MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Urge reorientar a la juventud

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Mucho ha hablado el presidente Andrés Manuel López Obrador de un cambio de política respecto de los anteriores gobiernos, de una transformación radical de la vida pública. Una de las áreas en las que la 4T supone haber dado un vuelco en la atención de los problemas del país es el combate a los grupos delincuenciales que han bañado de sangre al país; dentro de este terreno, el presidente ha dicho que los jóvenes deben ser retirados del campo de reclutamiento del crimen, sobre todo el organizado; dice que la mejor forma de debilitar el sustrato del que se alimentan las bandas del crimen es dándole estudio y trabajo a los jóvenes. Fueron creados tres programas exprofeso para materializar esta idea presidencial.

Pero el hecho de que se tenga un buen diagnóstico de un problema no garantiza que se tenga la solución adecuada. El presidente acierta en que los jóvenes están nutriendo a los grupos criminales y en que es preciso arrancar de las garras de estos a la juventud; sin embargo ¿Qué solución ofrece?: “Jóvenes Construyendo el Futuro”, “Jóvenes Escribiendo el Futuro” “Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez”, mismos que dan un apoyo mensual de $5,258.00, $2,450.00 y $840.00 respectivamente, a sus beneficiarios. Pero veamos cuál ha sido el efecto de estos programas a nivel nacional, medidos por sus resultados.

“En nuestro país, más de 30 mil niños, niñas y adolescentes han sido cooptados por el crimen organizado y se estima, reciben un pago de hasta 35 mil pesos mensuales. De acuerdo con la organización Reinserta, la narcocultura, el consumo de drogas, la violencia intrafamiliar y el abandono, han sido los principales factores que han provocado que menores de edad sean integrados a las filas de la delincuencia organizada”.  Contiene una nota de Sarahi Uribe, de El Sol de México. Después añade: “El estudio señala que son los menores de edad quienes fungen como reclutadores de otros menores y no existe distribución de actividades en razón de género, edad y tipo de delito”. La máquina de reclutamiento de los criminales está aceitada y funcionando.

Por otro lado, el Diario La Razón, en nota de Jorge Butrón da cuenta de que “Organizaciones en defensa de los derechos del menor y expertos alertaron que pese a haber advertido que hay 250 mil niños, niñas y adolescentes en riesgo de ser cooptados por bandas del crimen organizado, el problema persiste, e incluso, la cifra podría elevarse este año, debido a la violencia que está aumentando en algunas entidades del país, por lo que hacen un llamado urgente para tipificar el reclutamiento involuntario como delito. A casi medio año de que la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) presentó un informe en el que se alertaba del riesgo en México, no se ha hecho nada, señaló a La Razón Tania Ramírez, directora de la organización. Añadió que lo primero es reconocer que el reclutamiento es un delito, además que los niños son víctimas, pues ellos no elijen ese estilo de vida, sino que son forzados, impulsados por diversos factores, como pobreza, abandono escolar, violencia intrafamiliar e, incluso, cercanía con zonas de influencia del narcotráfico…”. Niñez y juventud a merced de los delincuentes.

Aquí una cruda cita de por qué grupos criminales buscan gente joven: “Las vidas de los jóvenes al interior del narcotráfico son “prescindibles, sin valor, desnudas de atributos o cualidades sociales […] desechables. Son vidas expuestas al poder de darles muerte […] fácilmente olvidados porque son culpables de su propia suerte […] Son vidas indiferenciables unas de otras, fácilmente sustituibles (Córdova y Hernández, 2016, p.561).” (Revista Conjeturas Sociológicas, Sept-Dic 2017). Más claro, imposible. Hay ahora, entonces, decenas de miles de menores reclutados, hay cientos de miles listos para serlo y hay decenas de miles que ya han muerto después de haber sido reclutas.

Es en este contexto que la labor de las auténticas organizaciones de jóvenes cobra una relevancia única: la de orientar a la juventud, primero para que luchen por una mejor educación y después para que se sumen a la lucha por una sociedad de avanzada. La semana que terminó, grupos de jóvenes sinaloenses que forman parte de la FNERRR asistieron a oficinas encargadas de la cultura, el deporte y la juventud a nivel estatal, solicitando dotación de vestuario, equipamiento y transporte para deportistas, comedores estudiantiles, entre otras. Fue un primer paso que hay que completar con el tiempo y la perseverancia para que se vean resultados. Pero ese es el camino: la unión y la lucha para mejorar las condiciones de su educación, primero, para después plantarse metas más altas. No hay que conformarse con la atención sesgada y corruptora que el gobierno actual da a los jóvenes; estos no pueden conformarse con la oferta de empleos de baja calidad que se les ofrece o unos bien pagados pero que conllevan una vida de riesgos y muerte prematura.

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