MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Sheinbaum y su búsqueda del voto joven

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A dos años de que se realicen las elecciones de 2024 en que habrá cambio de presidente de la república y Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, entre otros, el Gobierno federal, el partido Morena y sus posibles candidatos para los cargos de elección popular, iniciaron campañas electorales adelantadas con el objetivo de conseguir la adhesión y los votos de los jóvenes mayores de 18 años.

Con el gancho de “evitar que los jóvenes sean reclutados por la delincuencia organizada y en su lugar tener comunidades pacíficas” (La Jornada, 20 de abril de 2022), la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, lanzó la estrategia federal “Constructores de Paz” con la que pretende entrar en contacto con 15 mil jóvenes.

De acuerdo con la nota del periódico La Jornada, “el Gobierno federal irá por 15 mil jóvenes, casa por casa, de barrios y colonias con mayor rezago social y las condiciones más complicadas en cuestión de inseguridad en la Ciudad de México”. 

No obstante que se trata de un programa federal, y de que funcionarios federales asistieron al evento en que se lanzó dicho programa, la asignada para anunciarlo fue, precisamente, Claudia Sheinbaum. Para nadie es un secreto que es la candidata de López Obrador para sucederle en la presidencia de la república.

Con un nuevo nombre, “Constructores de la Paz”, tanto el Gobierno federal como el capitalino pretenden que los jóvenes se adhieran al programa que ya demostró que fue un fracaso, el de “Jóvenes Construyendo el Futuro”, pues a los pocos meses de haberse iniciado, muchos de los 916 mil 646 jóvenes inscritos, que recibieron 3 mil 748 pesos mensuales, junto con talleres, recomendaciones y capacitaciones para entrar al mundo laboral, abandonaron el programa porque gastaban más en trasladarse a la empresa que les habían asignado que lo que recibían de apoyo económico. Además, reiteradamente no recibían capacitación alguna porque los patrones no estaban interesados en ello. 

Hay que añadir que, año con año, el Gobierno federal ha recortado el presupuesto a dicho programa: en 2019, cuando empezó, le tocaron 40 mil millones de pesos; en 2020 bajó a 25 mil millones, para 2021 sólo le asignó 20 mil millones y en 2022 quedó más o menos igual que el año anterior; es decir, la mitad de cuando inició. 

No obstante, el gobierno federal aumentó el apoyo a los becarios jóvenes que ni trabajaban ni estudiaban y que benefició fundamentalmente a gente de entre 18 y 29 años, pero que evidentemente cada año fueron menos. 

El programa empezó otorgando apoyos por 3 mil 748 pesos, pero la gente se les fue; luego la subieron a 4 mil 310 pesos mensuales y ahora, en 2022, a dos años de las elecciones de 2024, hubo un incremento de 22 por ciento, con lo que el apoyo asciende a 5 mil 248 pesos. Cabe destacar que entre los becarios se encuentran 41 mil personas que fueron asignadas al grupo de “servidores de la nación”; o sea, comisionados para hacer operación electoral a favor de Morena, a los que les pagan un sueldo de 5 mil 248 pesos mensuales. He aquí la justificación del incremento de 22 por ciento.

Programa viejo con nombre nuevo, es la frase que sintetiza el programa “Constructores de Paz” que Sheinbaum lanzó hace unos días con el pretexto de alejar a los jóvenes de la delincuencia y construir la paz en comunidades vulnerables. La intención es loable, pero ¿por qué la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México ahora empieza a precuparse por la construcción de la paz en comunidades vulnerables, si en tres años y medio no lo ha hecho?

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), durante el segundo trimestre de 2021, seis de las 16 alcaldías de la Ciudad de México registraron un aumento en su percepción de inseguridad respecto al trimestre anterior.

El estudio reveló que la alcaldía de Iztacalco pasó de tener 67.1% de percepción de inseguridad en marzo, pero que en junio subió a 71.9%; Xochimilco pasó de 71.4% a 79.3%; Tláhuac, de 72.3% a 78.1%; Venustiano Carranza, de 64.4% a 64.8%; Azcapotzalco, 72.0 a 76.8, y Coyoacán, 50.0 a 51.1. 

Es más, ante el incremento de la inseguridad, los capitalinos han modificado sus hábitos respecto a portar cosas de valor, como joyas, dinero o tarjetas de crédito, por temor a ser víctimas de algún delito. El 56.3% de la población de 18 años y más manifestó que durante el periodo estudiado ha adoptado estas medidas.

Recientemente el INEGI reveló que, durante el primer trimestre de 2022, aumentó la percepción de inseguridad en: Gustavo A. Madero, Coyoacán, Iztapalapa, Tláhuac, Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Cuajimalpa y Cuauhtémoc.

La percepción social sobre inseguridad pública (diciembre 2021 a marzo 2022) en la alcaldía Gustavo A. Madero pasó de 68.1 a 72.3%, lo que representó una variación al alza de 6.29%; mientras que en Coyoacán subió a 55.3%; es decir, 29.4% más respecto a diciembre de 2021.

En Iztapalapa subió de 76.4 a 77.8 (+1.9%); Tláhuac pasó de 65.9 a 71.4% (+8.3%); Álvaro Obregón tuvo un ligero repunte al pasar de 74.2 a 74.6 (+0.5%); mientras que registró un alza hasta 82.9%; Cuajimalpa subió de 39 a 41.7 (+6.9%) y Cuauhtémoc pasó de 61.1 a 64.4, lo que representó un alza de 6.3%.

Esos datos hablan de la poca importancia que Claudia Sheinbaum pone a la seguridad de sus gobernados. Entonces, ¿Por qué ahora sale con que va a construir la paz en comunidades vulnerables? Porque ese cuento le permitirá acercarse a jóvenes mayores de 18 años, a quienes pretende sacarles el voto para las elecciones de 2024. No hay duda, ese es el objetivo de Sheinbaum y, por supuesto que para lograrlo cuenta con el apoyo del presidente López Obrador.

Estoy segura que nadie se opone a que ese dinero se entregue a jóvenes interesados en aprender a trabajar, pues es parte de los impuestos que pagamos todos los mexicanos; pero, ese dinero es pan con navaja, pues, ni López Obrador ni Sheinbaum lo hacen con la intención de ayudar a los más desprotegidos, sino para obtener votos para perpetuarse en el poder.

Estamos de acuerdo en que ya no podemos brindar nuestro voto guiados por las ilusiones que nos sembraron en campaña; ahora, sabemos cómo se conducen y eso debemos revisarlo a profundidad, pues, ni en el país ni en la Ciudad de México ha habido resultados que favorezcan a sus habitantes; por el contrario, durante la pandemia abandonaron a su suerte a empresas y trabajadores, lo que ahora nos tiene en cero crecimientos económicos y una grave inflación. 

Pero a quien el gobierno federal sí ha dado todo su apoyo es a los poderosos richachoness del país, que son quienes controlan toda la política económica, social y política de México. Así lo hemos visto en las obras emblemáticas de López Obrador como el Tren Maya, Dos Bocas, Aeropuerto Felipe Ángeles, que no benefician en nada a los trabajadores sino a las grandes empresas contratadas. 

Por las pláticas que he entablado con gente de varias entidades federativas, me entero que muchos ya empiezan a decir que en las elecciones de 2024 “hay que castigar a Morena así como ese partido ha castigado a los mexicanos” y ya están llamando a votar por “los menos peores”. Pero esos, dicen, no son los del mal gobierno de Morena, a los que “merecen que echemos a patadas de los puestos que hoy ocupan”, dicen.

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