La tragedia del pueblo tabasqueño se resume en datos duros: se inundaron 16 de los 17 municipios, unos por las lluvias otros, sobre todo los indígenas, porque premeditadamente López Obrador liberó sobre ellos el agua de la presa "Peñitas”. él dice que para salvar Villahermosa, otros afirman que protegió la refinería de Dos Bocas. Están afectadas mil 396 localidades, cerca de 100 mil viviendas. Se perdieron las siembras de maíz, cacao, plátano, caña de azúcar y cítricos; los animales domésticos murieron o están a punto de hacerlo. Los damnificados llegan a medio millón, que perdieron casa y todo, sufren hambre y son presa de enfermedades respiratorias, covid, dengue y cólera.
La desatención gubernamental raya en lo demencial, porque López Obrador bien podía haber evacuado a los que calculadamente inundó. Pero no le pareció necesario hacerlo. Tampoco socorre ni rescata a los que están aislados muriendo de hambre, no reparte despensas ni establece los suficientes albergues para los desplazados. El problema es que no quiere gastar.
Tan grave tragedia se agrava por la represión, el sectarismo y la corrupción. Los damnificados desesperados por el abandono gubernamental tuvieron que realizar más de 70 bloqueos carreteros a lo largo de una semana, exigiendo atención a sus demandas. Pero la respuesta fue doble. Oídos sordos y represión. En el municipio de Cunduacán está presa la delegada municipal de Huapacal Arvely "N&rdquo, así como Sebastián, Joel, Antonio y Nehemías "N&rdquo, por participar en bloqueos de carreteras para exigir el pago del vale de 10 mil pesos ofrecidos por el presidente López Obrador a todos los afectados por las inundaciones, además les negaron el derecho a salir con fianza (reporteros del sur.com.mx
El Movimiento Antorchista de Tabasco está dando asilo a cientos de damnificados en seis locales que habilitó como albergues, y los sostiene con alimentos que recolecta casa por casa en las colonias de Villahermosa que se salvaron de la inundación. Pero el sectarismo de las autoridades morenistas llega al extremo de negar la calidad de albergues a esos locales y a los que se refugiaron ahí. En el censo de damnificados que levantaron los Servidores de la Nación, dejaron fuera a miles de inundados, a comunidades enteras como el caso de Simón Sarlat, en el municipio de Centla. También hay denuncias de que exigían hasta 500 para dar un folio en el registro de víctimas, y aún así hubo folios apócrifos.
Las inundaciones son recurrentes en Tabasco, la última sucedió en 2007 y provocó tantos daños que las autoridades federales y estatales dieron paso al diseño de un gran proyecto de obras para prevenir futuras inundaciones y dar soluciones de fondo. El problema es que empezaron algunas acciones como bordos y vasos reguladores, pero no le dieron continuidad, porque nadie quiere gastar mucho dinero en los pobres de Tabasco. Y López Obrador no es la excepción. Lo cual indica claramente que los tabasqueños necesitan hacer valer su número y su necesidad, para que de una vez por todas puedan liberarse de este flagelo que los castiga cada vez con mayor fuerza. La solución está en constituir un fuerte movimiento ciudadano que surja desde cada poblado y cada colonia, donde los vecinos elijan como sus representantes a sus compañeros más movidos y valientes, y éstos se reúnan para nombrar a los dirigentes a nivel municipal y luego a nivel estatal. Con un programa de lucha único: que se realicen todas las obras necesarias para que nunca más los tabasqueños queden a merced del agua desbordada y, en lo inmediato se atienda a los desplazados, hambrientos y enfermos con verdadera ayuda humanitaria que tanta falta les hace.
El Movimiento Antorchista Nacional ya llevó 200 toneladas de víveres, agua embotellada, ropa y cobijas, producto de las donaciones realizadas por los humildes en cientos de pueblos y colonias de los estados de México, Puebla, Michoacán y muchos más. Ahí en Tabasco mantiene cinco centros de acopio de ayuda humanitaria en los municipios de Cárdenas, Centla, Macuspana, Nacajuca y Villahermosa. Y apoyamos con todas nuestras fuerzas la exigencia de que los que tienen el dinero público, atiendan a los hambrientos y desarrapados, y realicen las obras indispensables que tanto tiempo han venido posponiendo. Es la hora de salvar a los hermanos de Tabasco.
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