MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Mezquital, durante y después de la pandemia

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Platicando con amigos y conocidos que trabajan en los hospitales de Durango capital, pero sobre todo del Mezquital -que es el municipio al que va especialmente dedicado el presente trabajo-, coinciden en que no estamos preparados para resistir un brote como el que se ve venir en los próximos días y que, si los hospitales siguen así, la covid-19 podría devastarnos. La constante es: no hay insumos en los hospitales, no hay equipo para la protección de los médicos y enfermeros que son el primer contacto, y aunado a ello, la gran mayoría de estos trabadores tienen un sueldo inferior a los 3 mil pesos y sin seguridad social, lo que quiere decir, que si llegaran a enfermarse, estaría en riesgo su vida. En resumen, existe el problema de no poder atender a los pacientes, por un lado, por la falta de insumos y espacios en los hospitales, y por el otro, la falta de equipo necesario para los médicos y enfermeros que sin este, no resistirían mucho tiempo.

Pero este no es el único problema, hay otro, quizás más grave, porque nos afecta a todos, y este es el económico. Los que saben de economía han coincidido en que se trata de una de las crisis más profundas en la historia de México y del mundo, incluso, peor que la del Crac del 29 que fue devastadora no solo para Estados Unidos, sino para todo el mundo.

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Después de la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República, no podíamos crecer siquiera el 1 por ciento. En Mezquital, donde la gente vivía esencialmente de los programas gubernamentales, porque no hay empleos en el municipio, se venían agravando las cosas, el número de habitantes en pobreza rebasaba los 37 mil, que representan el 91 por ciento de los mezquitalenses; comunidades enteras se estaban yendo a buscar el sustento a otros municipios y estados, muchos niños habían dejado la escuela para acompañar a su familia en busca de una vida mejor, las llamadas casas de salud ubicadas en las localidades grandes se habían convertido en cajones vacíos, muchas vidas se estaban perdiendo a causa de enfermedades curables porque dichas casas de salud dejaron de tener medicamentos; los caminos y carreteras se estaban destrozando por la eliminación de rubros del presupuesto federal, como el ramo 23, pero hoy, con esta nueva crisis, las cosas no solo no van a mejorar, sino se van a agravar drásticamente. Ahora las víctimas ya no serán a causa del coronavirus, serán a causa del hambre, literal. Por lo pronto, en Durango, a estas alturas, se habla ya de alrededor de 50 mil empleos perdidos, más los desempleados que ya había, ¿Se irán a recuperar? Lo más seguro es que quien sabe.

¿Y qué hacer en estas circunstancias? El Movimiento Antorchista, amparándose en el artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que obliga al Estado a garantizar que haya alimentos en los hogares, ha lanzado una propuesta para que los tres órdenes de Gobierno, pero en especial, el federal, implementen urgentemente un programa de distribución de alimentos necesarios para todos los afectados por esta pandemia, sin distingos; de no hacerlo, existe el riesgo de un estallido social, que en lo personal no apoyaría, pero esto del confinamiento no puede durar mucho si no hay alimentos.

Hasta ahorita hay oídos sordos por parte de la autoridad, y seguramente esa será la tónica en lo sucesivo. Por eso, hoy más que nunca, es indispensable la creación de un nuevo partido político que se encargue de recoger las demandas más urgentes del pueblo trabajador y llevar a un hijo del pueblo a gobernar esta nación, con sabiduría y un gran corazón, porque, de otra manera, las cosas seguirán igual. Preparémonos para eso y a la par, luchemos por la entrega de alimentos para todos

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