Según algunos de los actores principales en la vida política y económica del mundo, vivimos en una época histórica que se puede considerar de tránsito hacia un modelo económico superior al neoliberalismo, que está en su fase terminal. De hecho, la lucha que se libra por parte de Estados Unidos (EE. UU.) a la cabeza de la OTAN, contra las potencias emergentes como Rusia y China, es la manifestación de la realidad en la que se sustentan esas opiniones acerca de la cambiante realidad.
Esa batalla, entre los países controlados por las elites económicas que promueven el neoliberalismo acumulador de riquezas en pocas manos, busca un mundo unipolar, y quienes luchan por un mundo multipolar y más equilibrado en el que las grandes mayorías se beneficien de la riqueza que se produce socialmente, se presenta también de forma local en la inmensa mayoría de los países del mundo.
Y esto es así porque, en efecto, el neoliberalismo es un modelo que ha resultado asombrosamente eficiente para generar riqueza, pero totalmente ineficiente para distribuirla equitativamente en la sociedad, y los países que llegaron primero a desarrollarse lo hicieron sobre la base de la conquista y el saqueo de las naciones más atrasadas, esta rapiña les permitió adueñarse de las riquezas naturales y encontrar mercados para los productos de su capitalismo desarrollado, con lo cual pudieron dar, de cierta manera, mejores condiciones de vida a sus habitantes, como por ejemplo Inglaterra o Estados Unidos. Estos países, de manera interna, con esta cierta felicidad de su población, han podido obtener el control, pues se sostienen sobre la base del supuesto bienestar que brindan a sus habitantes.
Una situación totalmente distinta le sucede a los países que no lograron desarrollarse y que, por tanto, se convirtieron en coto de casa para las potencias capitalistas, pues ya sea por la fuerza de la conquista, la intervención con golpes de estado o poniendo gobiernos afines, se fueron convirtiendo en naciones dependientes del dictado del imperialismo mundial y sus instituciones como el FMI, el BM o de sus organismos represores como la ONU y la OTAN. De tal forma, que el desarrollo económico está determinado por la naturaleza del país y la región en se ubica, pues entre otras cosas, esto determina a su vez, el tipo de influencia por la táctica o método que de los poderosos pueden usar para controlar al país en cuestión.
Pues bien, México, desde que nació como un país independiente en la época moderna, después de la Guerra de Independencia, sufrió los estragos del intervencionismo de Estados Unidos y de las potencias europeas. Dos décadas después, perdía más de la mitad de lo que hoy su territorio a manos de nuestro vecino del norte y para los años 60, de nueva cuenta se abalanzaban sobre nosotros, y fue gracias al nada desinteresado apoyo de Estados Unidos que pudimos liberarnos de la invasión francesa. Desde entonces a la fecha, el nuestro ha sido un país capitalista dependiente en el que se conjugan, como dijo Marx, de Alemania, los males del atraso feudal con los del desarrollo capitalista de punta, de tal forma que nuestra población es gobernada por una clase capitalista nacional que gobierna bajo los designios del imperialismo estadunidense.
Por lo tanto, los norteamericanos nos han invadido económicamente mediante la conversión de nuestro país como su maquiladora que exporta el 80 por ciento de lo que producimos e importa el 60 por ciento del vecino del norte. Eso y no otra cosa nos tiene atados a Estados Unidos. Esto se puede probar con las amenazas de aranceles a nuestros productos en la época de Trump, o la intervención de las agencias antidrogas y el papel de servidor y primera línea de defensa ante la imparable ola migratoria de personas provenientes de Latinoamérica.
¿A qúe viene todo este pretencioso planteamiento? Pues que la explicación profunda del rumbo que lleva la economía y con ello todo en nuestra sociedad está determinada por la naturaleza de esta dependencia y, por ende, está sujeta al proceso de desarrollo del capitalismo estadunidense; por tanto, solo entendiendo esta situación podrá entenderse el desarrollo de nuestra política y del obradorismo en concreto, pero sobre todo, el papel que juega en nuestro desarrollo histórico.
Esto se vuelve tanto más importante y urgente, porque a cuatro años de este accidente político de nuestro país y a pesar de los arrepentidos que creyeron en las cuentas de vidrio de la 4T y de los sectores que por no entender que su apoyo al obradorismo basado en el agradecimiento al beneficio que reciben de los supuestos apoyos, sin importar que se recorten los recursos a diversos servicios y obras públicas de mayor importancia e impacto, es en realidad un verdadero y pérfido engaño del que son víctimas por su inconsciencia y su atraso político.
Y es asi, porque a medida que la 4T va tomando control de todas las entidades federativas, asegura por lo menos su permanencia en el gobierno del país el próximo sexenio y, con ello, el sometimiento de las mayorías empobrecidas a las exigencias y necesidades del gran captial nacional subordinado al extranjero, con lo que seguiremos empobreciéndonos cada vez más.
Por lo tanto, los vientos de la recesión que amenaza este 2023 nos golpearán con mayor fuerza, pues se han desmantelado los restos del estado de bienestar con que contábamos en nuestro país y se hace necesario que las masas populares despierten de su letargo.
Quizá se me acuse de hablar, con mi ignorancia a cuestas, sobre temas de la ciencia económica que poco o nada entiende la sociedad maltratada. Pero en mi descargo, diré que la historia reciente y la realidad que describía en el mundo, ya nos ha dado señales de lo que está ocurriendo y lo que puede pasar. Y, lamentablemente, si estas pretensiosas palabaras en las mal hiladas ideas mías, no surten ningún impacto, la realidad que no perdona y que golpeará sin piedad, cada vez más fuerte, nos hará reaccionar.
Pero el suicido social, no debe ser destino de ningún pueblo, más nos vale empezar a tiempo. Un importante sector de nuestra sociedad cada vez parece entender que se nos está haciendo tarde y corrige que la llamada oposición no es la solución, sino la causa de la política morenista, que lo que se necesita es una nueva clase política y urge encontrar la ruta de su formación. Nosotros estamos listos.
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