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REPORTAJE | Bordado y tejido, tesoro de las tradiciones huitziltecas

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* Los hilos que trazan la memoria huitzilteca son el latido oculto de un pueblo que convierte el arte en resistencia silenciosa y belleza cotidiana

Huitzilan de Serdán, Pue. Hilos que tejen tradición, que se combinan para formar un colibrí, un patrón, algún elemento de la cultura mexica o de la naturaleza circundante; chaquira que resplandece con los rayos del sol; blancura de las blusas y enaguas que contrasta con los pintorescos bordados y tejidos, resaltando la belleza de la mujer huitzilteca.

Son los bordados en hilo, chaquira o estambre; son los tejidos con gancho y, en especial, en telar de cintura: dos grandes tesoros de la cultura huitzilteca que le dan identidad al pueblo náhuatl y son parte de sus tradiciones ancestrales.

Se trata de raíces del pueblo huitzilteca, conocimiento que pasa de generación en generación, belleza que se materializa en bordados de historia y tejidos de cultura.  

Ofelia Santiago Bonilla, originaria de la comunidad de San Miguel del Progreso, estudiante que acaba de concluir el primer año de secundaria, siente el orgullo de aprender el bordado, una de las tradiciones más bellas de su pueblo y que le ha enseñado su madre.  

“Me parece bien aprender este tipo de actividades. Mi mamá me dice que debemos aprender para que, cuando seamos adultas, no perdamos esa tradición de bordar”, manifestó.

Ofelia se destaca en el bordado de pepenado y se presentó, por primera vez, en la pasada XVI edición del encuentro de bordados, que se llevó a cabo en el marco de la Feria Huitzilan de Serdán 2024.  

“Esta vez hice unas florecitas; también hay otras, como la chaquira. Mi mamá siempre compra los materiales y después ya me los da para que los use. Sólo bordo en mis espacios libres, porque estoy estudiando en primero de secundaria. Además del pepenado, también hago pulseras. A los jóvenes les diría que aprendan sobre los bordados para que no se pierdan nuestras tradiciones”, expresó.

Las manos de las mujeres huitziltecas son atezadas; muestran signos de experiencia, de mucho trabajo y de una habilidad impresionante para bordar o tejer. Estas manos son un ejemplo claro de su gran capacidad para aprender de sus antepasados, pues han aprendido a tejer historia, a materializar en un bordado la belleza de la naturaleza.

Paulina Manzano Bonilla no siente vergüenza por practicar esa tradición que ha pasado de generación en generación en su familia; al contrario, le llena de orgullo porque engrandece a su pueblo, engrandece sus tradiciones.  

“Mi abuelita se dedica al bordado; a mí también me gustó y por eso aprendí. A nosotras nos gusta que conozcan lo que hacemos, que no les dé vergüenza y que sigan participando. Yo bordo chaquira; también conozco el pepenado”, enfatizó.

Joaquina López Felipe, también de la comunidad de San Miguel del Progreso, lleva más de una década trabajando con el telar de cintura, lo cual aprendió de su suegra. 

Cuando teje, lo hace con mucho cariño, esfuerzo y dedicación, ya que para ella y para sus compañeras que se dedican a esta tradición, representa una fuente de ingresos.

La mujer huitzilteca destaca por su belleza, por su vestimenta en la que incorpora preciosos diseños en sus bordados y en las fajas que adornan sus enaguas. Son grandes luchadoras y han ocupado un lugar importante en la historia de progreso de Huitzilan de Serdán.  

Ahora trabajan con la tranquilidad que les brinda el proyecto de desarrollo y progreso con el que, desde hace 40 años, trabaja el pueblo organizado de Huitzilan de Serdán, y que ahora también les permite transmitir a sus hijos la tradición ancestral del bordado y el tejido.

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