MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Un llamado fraterno al gobernador Carlos Joaquín González

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El desempleo gana terreno en Quintana Roo. Si bien es cierto que la pandemia de covid-19 provocó miles de pérdidas humanas y una crisis económica de la que aún no podemos salir, sin duda la enfermedad evidenció problemas añejos que deberán ser enfrentados de manera inmediata para promover la generación de empleos e intentar bajar las cifras de pobreza. 

Como es del conocimiento público, miles de familias de las colonias populares y comunidades de Quintana Roo, las más pobres, han externado de diversas maneras la difícil situación por la que atraviesan y la insuficiente acción de ayuda por parte de los gobiernos municipales, en especial de Benito Juárez, Solidaridad, Felipe Carrillo Puerto y Othón P. Blanco, donde se concentra la mayor población afectada.

También han manifestado la nula ayuda por parte del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, por lo que están solos ante la pandemia, sin empleo y sin alimentos, lo peor es que inició de nueva cuenta el confinamiento en la zona norte de la entidad. Quienes más recienten estas medidas son los que menos tienen, los que todos los días se arriesgas a contagiarse del virus para no morir de hambre.

También he de decir que esa gente, que sufre y que está abandonada a su suerte por parte de la autoridad federal, no tiene dinero y no tiene qué comer. La principal fuente de ingresos económicos es la actividad turística y ésta se encuentra inactiva; un ser humano con hambre es capaz de hacer muchas cosas y por lo mismo no podemos quitar el dedo del renglón. 

Preocupa el cierre masivo de empresas pues mucha gente ha perdido su trabajo. Si la gente humilde sale a las calles para realizar cualquier actividad que les deje algunos pesos, es para poder llevar algo de comer a sus familias. 

Para darnos una idea de lo que ocurre en esta entidad tomamos los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, quien informó que en Quintana Roo aumentó dos puntos porcentuales al número de personas que no tienen dinero necesario para cubrir la canasta básica, pasamos del 26.5 al 28.5 por ciento del total de habitantes. En ese tenor, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social reveló hace un par de meses que suman más de 100 mil los trabajadores que perdieron su empleo formal por cierre de empresas que causó el coronavirus, esas personas no tuvieron ingresos para alimentar a su familia. La misma Secretaría de Bienestar asegura que 575 mil 568 personas viven en pobreza y 60 mil 314 está en una condición de pobreza extrema. Dudo mucho que esos malos datos hayan disminuido. 

Esa es la realidad que hoy se vive en Quintana Roo, por ello, señor gobernador, aún está a tiempo de corregir la injusticia que lacera a miles, hablamos de ayudar a la gente que por la pandemia de covid-19 perdió su empleo y requiere de apoyo. 

Desde hace poco más de dos años le hemos  planteado las demandas de los pobres del campo y la ciudad, organizados en Antorcha, quienes enfrentan graves dificultades, por ejemplo, en Cancún, cientos de colonias están abandonadas, entre los que destacan los habitantes de la Unidad Antorchista perteneciente a la zona de Avante, cuyas familias no tienen calles pavimentadas, carecen de agua potable, una buena parte no tiene electrificación y viven en pequeñas chozas de cartón; algo similar padecen las colonias antorchistas de Tulum, Puerto Morelos y en el sur Chetumal.

En la cabecera municipal de Bacalar, la colonia La Antorcha no cuenta con ningún de los servicios antes mencionado. He de decir que, las familias desalojadas del “Fortín” están pendientes de ser reubicadas en un lugar seguro donde puedan edificar su patrimonio y así también los antorchistas de Tulum y Puerto Morelos, que sufren la falta de servicios básicos y obra social. 

Miles de familias de las comunidades de Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Bacalar y Othón P. Blanco, en el sur del estado, sufren porque las últimas tormentas y frentes fríos dejaron viviendas inundadas, cosechas bajo el agua, siniestros en animales de traspatio y ganado, y lo lamentable es que, hasta hoy, no llega la ayuda prometida como es el caso del subsidio de maíz de consumo, despensas alimenticias entre otros programas destinados a paliar las calamidades sufridas.

En octubre del 2020, en una reunión de trabajo, el mandatario estatal e integrantes de su gabinete, acordaron apoyar al campo, mejorar la infraestructura y vivienda en las colonias humildes, así como ayudar a estudiantes de bajos recursos económicos. El objetivo era beneficiar, desde ese año, a más de 35 mil familias antorchistas de escasos recursos; sin embargo, hasta la fecha no hay señales de avances en esos compromisos.

Por ello, pedimos al gobernador del estado su intervención y que a través de la Secretaría de Gobierno se den puntual cumplimiento para beneficiar a miles de familias de antorchistas que viven en precaria situación.

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