MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Seguir combatiendo la desigualdad

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En los últimos 150 años de la humanidad se han registrado 14 recesiones mundiales con evidentes consecuencias negativas para el grueso de las clases pobres del mundo. Hablar de recesión económica, es hablar precisamente, de un incremento masivo de desempleados, aumento de intereses en los créditos, disminución de la producción de bienes y servicios, disminución del consumo. En otras palabras, es hablar de más pobres.

Una recesión es una crisis financiera. La última gran recesión financiera es la que nos tocó experimentar, en carne propia, la que inició en 2020 con la pandemia del coronavirus y se prolonga hasta nuestros días, debido al desequilibrio mundial del mercado por el conflicto internacional en Ucrania. 

Factor común de cada recesión económica mundial es el incremento exponencial del número de personas en situación de pobreza y pobreza extrema. Fenómeno opuesto a la disminución de personas ricas que concentran una gran cantidad de la riqueza del mundo. De acuerdo con el Banco Mundial (14 septiembre 2022), 2022 cerró con un incremento de 75 a 95 millones de nuevos pobres derivados de la pandemia mundial, la guerra en Ucrania y hasta el cambio climático. Todos estos fenómenos, creados por el hombre, de manera concreta por la política social y económica de los capitalistas. 

Nuestro país no es ajeno a este modelo económico y social y como consecuencia sufrió también los estragos en sus clases más pobres. De acuerdo con el último censo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en 2020 la pobreza total había pasado del 41.9 por ciento, en 2018, al 43.9 por ciento, en 2020. Un incremento de más de dos y medio millones de personas. ¿Es México un país pobre en cuanto a recursos naturales? No. Por el contrario, se ubica entre las 20 economías más grandes del planeta, con vastas extensiones de tierra para cultivo, abundantes minas de plata, cobre y otros minerales, abundantes y variados productos de la tierra y de los océanos, pozos petroleros, entre otros.

El problema con el actual modelo económico sigue siendo la desigualdad económica a escala planetaria y nacional. Hablando de la más reciente crisis financiera, resulta terriblemente ilustrativo el comportamiento de las finanzas de los hombres más ricos del planeta. Aunque en principio, las fortunas de los mil hombres más ricos del planeta disminuyeron durante el inicio de la pandemia, les bastó tan sólo nueve meses para recuperar el nivel de su fortuna previo a la pandemia; mientras que a las personas en mayor situación de pobreza esto les llevaría más de una década (El virus de la desigualdad, Oxfam). Todavía más aterrador es saber que el uno por ciento de los más ricos del mundo acumula el 45.6 por ciento de la riqueza mundial (Credit Suisse, 2022).

El capitalismo lleva la desigualdad tatuada hasta la última de sus células. Y el actual gobierno morenista no ha querido combatir con seriedad este virus de la desigualdad. Un virus que se evidenció en la alta tasa de muertos por covid-19 dejados a su suerte por el gobierno. Por el incremento de pobres de 2018 a la fecha. Por su errada política social de apostarle todo a la distribución de dinero en tarjetas a la población en lugar de incentivar el incremento de la economía nacional. En su negativa a reformar la política fiscal recaudatoria de impuestos, recargando como siempre el alto cobro de impuestos a la clase trabajadora. En su desgastante y polarizadora campaña de ataque contra quienes piensen diferente a su proyecto político. En su constante ataque a organizaciones políticas aliadas de las clases trabajadoras y su asiduo llamado a la población a individualizar su lucha política.

Por todas estas razones y más, se vuelve impostergable y apremiante seguir haciendo el llamado a la población a que la única alternativa de cambio en el rumbo de la humanidad es la organización y politización de las masas trabajadoras. Que solamente un modelo económico y político que ponga por delante los intereses de las grandes mayorías: empleo para todos, salarios dignos, reformas fiscales progresivas y reorientación del gasto social; que por lo pronto, solo este reajuste social puede mantener viva la esperanza de un mundo en armonía e igualdad media. Y es precisamente este planteamiento el que hace el Movimiento Antorchista Nacional para nuestro país y para Sonora. 

La desigualdad se combate dando la lucha contra la pobreza que fustiga a millones de hogares en el mundo y el país, es por eso que las ideas de nuestra organización se mantienen vigentes a pesar del odio y la desinformación gubernamental. Los hogares en México siguen padeciendo de pobreza a pesar de la entrega de dinero en tarjetas.

Así,pues, la organización y lucha social del pueblo trabajador por alcanzar niveles de vida dignos sigue siendo la tarea principal. En un mundo caótico y lleno de basura cibernética y modas chatarra, la politización y educación del pueblo trabajador se convierte en una tarea impostergable. La llama de Antorcha hoy más que nunca se convierte en el único faro de auxilio para los olvidados de siempre. 

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