A menudo el concepto de arte está asociado al de cultura. El concepto de cultura es amplio y abarca todas las manifestaciones individuales y colectivas de una sociedad. Esto significa que la cultura incluye al arte y también las creencias, tradiciones, valores y costumbres de una comunidad.
Dentro del arte, el teatro, como un elemento esencial en la evolución de la conciencia y el desarrollo de la humanidad, de un ser humano sensible, solidario, fraterno con sus semejantes. El teatro, desde sus inicios, ha estado intrínsecamente vinculado a las luchas sociales.
En la antigua Grecia, por ejemplo, las obras de dramaturgos como Esquilo y Sófocles se centraron en temas que cuestionaban la moral y el orden establecido.
En la antigua Grecia, por ejemplo, las obras de dramaturgos como Esquilo y Sófocles se centraron en temas que cuestionaban la moral y el orden establecido. Sus dramas trataban cuestiones de justicia, poder y sacrificio, abordando dilemas que aún resuenan en la sociedad contemporánea.
Estas obras no sólo divertían al público, sino que también invitaban a la reflexión sobre temas morales y éticos, planteando preguntas sobre el deber cívico y la responsabilidad individual.
Recién terminó la presentación del vigésimo tercer encuentro nacional de teatro, en el pomposo teatro de La Paz, recinto de ensueño, a donde se dio cita fundamentalmente la clase laboral de San Luis Potosí y todo México, una gran proeza del pueblo organizado en Antorcha.
Se preguntarán “¿Por qué una gran proeza?”, porque es un evento que realiza el pueblo humilde y trabajador sin apoyo económico de ningún nivel de gobierno, y contra viento y marea el evento salió reluciente; se presentaron obras de gran calado en dos categorías, amateur y semiprofesional, sin lugar a dudas, se logró el objetivo, sensibilizar y educar a nuestra gente.
Homero Aguirre Enríquez manifestó, por ejemplo, que sin recurso económico el pueblo se organiza y con actividades económicas irreprochables logra el cometido, lo cual indica que para bien del pueblo trabajador Antorcha tiene que existir y la defenderemos hasta morir, porque todo lo que hace Antorcha está encaminado a darle al pueblo lo que merece y que además de por sí es del pueblo.
Las grandes obras de los dramaturgos inmortales deben ser indefectibles, sobre todo en el contexto social donde la mayoría de la sociedad se desenvuelve, donde desafortunadamente prevalece mayoritariamente la división de clases, de explotados y explotadores, es de vital necesidad hacer del conocimiento de todo el pueblo este tipo de obras con un gran significado sociocultural y económico, que les invite a pensar y razonar permitiéndoles entender el mundo en el cual viven; darse cuenta que la vida que se lleva no es vida, mientras muy pocos tienen de todo y hasta en exceso, otros, la mayoría viven al día, tan raquíticamente que muchas veces no tienen ni para comer, ya no se diga de todas las demás necesidades para medio subsistir.
Sin duda el teatro es escenario de mensajes sociales, el teatro es cultura, engloba formas de vida de los pueblos y refleja los valores de un momento histórico, social y cultural concreto.
Si revisamos la historia escénica, contemplamos que ya el teatro de Molière criticaba los comportamientos de la sociedad de la época encarnados en los personajes caricaturescos de sus obras.
En el evento pasado se presentó Don Juan (1665) un personaje frívolo, es un hombre seductor y libertino que solo busca conquistar a mujeres para después abandonarlas. Se trata de una representación con actores y actrices del pueblo, nada más, pero nada menos, una digna representación.
De la misma manera, el teatro romántico de los siglos XVIII y XIX buscaba conmover al público a través de los sentimientos. Durante la segunda mitad del siglo XIX apareció el teatro realista con el objetivo de criticar o ridiculizar las injusticias sociales y representar el comportamiento humano de una forma cruda.
Sin duda, el teatro es un escenario de mensajes sociales y un vehículo de transmisión a lo largo de los tiempos.
A través del teatro se viven conceptos históricos, sociales, políticos, psicológicos, literarios y todo aquello que encontramos en la vida misma.
Una de las obras presentadas, me pareció un reflejo más que real del mundo contemporáneo Aquí no paga nadie, del gran dramaturgo italiano Darío Fo, procurando educar a nuestra sociedad a través de la sátira que es el arte de hacerle ridículo a alguien o algo, provocando la risa para avergonzar, humillar o desacreditarlo.
Suscribiendo a Aguirre Enríquez, “aunque dramaturgos y sus obras no transforman de manera directa nuestra realidad, sirven para reflejar los horrores e injusticias de nuestra realidad. Es por eso que Antorcha promueve el teatro, como una forma de denuncia de las grandes desigualdades que guarda la división de clase de pobres y ricos”.
Por otra parte, el dirigente del regional norte y del estado de San Luis Potosí, Lenin Campos Córdova en su participación destacó que este tipo de eventos reafirman el compromiso del Movimiento Antorchista Nacional con la lucha por los pobres de México “queremos tomar el poder político para verdaderamente lograr cambios radicales en la base económica de nuestra sociedad y favorecer a los explotados. Para cambiar esto, es necesario que crezcamos como Antorcha y nos lancemos en un gran movimiento de masas. La tarea, educar y concientizar al pueblo de su condición de gigante dormido, capaz de cambiar el destino de la nación.”
Termino mi humilde participación subrayando la mención del destacado militante de Antorcha, Abel Pérez Zamorano, “el impulso al arte viene encabezado por el líder nacional de Antorcha, el secretario general el Ing. Aquiles Córdova Morán, quien ha precisado la importancia del teatro como una herramienta de crítica social y el carácter transformador que tiene. Abramos los ojos, hay que soñar con un mundo mejor y luego iremos a construir un mundo mejor”. Viva Antorcha revolucionaria.
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