En todos los municipios ha sido avasallador el triunfo de Morena, algo que era de esperarse, luego de todo el dinero que estuvieron entregando en efectivo el día de la campaña y antes de ella, por medio de apoyos sociales. Esto es algo que se esperaba, pero que muy pocos nos detenemos a pensar.
Cuando un Gobierno gana en su mayoría las elecciones, se podría pensar que todo va viento en popa, que las cosas mejorarán por el simple hecho de que piensan igual, de que están del mismo lado y de que todos caminan parejo.
Es hora de exigir que se cumpla todo lo que se nos prometió; es hora de salir a las calles y exigir a la nueva presidenta, a la gobernadora, a la edil y a todos los morenistas obras y servicios.
Así hubiera ocurrido en años anteriores, cuando el Gobierno de Marina trató con el de Tijuana, con Montserrat Caballero o con Darío Benítez, pero al parecer fueron dos de los que se les salieron de sus riendas, pues pocos avances y poco apoyo se vio.
Pero hoy hemos visto que las piezas quedaron como muchos querían; que el poder absolutista, desde el Gobierno federal hasta las mismas delegaciones en los municipios, es algo que no se puede negar.
Esta cualidad se da luego de que el PRI hiciera lo mismo durante años; hoy les toca a los mismos priistas vestidos de guinda, pero la historia se repite. Ya lo menciona en su portada el semanario nacional Buzos de la noticia: Carro completo como en tiempos del PRI, pero hoy vestidos de Morena.
En este contexto, los antorchistas debemos tener claro nuestro papel. Debemos entender que nuestra tarea sigue siendo la misma; tal vez cambiemos un poco la ruta, pero nuestro objetivo final se consolida cada vez más.
Esto nos da a todos los antorchistas argumentos para decir que estamos en el camino correcto, para demostrar que lo que dijimos durante varios años hoy se justifica y se vuelve realidad: que no hay otro camino más que la organización, la unión y la certeza de que nuestro camino es el correcto.
Escuchamos durante más de seis meses que las cosas van a ir mejor, que se construirá un segundo piso de la Cuarta Transformación, escuchamos que se concluirán “proyectos” que están a medias, escuchamos que todos seremos atendidos, que no habrá represión y que “la Cuarta Transformación continuará”.
Es nuestra hora: es la hora de exigir que se cumpla todo lo que se nos prometió a los mexicanos; es hora de salir a las calles y exigirle a la nueva presidenta, a la gobernadora, a la presidenta municipal y a todos los morenistas obras y servicios, una vida digna, seguridad, salud, educación y una economía que garantice que todos los mexicanos tengamos un plato de comida en nuestras mesas, no regalado, sino por un trabajo bien remunerado.
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