Las movilizaciones sociales ante las dependencias de gobierno llegan a interpretarse de una mala manera, y en el estado joven de Quintana Roo las administraciones, los gobernadores, han intentado hacer creer a los ciudadanos que las manifestaciones pacíficas no tienen ningún fin útil, que no sirven para nada, pero las desigualdades sociales y malas decisiones gubernamentales han ocasionado que algunos grupos tomen la decisión de alzar la voz ante las injusticias.
Muchos se han quejado que el PRI gobernó 42 años y que no tomaba en cuenta la opinión de los quintanarroenses, especialmente de los más humildes, hoy las cosas siguen siendo igual, aunque con un nuevo partido gobernando. Se ofreció un cambio que se notaría en este bello estado caribeño, pero casi a punto de terminar este periodo gubernamental no se notan grandes diferencias pues los problemas siguen aumentando, así como los afectados que cada vez son más.
Es evidente que la pandemia dejó afectaciones que fueron inevitables, pero cierto es que pudieron manejarse de mejor manera y el gobierno quintanarroense no lo hizo, su poca preocupación por este problema de salud dejó daños difíciles de reparar en corto plazo, pérdidas humanas, desempleo, falta de alimentos, etc. En la zona urbana fue donde más perjudicó, aunque en la zona rural los problemas no fueron menores, sumándole los recientes fenómenos meteorológicos que han afectado a esta región del país.
Las comunidades han perdido demasiado, tal vez no directamente por el covid-19, pero si en segundo plano, pues mucha de la gente que laboraba en las ciudades perdió su empleo con la contingencia, ni ambulantaje, ni formal, y pues para el trabajador campesino las cosas no son mejores. No hay apoyo por parte del Gobierno Federal y tampoco de las estatales, pues la mayoría de programas para las comunidades ha quedado en "stand bye" o simplemente desaparecieron y la otra razón son las fuertes lluvias que ya llevan varios meses golpeando a Quintana Roo.
Ahora empezando con los programas a la agricultura y la ganadería, que en el sureste mexicano siempre han sido de vital importancia pues los problemas ambientales son comunes en esta región generando pérdidas en el trabajo campesino, esos apoyos no se están aplicando, uno, por las malas decisiones que Morena está tomando a nivel nacional con la desaparición de estos programas que ayudaban a la población más vulnerable y dos, por la poca efectividad del gobierno Estatal ante estos problemas. Y aunque el área de trabajo en este Estado es poca con tan solo el 5.1 de la población laborando en esa rama económica, aunque podría ser más, no deja de lado el hecho de que no hay una atención apropiada para las dificultades que se están presentando.
Con toda la crisis la producción agrícola se ha visto reducida en casi un 50% pues de la siembra promedio que hay en cada municipio como Othón P. Blanco que es el mayor productor trabajando 129 mil hectáreas, ahora sólo llegó a una 75, pues en el área denominada como Riviera del río hondo las cosechas están completamente perdidas por las lluvias, de ahí el panorama desolador para los otros municipios que también dependen de este trabajo como Bacalar, Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos y Lázaro Cárdenas, donde se tienen pérdidas que nadie precisa como solventarlas.
Por eso y muchas injustas más es necesario que el pueblo quintanarroense se levante y presione a todos aquellos que no cumplan con su labor de ayudar a los campesinos, obreros y demás trabajadores.
Y si no se nota respuesta favorable para el pueblo, el pueblo trabajador será quien exija de manera enérgica a que las autoridades hagan lo que les toca, por eso las manifestaciones sociales son importantes, son necesarias e inevitables ante los malos gobernantes de nuestra nación.
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