de dádiva, pues sabe que ha perdido fuerza y popularidad; quizá por ello el pasado lunes cumplió otra de sus promesas de campaña en plena contingencia, la aprobación de la llamada Ley de Amnistía que perdonará delitos menores; evidentemente, el interés es asegurar más votos y simpatía ahora que se ha puesto en tela de juicio su liderazgo, bajo la excusa de disminuir el riego de contagio en las cárceles. Señor Andrés Manuel, la causa del delito de toda la gente que se dejará en libertad es la pobreza, y usted los ha alejado del rayo para caer en el relámpago, porque aquí afuera también nos estamos muriendo de pobreza, injusticia, desigualdad, hambre y covid–19. Mientras tanto, la pandemia y sus consecuencias avanzan; el pueblo sigue en la disyuntiva: se quedan en casa para no contagiarse, pero con el riesgo de morir de hambre, o sale a trabajar para poder comer, aunque eso implique un posible contagio y, quizá, la muerte.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario