La “cuenta regresiva” comenzó para un regreso a clases presencial, y con ello la tozudez de un Gobierno que no avizora los riesgos que podría tener el simple hecho de que niños y adolescentes regresen a las aulas. En estos días, ha sido noticia nacional e internacional, la postura del Gobierno mexicano que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de llamar al regreso a las aulas para el 30 de agosto, “llueva, truene o relampaguee”, sin pensar en las consecuencias.
Organismos nacionales y organizaciones como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y la Federación de Estudiantes “Rafael Ramírez” (FNERRR), quienes piden un regreso a clases seguro, donde el alumnado regrese a las aulas, pero sólo si están vacunados.
Mientras que Save the Children, organización que defiende los derechos de la niñez, ha pedido al gobierno mexicano desarrollar una estrategia para detener el crecimiento de contagios de niños. Debido a que la aceleración del contagio entre menores se aceleró en el segundo semestre. Entre el 12 de abril y el 8 de junio se pasó de 84 casos a más de 2 mil 600.
Por su parte, el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) registró que en junio se aceleró el contagio de menores de 17 años en 4.43%. Además, en México se han registrado 59 mil 127 casos confirmados y 605 defunciones a causa de la Covid-19 en este sector, de lo que va de la pandemia.
Datos de la misma Secretaría reflejan que de junio de 2021, en el país han fallecido 569 menores de 18 años por la covid-19. Mientras que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), señala que la covid-19 se encuentra entre las principales causas de muerte de los 0 a los 14 años de edad y advirtió que la variante Delta es doblemente más transmisible que el virus original, está atacando más a los jóvenes y a los niños por ser población no vacunada y estar expuestos a una mayor movilidad.
Es de alarmarse al ver estos datos que dan organismos gubernamentales y no gubernamentales. Pero tal parece que al Gobierno del morenista Andrés Manuel López Obrador, eso no es para preocupación, pues ahora se suma el hecho que declaró el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, que se le hará un reajuste al semáforo, pues al estar en rojo, no estará sujeta a restricciones a pesar de estar así y se le dará atribuciones a la Secretaría de Educación Pública, de llamar a las aulas, a pesar de tener luz roja.
A esto, se suma las recientes declaraciones que hizo el gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, donde señaló el apoyo total al presidente López Obrador para el regreso a clases, “considero que ya fue demasiado tiempo sin clases”.
Sin duda ya fue bastante tiempo, y durante el encierro han desarrollado diversos problemas, como aislamiento o depresión, pero no por ello debemos exponer al alumnado. Tan sólo en las últimas 24 horas, cifras de la Secretaría de Salud de Yucatán, señala que han fallecido 17 personas y hubo 188 nuevos contagios, que suman a la cifra estatal de 56 mil 257 casos confirmados y cinco mil 158 defunciones.
Estos datos contradicen a lo dicho por el mandatario estatal, donde señala que han ido a la baja. Pero no es así. Si tomamos las últimas dos semanas de referencia, los datos que da a conocer la Secretaría de Salud cada 24 horas, arrojan cifras similares.
La educación de los jóvenes es primordial, pero también su existencia y hay que cuidarla, no sólo de ellos, sino de toda la población. Pues esto, sin duda, es una bomba de tiempo de contagios y en los peores escenarios, de muerte de estudiantes. No debemos de permitir el regreso incierto a las aulas. Sí, ya es necesario que regresen, pero no a costa de su vida, y más si el Gobierno no hizo algo desde la primera ola de la pandemia.
Es por ello que debemos sumarnos y a hacer eco a los reclamos de organizaciones como la FNERRR, de vacunar a los estudiantes para un regreso a las aulas seguro, así como las condiciones materiales para ello, de no hacerlo, nos condenaremos a una calamidad nacional.
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