MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Y sigue siendo “El Rey”

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Es imposible hablar de nuestra música popular sin mencionar a José Alfredo Jiménez, “El Rey” nacido en Dolores Hidalgo, Guanajuato, el 19 de enero de 1926 dejó para la posteridad una compilación de más de mil canciones, de las cuales, apenas se tiene el registro de poco más de doscientas. Cada una de las letras compuestas por “El hijo del pueblo” hablan de sentimientos tan profundos y humanos que es difícil no sentirse identificado con ellas.

¿Quién no ha cantado con toda la voz: Ella, Paloma querida, serenata huasteca o el Rey? La música de José Alfredo Jiménez es la voz del pueblo, hecha canción. Durante el siglo pasado y al auge de la televisión y la radio, las composiciones de José Alfredo traspasaron las fronteras y llegaron a ser conocidas internacionalmente, aunque no siempre fue así.

En los inicios de nuestra música, el corrido, era una forma no sólo de expresión sino también de comunicación, de esta forma el norte y sur del país se enteraban de lo que acontecía en el centro y cantaban aquellas historias de los grandes libertadores revolucionarios, así pues, la canción ranchera, heredera de esta tradición, inicia en los pueblos con un acompañamiento “sencillo” una melodía desgarradora y una letra que reflejaba la forma en que la gente veía a su alrededor, sus sentimientos y el trato recibido. Hay quien afirma que la canción ranchera nace con la radio y la televisión, pero esto no fue así, ya que muchos intérpretes recogieron estos cantos del pueblo y después los hicieron pasar por composiciones personales.

La era tecnológica acercó también al extranjerismo y nuestros jóvenes, en la actualidad, se ven cada vez más, bombardeados por la cultura americana haciendo que perdamos nuestra identidad. Es más fácil ver a los jóvenes consumiendo canciones de géneros “urbanos” con un monotema hecho por sintetizadores y una letra por demás soez. Lo que no sospechamos es el daño tan profundo que provocan estas “canciones” pues, se termina adoptando las creencias de estas letras y el comportamiento de aquellos a quienes nuestros jóvenes admiran, es fácil seguir la misma secuencia de actos de esas estrellitas de televisión de cabello multicolor, pantalones rotos y camisas rasgadas.

Es preocupante que nuestros jóvenes canten y prediquen los actos de estas canciones que sólo incitan a la fiesta, el sexo descontrolado, las drogas y el abuso del alcohol. Los videos musicales que acompañan a estas canciones dejan ver que “no pasa nada” que puedes vivir una vida sin responsabilidades y holgada sin rendir cuentas a nadie.

¿Qué tiene de importante, entonces la música de José Alfredo Jiménez? Primeramente, su valor histórico, José Alfredo compone en una época de auge y, sus letras, son el reflejo de los sentimientos del México del siglo XX, del amor por la patria, por el suelo en el que se nace y por la mujer que uno quiere. Son pues, datos históricos fieles, envueltos en melodía para los oídos. Por eso la gente se sentía tan identificado con sus composiciones. Y en segundo término porque son un ícono que nos representa como mexicanos en una época de gran valor para todo México.

Desde hace tiempo, nuestra organización ha invitado a volver a cantar, en la menos oportunidad, así que, ahora, cantémosle pues al pueblo, a nuestra gente, cantémosle a José Alfredo, porque dejar de cantar las canciones de José Alfredo Jiménez, es como mutilar una parte de la historia de nuestro país que merece ser contada y preservada.

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