Antes de iniciar formalmente el proceso electoral de este año, en Ocoyucan se comenzó a ver y saber de la actividad que tenían los diferentes grupos de poder en su afán de colocarse en la delantera durante la contienda electoral. Los interesados comenzaron a realizar reuniones, visitar autoridades, vecinos y familiares a fin de buscar el respaldo suficiente que los avalara como la mejor opción para los partidos políticos de quienes buscaban el cobijo. Entre los propios vecinos de las distintas comunidades se hablaba de si fulano o zutano ya lo habían visitado, que perengano decía ser el mejor para ascender a la presidencia municipal, etcétera. Pasó el tiempo de precampaña y los grupos políticos eligieron a quienes consideraron sus mejores cuadros para competir por el favor del electorado y, aunque la mayoría lo hizo mediante coalición, es decir, dos o más partidos unieron fuerzas para impulsar al mismo candidato, el entonces aspirante antorchista que compitió por el Revolucionario Institucional, lo hizo sólo. Mismo tiempo, mismas reglas, mismas condiciones para todos.
Así pues, pasaron los largos y arduos meses de trabajo. Nada nuevo para el equipo de campaña del entonces candidato antorchista, Rosendo Morales Sánchez. Caminar por las calles, tocar puertas, correr bajo la lluvia, buscar sombra ante el implacable sol, platicar con la gente, escuchar sus problemas, proponer soluciones. Actividades que día a día realiza este equipo desde hace 30 años en Ocoyucan con miras de crear mejores condiciones de vida para las familias depauperadas, algunas veces en situaciones más adversas que otras, pero siempre sin claudicar.
Esto, y no otra cosa, es lo que le valió el triunfo a Rosendo Morales; quien ha dedicado gran parte de su vida a este municipio conurbado al corazón del estado y que en los últimos tiempos ha cobrado relevancia política por los proyectos inmobiliarios que aquí se han ido desarrollando. La gente lo conoce, sabe de su trayectoria política como gestor social, pues aún sin tener el poder político ha logrado a través de la lucha organizada la gestión de varios millones de pesos que se han materializado en obras, principalmente, de servicios básicos como redes de electrificación, de drenaje, de agua potable, pavimentación de calles, además de infraestructura educativa como la construcción de aulas, comedores escolares, techado de plazas cívicas, entre muchas otras más.
Esto, con el paso de los años ha ido transformando el rostro de Ocoyucan, municipio al que ahora la realidad le exige ponerse a la altura de zonas como Angelópolis, ¿o es que acaso lo pobres no merecemos también infraestructura vial de primer mundo? ¿No tenemos derechos a canchas deportivas con instalaciones dignas para la sana recreación? Pues para esto, lo ha demostrado la realidad objetiva, la gestión es buena pero insuficiente, hace falta que desde los distintos niveles de gobierno se designen de forma directa y sin mezquindades la aplicación de recursos públicos a las zonas más marginadas. Este, y no otro, es el objetivo de Antorcha a través del ahora presidente electo de Ocoyucan, Rosendo Morales Sánchez.
Sin embargo, no todos comparten la visión de crear mejores condiciones de vida para los menesterosos, que somos la inmensa mayoría. Desde el inicio de la campaña salió a la luz la estrategia de los opositores de nuestro compañero, quienes sabían que en buena lid no tendrían oportunidad: injurias, embustes y todo un discurso anti-antorchista fue el eje de sus campañas. Ninguno tuvo los argumentos para decir cómo o en qué superan el trabajo de Antorcha.
Posteriormente, apenas se dieron a conocer los resultados de la elección y hubo quienes, inconformes por no ser elegidos por la mayoría del electorado comenzaron a "indignarse", a rasgarse las vestiduras bajo el argumento de un "cúmulo de irregularidades", exigiendo al Instituto Electoral del Estado que se contaran nuevamente los votos vertidos en las urnas con la clara intención de desconocer el triunfo del candidato antorchista, pero la realidad se impuso: se ratificó la mayoría de votos a favor de Rosendo Morales. No contentos, acudieron a la instancia superior inmediata, el Tribunal Electoral del Estado, quien confirmó "la validez de la elección, la elegibilidad de la fórmula y la entrega de constancia de mayoría a la fórmula ganadora". En tres intentos al hilo por hacerse con la presidencia de Ocoyucan no lo han conseguido.
Suma y sigue. Los perdedores en las urnas decidieron unirse para llevar su campaña ahora al terreno mediático teniendo como portavoz a La Jornada de Oriente, "medio informativo" a través del cual se han lanzado ya varias amenazas de muerte en contra de miembros antorchistas, de las cuales algunas se han cumplido, como el asesinato del entonces presidente municipal en funciones de Huitzilan de Serdán, el Lic. Manuel Hernández Pasión.
Ahora, bajo el argumento de "ingobernabilidad", esta camarilla ha emprendido una campaña de terrorismo político para arrebatar a Ocoyucan el clima de tranquilidad y paz social que vive hasta ahora.
El grupo encabezado por Araceli Bautista, Fidencio Becerril y Pascual Tenahua, estos dos últimos ex aspirantes a la presidencia municipal, dicen representar al pueblo de Ocoyucan pero ¿en verdad representan a los más de 25 mil ciudadanos? Me queda la duda porque en las últimas reuniones a las que convocaron se congregaron no más de 15 personas. Sin embargo, con esa autoproclamada representatividad que dicen tener amenazaron con tomar el palacio municipal, la casa de gestión de Antorcha y provocar, posiblemente, "lo que pasó en Acatlán" (El Sol de Puebla del 10 de septiembre), es decir, violando flagrantemente el artículo 143 del Código Penal del Estado Libre y Soberano de Puebla en sus fracciones VI y VII, además del 127 y 290. No conformes con eso, también buscaron el aval del Congreso del Estado de Puebla al notificarle por escrito de sus pretensiones.
Pues bien, esta campaña no se ve para cuando vaya a detenerse. Ahora llaman a impedir la toma de posesión al presidente municipal electo Rosendo Morales. Y aún peor: hay amenazas de muerte: sabemos, como se denunció ya, que han incrementado el monto a pagar por el asesinato y que planean ya la fecha y escenario posibles. Y la pregunta obligada es ¿quién garantiza la seguridad en el Estado?
Que quede claro que los antorchistas no vamos a permitir que se nos siga agrediendo. Estamos dispuestos a dar la lucha –siempre dentro de la ley- contra quien sea necesario para defender los derechos y los intereses del pueblo pobre organizado. Todas y cada una de las autoridades competentes tienen ya el contexto de lo que ha venido sucediendo, de la campaña de terrorismo político que se ha emprendido contra las familias depauperadas de Ocoyucan que han puesto en nuestra organización su confianza y sus esperanzas de que su condición actual de vida mejore bajo el amparo de un gobierno sensible, humanista y honesto que se contrapone a los intereses oscuros de cierto grupo con harto poder político y económico que le da la confianza para usar la ley como papel de baño. Si le ataca al pueblo, el pueblo será quien se defienda.
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