Cuando un gobernante no hace bien su trabajo, es común escucharlo continuamente ensalzar y exaltar lo que él cree que hace bien, aunque en la realidad sea lo contrario; esto viene a cuento porque el actual Gobierno federal, en voz del presidente, Andrés Manuel López Obrador, no se cansa de decir que ahora contamos con un servicio de salud diferente, mejor que el anterior, y que hasta el que no cuenta con seguro social ahora podrá solicitar el servicio médico en cualquier hospital público.
Los mexicanos cuentan para atender sus problemas de salud con lo que hoy se llama INSABI, anteriormente conocido como Seguro Popular, y el Seguro Social o IMSS, como también se le conoce. El Seguro Popular, si bien es cierto que no era un sistema de salud como el de Finlandia, sí ayudaba a la gente más pobre, a la más jodida entre los jodidos, atendía a todo mundo y para ello os pacientes recibían una boleta para que se presentaran a revisión médica periódicamente, aunque había enfermedades que no cubría. Con sus deficiencias y limitaciones, pero era una ayuda, servía a los más pobres, pero llegó la 4T con el argumento de que era un sistema que se prestaba para la corrupción lo desapareció para crear lo que se conoce como INSABI.
Con este nuevo sistema de salud, López Obrador prometió un sistema de salud diferente, parecido al de Suecia o de Finlandia, países que figuran dentro los más adelantados en la prestación de servicios públicos de salud para sus ciudadanos.
Entiendo que la sanidad o buena salud, la cobertura y la calidad, son algunos de los factores más importantes para ver si se garantiza la salud de los ciudadanos. La idea, pues, de alcanzar un sistema de salud parecido al de los países europeos no está mal, el problema es si realmente el Gobierno mexicano cumple con lo que prometió.
En seguridad se nos dice que no hay problemas de violencia e inseguridad, que los mexicanos vivimos felices, cuando todo mundo ve los crímenes sumarios, que, ¡ojo!, solo en los tres años del actual gobierno ya van 114 mil homicidios dolosos. Se quieren presentar las cosas de una manera diferente de como realmente suceden.
Entonces, en el caso de la salud es algo parecido, idéntico, por ello me interesa poner de relieve algunas cosas para confirmar lo ya dicho.
En cuanto al ataque a la pandemia, México es de los países que presenta las cifras más altas en el número de fallecidos en personal de la salud, con 4 mil 517; la cifra total de mexicanos fallecidos llega casi a 320 mil. Estos son los datos oficiales, pero, hay científicos que señalan que las cifras reales son muy superiores.
Todo esto representa un fracaso del sistema de salud, muestra de una política oficial errónea para combatir la pandemia de covid-19, carencia de equipos de protección para trabajadores de la salud, la falta que hubo de ventiladores, cuidados intensivos, no se hicieron pruebas masivas, carencia de infraestructura hospitalaria adecuada, mucha gente no se atendió por desconfianza en los hospitales públicos. Se rechazó la importancia del cubre bocas y no se impidieron aglomeraciones; en pocas palabras, los muertos, la espeluznante cifra de fallecidos se debe a las malas condiciones de los hospitales públicos y a la mala política sanitaria del Gobierno mexicano.
Y, finalmente, para reforzar lo anterior, citaré dos casos que aumentan el agravio del pésimo servicio de salud para los mexicanos y, en particular, para los que viven en Nayarit.
El primero, aparecido en elsoldenayarit.com.mx del 24 de febrero dice: “Una madre desesperada pide ayuda a la sociedad y a las autoridades para conseguir el medicamento que su hija necesita ya que sufre de leucemia. La menor se encuentra internada en el Hospital Civil de la ciudad de Tepic en el área de terapia intensiva, su estado de salud se reporta como grave, por lo que necesita el siguiente medicamento: ANFOTERICINALIPOSOMAL100mg120m
El segundo, lo documenta una nota informativa, del pasado tres de marzo, publicada en lajornada.com.mx “Tepic, Nay. Personal del sanatorio privado Guadalupe, ubicado en el centro de esta capital, sacó a la calle a una mujer que se encontraba herida por arma punzocortante porque no tenía dinero para pagar; la fémina falleció minutos después en la banqueta donde fue abandonada”.
Los dos casos son bastantes conmovedores e indignantes porque resaltan la impotencia del pueblo ante los problemas de salud; esta es la realidad que viven el pueblo de México, no hay medicamentos para tratamientos de leucemia, y tampoco hay medicamentos para niños con cáncer, como ya se sabe desde hace muchos meses ¿Por qué no hay medicamentos? ¿Por qué no se destinan importantes sumas de dinero para atender estos casos que tanto laceran a las familias para corregir el problema de desabasto? No se puede aceptar el desbasto con culpar al pasado, el problema sigue presente y no se resuelve.
El caso de la señora que muere en la calle es estremecedor, se le trató como si fuera un perro, esto pasa en un mundo donde si tienes dinero te curas, si no lo tienes, muérete en la calle. El dinero es el que manda, el que abre puertas y el que permite que te atiendan en un hospital. Esto contradice el discurso presidencial de que la atención en salud será igual para todos, los hechos hablan de otra cosa.
Por todo lo anterior es correcto decir que el presidente fantasea, dice disparates cuando habla de que ahora la atención a la salud de los mexicanos está mejor, no creo que no sepa lo que está pasando, pero querer hacer ver las cosas color de blanco cuando son negras, es grave, sobre todo porque no se corresponde con la realidad y porque el más perjudicado es el pueblo, el mismo pueblo que lo encumbró y al que ahora le está mintiendo para justificar su incompetencia.
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