La casa del estudiante “Everardo Villalobos Luna” es una institución sin fines de lucro que tiene el objetivo de apoyar a jóvenes estudiantes que hayan elegido una carrera profesional que se ofrezca en Manzanillo y que no tengan familiares aquí, o que no cuenten con los recursos para pagar una renta en este puerto.
La casa ofrece hospedaje, alimentación gratuita y otros servicios complementarios. Se realizan actividades deportivas, culturales y académicas, además de viajes de estudio, como complemento importante a la educación integral de los estudiantes.
Pero concretar el proyecto ha sido toda una aventura. Les comparto.
La casa del estudiante “Everardo Villalobos Luna” es la única casa pensada verdaderamente para el uso de los jóvenes estudiantes; no existe otra igual en todo el municipio.
Se creó gracias a la asociación civil Albergue Estudiantil Graciano Sánchez, fundadora de tres casas más en el estado (la más antigua con casi 30 años de existencia); que gestionó un recurso del extinto Ramo 23, un presupuesto federal que servía para la construcción de obras necesarias en los estados.
Las gestiones se iniciaron desde el año 2016 para conseguir el terreno donde se iba a situar. Fue un largo camino bajar el recurso y después hacer que la institución autorizada, en este caso Seidum, antes Seidur, realizara el proyecto conforme a las necesidades de los jóvenes.
Como no se construyen comúnmente casas para esa causa, fueron muchas las veces que se tuvo que corregir el proyecto. Hasta que quedó lo más viable y confortable posible, pensando en la estancia de los jóvenes y sus actividades como estudiantes.
En el periodo de construcción, había desacuerdos políticos entre la presidenta municipal Griselda Martínez y el gobernador Ignacio Peralta, lo que derivó en la clausura de la obra. La pararon por falta de “permisos” por más de cuatro meses, lo que retrasó la entrega de la obra.
Para volver a poner en marcha la construcción, tuvimos que hacer varias gestiones con el Gobierno del estado y el municipio. Cuando por fin estuvo lista, nos la entregaron en periodo de pandemia, un momento complicado que no nos permitió inaugurarla.
En el ciclo escolar 2021-2022, recibimos la solicitud de los primeros moradores, que provenían de rancherías cercanas, como Venustiano Carranza, Nuevo Cuyutlán, San Buenaventura, Puertecito de Lajas y de Cofradía de Juárez Armería.
Fue hasta que empezamos a hacer uso de la casa, cuando nos percatamos de que la empresa que la construyó, elegida por la autoridad correspondiente, la dejó solo con la preparación para instalar el agua y el drenaje a la red pública, pero sin conexión.
Por lo anterior, acudimos a las instancias correspondientes a tratar el asunto. Pero en Manzanillo importa más la recaudación que el bienestar, y nos dijeron que para tener derecho a la conexión a la red pública estamos obligados a pagar el predial, donde por obvias razones quedamos detenidos, pues el monto del predial es elevadísimo, como si se tratara de una residencia.
Por tales motivos, desde hace dos años hemos tratado de hablar con la presidenta municipal: para darle a conocer el carácter social de nuestra casa y con ello, solicitarle el apoyo y establecer un mecanismo de pago que no afecte a los moradores por la falta de servicios.
A la fecha, sin embargo, nos ha sido imposible tener un acercamiento con la máxima autoridad en el municipio, pero también se nos ha negado la posibilidad de ser apoyados por las diferentes secretarías e instituciones a las que hemos tocado puerta.
Hemos ido a Catastro para esclarecer el adeudo; a Servicios Públicos Municipales para solicitarles su apoyo con el alumbrado público en los alrededores de la casa; a Capdam para solicitar la ampliación de la red hidráulica; a Desarrollo Social para solicitar apoyo con algunas necesidades sentidas en nuestra institución.
Con estas negativas, cualquiera pensaría que el gobierno y las instituciones que lo conforman, están en contra de apoyar a la juventud estudiosa y progresista.
La casa del estudiante “Everardo Villalobos Luna” es la única casa pensada verdaderamente para el uso de los jóvenes estudiantes; no existe otra igual en todo el municipio.
Cuenta con dormitorios, baños, cocina, comedor, biblioteca, área para deporte y usos múltiples, y tiene capacidad para 32 moradores. Es una institución que ofrece condiciones muy dignas para todo aquel estudiante que de verdad quiera superarse académicamente.
Pero su existencia no es ociosa, hoy en día las estadísticas dictan que la causa número uno por la que los estudiantes abandonan la escuela es la falta de dinero. Así lo destaca el Inegi en su encuesta Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior (Endems) donde el universo de estudio lo constituyeron las y los jóvenes de 14 a 25 años.
La encuesta arrojó también que los hombres desertan más que las mujeres: 54.9 % de hombres en contraste con 45.1 % de mujeres dejan sus estudios, en edades entre los 20 años (13.1 %) y los 19 años (12.8 %). La principal causa de abandono escolar es la falta de dinero (49.7 %).
En lo que corresponde a las y los estudiantes encuestados que provienen de familias con desventajas económicas, se pudo conocer que 71.8 % de los estudiantes que desertaron y pertenecían al cuartil de menores ingresos señalaron que en su familia faltaba dinero para sus útiles, pasajes o inscripción.
Por otro lado, está el grave problema de la drogadicción en los jóvenes; desde el periodo de pandemia, el consumo de drogas duras en adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años aumentó un 15 %. El consumo de marihuana subió un 17 % y el de alcohol, un 14 %.
Segregando por grupo etario se vuelve más alarmante, ya que los adolescentes de entre 15 y 17 años han aumentado más el consumo de drogas duras que jóvenes adultos.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (Encode) muestran que a nivel nacional el 17.2 % de los jóvenes de secundaria y bachillerato han consumido drogas alguna vez en la vida, en los hombres 18.6 % y en las mujeres 15.9 %.
El mayor consumo se da en los jóvenes de bachillerato, pues la prevalencia cambia de 12.5 % en secundaria a 25.1 % en bachillerato.
Si además de esto agregamos que ahora los jóvenes son los más solicitados para emplearse informalmente, podemos deducir que están en peligro inminente de abandonar sus carreras y de elegir un mal camino por falta de orientación y guía.
La casa del estudiante es, pues, una alternativa para todos los jóvenes que, sin tener las posibilidades, se han aferrado a estudiar una carrera, terminarla y convertirse en profesionistas exitosos que seguramente podrán ayudar a la sociedad en sus múltiples problemas.
Además, les ofrece un trato digno y respetuoso, por parte de todo el equipo de voluntarios que se suma a tan noble proyecto sin esperar ninguna retribución económica.
Si tú como nosotros, estás a favor de la educación y progreso de todos los jóvenes, apoya a la casa del estudiante, muy seguramente algún día nos verán haciendo colecta económica en los semáforos, o haciendo algún kermés, o rifa, o gestionando alguna necesidad colectiva.
Ojalá que todos los “dignos” representantes de la democracia que andan hoy por todos los rincones de nuestro Manzanillo lleguen a conocer nuestra casa y puedan desde sus trincheras, apoyar esa loable labor.
Y por lo que respecta a la presidenta municipal, seguiremos esperando el turno de los jóvenes; a ver cuándo tendrán la suerte de su escucha.
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