MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Revocación o ratificación?

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Estamos a unos días de que se lleve a cabo la revocación de mandato que propone el presidente de la república, y los medios de comunicación que rotan al servicio de la 4T no dejan de insistir a la ciudadanía que ser parte de este ejercicio de participación ciudadana, es sin dudarlo un acercamiento profundo al control democrático que se ha ido implementando en México.

Al respecto, los puntos de vista son cada vez más aislados, algunos coinciden que es importante la participación de la ciudadanía para efectuar la voz de los mexicanos, pues el votar también en contra es también tener una oportunidad de demostrar el descontento ante un gobierno que presume tener más del 70% de aprobación; sin embargo, hay quienes prefieren etiquetar este ejercicio como una simple campaña electoral permanente; y otros simplemente prefieren no hablar del tema.

2019 fue el año en el que se reeditó el decreto 240 de la reforma constitucional para perfeccionar dicho ejercicio, en este documento se explican dos importantes puntos, el primero: la revocación de mandato debe ser solicitada por los opositores y por la ciudadanía en general, primer requisito que no es como se redactó; segundo: se debe asegurar y contar con un % mínimo para poder llevarse a cabo, mismo que ha sido demostrado no es real con las cientos de firmas que se ocuparon de personas ya fallecidas.

En otros términos, y por la forma en que está regulada, dicho ejercicio no es ahora la disputa por si se queda o se va el presidente, sino en participar o no. Como es de esperarse los miles de personas que han sido “beneficiadas” con algunos de los programas, se han visto condenadas a participar para perpetuar al presidente, pues como él mismo lo ha dicho, si se termina este gobierno, también termina lo que la 4T ha hecho. Dando entre palabras que todas las personas hasta ahora beneficiadas perderán dichos privilegios, pero esto, claro, ya lo veíamos venir.

Pero hacia dónde nos lleva este ejercicio, es realmente un ejercicio de participación, o sirve como pretexto al presidente como una ratificación de egoísmo. Han sido muchas las veces en que el presidente se declara abiertamente a retar a sus opositores y a demostrar que el pueblo no está equivocado. Considero que este ejercicio está más cerca de certificar su vanidad que de practicar una verdadera democracia.

En este sentido, participar a favor o en contra abre muchos escenarios que podrían ser una sorpresa para todos. Por otro lado, el no participar puede interpretarse como el silencio del pueblo que prefiere no ser parte de este juego “democrático”. Pero como dice el refrán en México: “Aquí no se da paso sin huarache”, y creo que vale la pena analizar qué es lo que viene después de la revocación: ¿una futura reelección?

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