MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Se impone nuestra noble tarea

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A pesar de la propaganda oficial que pretende ocultar datos de la situación económica y de los estragos que está causando el ataque de la covid-19 en México y el mundo, la verdad se va abriendo paso y en medio de la tragedia se abren alternativas para el pueblo trabajador, que es el que sufre en carne propia el azote de la triple crisis que trajo consigo la pandemia. Asimismo, con el oscuro panorama se confirma lo que los antorchistas venimos señalando hace 46 años, o sea, mucho antes de que tomara el poder el régimen lopezobradorista y obviamente de la pandemia, que nuestro país estaba enfermo y que su enfermedad más grave y devastadora, la que estaba matando a su población y a sus capacidades creativas, era la injusta distribución de la riqueza.

Ahora, la pandemia está haciendo aflorar escandalosamente toda esa problemática, y las advertencias se hacen realidad, como el hecho cada vez más evidente de que un puñado de ricos haya llegado a acumular hasta la ignominia, hasta el derroche y el hartazgo la riqueza nacional que producen con sus manos los trabajadores, mientras que una masa inmensa de mexicanos se debate en la desesperación y pobreza más atroz, sin contar con lo indispensable para darle una vida digna a sus hijos.

Por fortuna, hoy encontramos analistas serios y organismos nacionales e internacionales con los que coincidimos plenamente en sus puntos de vista en relación con nuestras previsiones y denuncias. Hace unos días la Oxfam (Oxford Committee for Famine Relief/Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre),  un organismo mundial dedicado a luchar contra el hambre y la desigualdad, a través de su directora ejecutiva en México, Alexandra Haas, informó que si se utilizara la riqueza que las 12 personas más ricas de México han acumulado durante la pandemia se podría cubrir dos veces el gasto programado del IMSS 2021 en servicios de salud y alcanzaría para comprar las dosis suficientes para vacunar a toda la población.

Dijo: "estamos viviendo una crisis de cuidados muy profunda que nos corresponsabiliza a toda la humanidad pero que expone en mayor medida a quienes viven en peores condiciones de desigualdad. Hablo de las personas que no han tenido oportunidad de aislarse y protegerse; o quienes no tienen acceso a servicios de salud y no han podido detectar ni tratar este virus ni otras enfermedades asociadas a la pobreza; o quienes viven en hacinamiento o sin servicios básicos como agua potable y tienen que salir para poder sobrevivir”. 

Alexandra Haas indicó que la clave para lograr una rápida recuperación es construir una economía más humana y justa. Es necesario implementar sistemas de seguridad social y construir una economía verde que evite una mayor degradación del planeta y lo preserve para las futuras generaciones. Un impuesto temporal sobre las ganancias de las 32 multinacionales que mayor riqueza han acumulado desde que comenzó la pandemia, permitiría recaudar 104 mil millones de dólares, sólo en el 2020.  Esta cantidad sería suficiente para financiar las prestaciones sociales de personas de los países de renta media y baja.

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Lo señalado por la directora ejecutiva de Oxfam México, refiriéndose a nuestro país es indudable que tiene toda la razón, pero la cuestión radica en cómo, por cuáles medios o caminos se puede lograr el cambio que ella propone, un problema nada sencillo desde luego. Su sugerencia se puede resumir como una reforma fiscal progresiva, es decir, que paguen más impuestos los que ganan más, esta propuesta coincide básicamente con 1 de los 4 puntos fundamentales en que los Antorchistas hemos resumido nuestra propuesta para un país más igualitario, menos desigual más equilibrado y estable, pero 46 años de lucha tratando de lograr avances en este terreno nos han enseñado que esto no se puede conseguir mediante la simple persuasión de los privilegiados para que renuncien voluntariamente a una parte de sus privilegios.

No está por allí la salida pues, lo que es absoluto e imparable es el crecimiento de la desigualdad entre obreros y patrones, el salario puede aumentar, pero nunca en la misma proporción y menos en la misma cantidad en que lo hace la riqueza del capitalista de ahí nace la concentración de la riqueza social. Pero, de acuerdo con las enseñanzas de los grandes teóricos del proletariado mundial, esa concentración tampoco es el mal absoluto, tiene su lado positivo, cuanto mayor sea la concentración de la riqueza, cuanto más pequeñas la élite rica y más gigantesca la masa proletaria es más cercana el momento de la revolución social, de la expropiación de los expropiadores. Sin embargo, todo avance social verdadero y toda revolución verdadera sólo pueden lograrse con la participación organizada y consciente de los desposeídos, cualquier otro camino está condenado al fracaso.

Ha llegado la hora de tomar en serio a Marx, el gran teórico de los trabajadores del mundo para lograr una distribución más sensata y justa de la riqueza social, resulta indispensable como dice Marx lanzarse a la dura, difícil e ingrata tarea de concientizar y organizar a las víctimas de la pobreza y la desigualdad, solo eso, solo la poderosa fuerza que nace de la unión en un solo haz de las miles y miles de voluntades inteligencias y energías populares dispersas por toda la superficie del país puede hacer el milagro de convencer a los poderosos para que renuncien a una parte de su riqueza y privilegios en favor de los olvidados.

Las circunstancias del momento nos obligan a redoblar los esfuerzos para dar cumplimiento a la tarea que iniciamos hace más de cuatro décadas y media y hoy más que nunca debemos realizarla con más energía, entrega, abnegación y creatividad. Los obscenos niveles actuales de concentración de la riqueza mundial son síntomas de la proximidad de la revolución por una sociedad superior, ante ello se impone nuestra noble tarea. Cumplámosla.

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