MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¡Una vez más!, la simulación, la mentira y la hipocresía al desnudo en la Cuarta Transformación

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El presidente Andrés Manuel López Obrador, en su larga carrera como opositor a los gobiernos anteriores, siempre criticó la vida llena de lujos y excesos de los actores políticos de esas administraciones a expensas del erario público, señaló en múltiples ocasiones que estas prácticas eran plenamente conocidas por el presidente en turno y, por tanto, avaladas por el mismo. Prometió que de llegar al poder terminaría con estos actos de corrupción que tenían al país sumido en la miseria y ofereció una auteridad republicana en la forma de gobernar y de vivir, su discurso tocó las fibras más sensibles de millones de mexicanos que se identificaron y apoyaron este planteamiento justiciero, como un mecanismo para corregir todos los problemas que aquejan al país.

Ya en funciones de gobernante, su discurso en cuanto a la tan pregonada austeridad se ha intensificado y profundizado, en aras de ésta, ha instrumentado varias acciones, que más parecen formas de simulación para embaucar, que verdaderas soluciones a los problemas; se fue a vivir a Palacio Nacional con el argumento de que la residencia oficial de Los Pinos era muy lujosa, un total contrasentido, porque aquel, es mucho más ostentoso que la anterior morada presidencial; cada que tiene oportunidad condena de manera pública la vida de lujos que llevan los poderosos; ha llegado a decir que México es uno de los países que más consume artículos de lujo; también ha manifestado que los corruptos son los más extravagantes y fantoches, por eso tienen yates, autos Ferrari, comen cosas exóticas y costosas, entre muchas otras declaraciones en el mismo sentido.

Desde mi modesto punto de vista, las declaraciones presidenciales tienen aceptación en amplios sectores de la sociedad mexicana, porque es lo que el mexicano de a pie vive a diario y, el presidente lo explota mediáticamente para mantener la simpatía política a su persona, pero sus actos de gobierno van dejando cada vez más clara, su inconsecuencia política, es decir, el abismo existente entre su decir y su quehacer, porque lo que critica en sus adversarios, lo justifica en sus correligionarios e incluso en sus familiares directos, como sucedió en los casos de sus hermanos y, cuando menos el pasado viernes, no se pronunció con respecto a la reciente investigación de Latinus y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, a cerca de la vida de excesivos lujos de José Ramón López Beltrán, su hijo mayor. Las dudas son, ¿acaso el presidente desconoce los lujos de su primogénito? ¿por qué los permite? ¿no es esto, simular, mentir y caer en la hipocresía?. Él tiene la respuesta.

No es con una política de simulación y de mentiras, como se debe gobernar en estos tiempos, haría bien el presidente en no empeñarse en ir contra de la realidad mundial, como lo evidencia el informe de la OXFAM de enero 2022, en el que señala que la desigualdad social es la causa de los principales males que aquejan a la humanidad.

Algunos datos son escalofriantes, por ejemplo el que dice, que desde el inicio de la pandemia los diez hombres más ricos del mundo han duplicado sus fortunas, en contraste con los más de 160 millones de personas que en el mismo periodo, han caído en la pobreza; se calcula que 17 millones de personas han perdido la vida a causa de la covid-19 y, que las desigualdades han provocado que la pandemia del coronavirus resulte más letal, más prolongada y más dañina, agrega que la desigualdad de ingresos es más determinante que la edad a la hora de estimar si alguien perderá la vida a causa de la covid-19, millones de personas estarían vivas si hubieran recibido una vacuna. Las desigualdades contribuyen a la muerte de al menos 21 mil 300 personas por día, que equivale a la muerte de una persona cada 4 segundos.

Los datos de nuestro país se manifiestan en el mismo sentido, según el diario La Jornada del 20 de enero, “ mientras nueve de cada diez mexicanos vieron caer su ingreso con el inicio de la crisis por la pandemia de Covid-19, la riqueza de los multimillonarios del país creció 29.7 por ciento, de acuerdo con un reporte de organizaciones internacionales”; los datos del Coneval, expresan que la pobreza también se incrementó en 3.8 millones de pobres en relación al 2018 y la pobreza extrema en este gobierno aumentó en 2.1 millones de mexicanos; la pandemia también ha hecho estragos tenemos más de 300 mil decesos, de los que 9 de cada 10 eran trabajadores humildes, de bajos ingresos que no les permitieron quedarse en casa.

Cambiar el estado de cosas en nuestro país, requiere una modificación en la forma de gobernar, en la que prevalezca un reparto más equitativo de la riqueza social, mediante una reforma fiscal que genere más ingresos que se inviertan en la creación de empleos con la convergencia de capital privado y público, con salarios remuneradores y una redistribución del gasto social. Que a la vez tiene como premisa ineludible, una verdadera organización y concientización de los más vulnerables. La Cuarta Transformación, no la podrá llevar a la práctica, porque sus intereses son otros y no los del pueblo trabajador, por eso le genera falsas expectativas optimistas.

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