MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los jornaleros, explotados y sin derechos laborales

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A propósito del inicio de los ciclos agrícolas de este año en Sonora, a donde llegan miles de jornaleros eventuales a sus grandes campos agrícolas para cultivar la uva de mesa, el espárrago, el trigo, la soya, la nuez y algunas verduras, escribo estas líneas con el propósito de evidenciar y denunciar las paupérrimas condiciones que deben soportar los jornaleros agrícolas, la mayoría migrantes del sur del país, que vienen a ganarse unos pesos y regresar en unos meses a sus estados de origen. Nuestro firme propósito es y será, que mientras haya una injusticia laboral en contra de un sector tan productivo y al mismo tiempo tan vulnerable como es el jornalero agrícola, no debemos callar y seguir exigiendo mejores condiciones, aunque a veces nuestro grito de protesta pareciera que nadie lo escuche, pero un día tendrá eco y la realidad de los hombres, mujeres y niños que producen una gran parte de la riqueza en el sector primario, tendrá que cambiar para bien. El jornalero agrícola es aquel que percibe un salario diario o semanal por su fuerza de trabajo en el campo, viviendo con bajos salarios, incertidumbre jurídica, largos periodos de desempleo, pobreza extrema, sin servicios de salud ni educación, mala alimentación, condiciones insalubres y soportando climas extremos. El jornalero forma parte de la cadena productiva del sector primario, principalmente en las actividades agrícolas, como sabemos la región noroeste del país es una zona de atracción laboral de jornaleros agrícolas temporales donde viven en condiciones de marginación, explotación y exclusión. Donde cada año los migrantes llegan en grupos, vienen con los enganchadores al frente, en busca de trabajo mejor remunerado y mejores condiciones de vida.

Son múltiples causas históricas, económicas, gubernamentales, sociales culturales, políticos, identidad, por las cuales son excluidos de empleos formales. Sus condiciones de migrantes y de trabajadores temporales los aprovechan las empresas agrícolas para violar sus derechos laborales y prestaciones de ley, sometiendo a prácticas de explotación laboral y económica a la mayoría de los jornaleros eventuales. Nuestra Constitución contempla en sus artículos 2, 3, 4 y 123, derechos de identidad e inclusión, educación, vivienda, salud, medio ambiente adecuado y derechos laborales. La Ley Federal del Trabajo contiene la regulación que debe contener el contrato de trabajo que rige a los jornaleros agrícolas, respecto de las actividades productivas que desempeñan en el campo por jornada, salario, salario mínimo, trabajo de mujeres y menores. En el Capítulo VIII, artículo 279, reconoce a los jornaleros como trabajadores eventuales o estacionales, personas físicas contratadas para laborar en explotaciones agrícolas, ganaderas, forestales, acuícolas por tiempos determinados. Muchos de los derechos laborales de los jornaleros plasmados en el papel se han convertido en letra muerta, algunos derechos son: el pago de su salario será semanal en el lugar donde preste su servicio, al trasladarse fuera de su vivienda, el patrón debe proporcionarle habitaciones adecuadas e higiénicas de forma gratuita para él y su familia. Proporcionales agua potable y servicios sanitarios durante la jornada laboral. Brindarles servicios médicos a él y su familia, recibir medicamentos y materiales de curación gratuitos. Contar con un seguro de vida durante su traslado y la jornada laboral. Celebrar su fiesta patronal apegada a sus usos y costumbres. Garantizar al trabajador y sus familiares la educación básica. Brindarle transporte gratuito, cómodo y seguro de su vivienda al lugar donde trabaje. Contar con servicio de guardería para sus hijos. Derecho a la seguridad social en los términos y condiciones que establece la ley. Estas leyes deben hacerse cumplir en los hechos por los gobiernos en turno, pero no es así, desde que los dueños de los medios de producción se hicieron del poder económico y posteriormente del poder político e ideológico el poder estatal ha servido para garantizar y proteger a los que explotan a la clase trabajadora, permitiendo trabajar en condiciones miserables con salarios de hambre y eso pasa cada ciclo agrícola en Sonora.  Los gobiernos anteriores y el actual, no hicieron ni están haciendo nada para fortalecer, vigilar y hacer cumplir los derechos laborales, incidiendo en mejorar la alimentación, salud y educación, mediante la reducción de las condiciones de vulnerabilidad que enfrenta la población jornalera agrícola y su familia.

Del total de la población económicamente activa en el sector primario en el 2018, el 12.3 %, trabajaba en el sector formal y el 87.7% en el sector informal, de 3,752,003 trabajadores; 2,973,319 son trabajadores subordinados y asalariados y 778,684 no percibieron ninguna remuneración económica, solo en especie. Suman 2,476,739 trabajadores (que representa el 83.3%) de los jornaleros perciben de 1 a 2 salarios mínimos y 395,213 jornaleros (13.3 5%) ganan de 3 a 5 salarios mínimos. El estado de Sonora ocupa el sexto lugar en ocupación de jornaleros con 155,506 jornaleros convirtiéndose en una zona de atracción donde llegan miles de trabajadores en su mayoría de los estados de Oaxaca, Puebla, Guerrero y Chiapas, a las principales zonas del mercado de trabajo en Sonora: Navojoa-Huatabampo, Cajeme, Guaymas, Empalme, Pesqueira, Hermosillo y Caborca. Los empleos que se realizan en estas regiones, están sujetos a que el trabajo es por tarea y el esfuerzo se relaciona con la magnitud del esfuerzo diario, por tanto, la oferta de trabajo es estacional e intermitente y explotación. Hasta ahora se han quedado en letra muerta los buenos propósitos pronunciados en discursos demagógicos gubernamentales y empresariales, como el de la mejora salarial, el fomento del empleo formal de calidad, el impulso de la productividad y garantizar la protección de los derechos de los trabajadores. A pesar de las restricciones que existen en materia laboral, el trabajo infantil agrícola persiste, sumando a que los riesgos y peligros laborales en la agricultura tienen un impacto más grave en las mentes y los cuerpos inmaduros de los niños, Los niños trabajan mayoritariamente en temperaturas extremas, sin la protección apropiada, es una realidad que no se puede esconder y que ahí está presente en cada uno de los campos agrícolas y ganaderos del noroeste del país. Retos pendientes por resolver para el actual proyecto de la 4T en nuestro estado.

La falta de educación política, de organización y de lucha en los trabajadores, ha permitido que los grandes tiburones de la producción agrícola que hoy tienen el poder político y económico se queden no solo con la riqueza social, sino obliguen a los trabajadores temporales a laborar en condiciones inhumanas y no cumplan con las condiciones laborales que la ley estipula. La mayoría de nosotros sabemos de las terribles condiciones en que trabajan los jornaleros agrícolas en los grandes campos de Sonora y quiénes son los dueños que año con año amasan más fortuna, gracias a ese terrible ambiente laboral. Por ello debemos de empezar a luchar para cambiar la realidad laboral en el campo de nuestro estado y el país, obligando a los dueños de los ranchos y al gobierno a proporcionar mejores condiciones laborales para el jornalero y su familia, formando una vanguardia de trabajadores que sean capaces de aspirar y construir un modelo social diferente, donde la riqueza se reparta equitativamente para todos y nos solo se quede en unas cuantas manos como ahora. Aquí tenemos una causa más por la cual luchar, manos a la obra.

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