Sin duda, la terrible noticia que recibimos hace unos días, nos cimbró y conmocionó a la inmensa mayoría de los integrantes del Movimiento Antorchista Nacional. El asesinato de dos de nuestros jóvenes lideres, Conrado Hernández Domínguez y su esposa, Mercedes Martínez; también su hijo Vladimir N., de apenas siete años de edad, por asesinos desalmados que, al terminar su fechoría, metieron sus cuerpos en su carro y los lanzaron a un barranco en la carretera México-Acapulco.
He leído cientos de mensajes de mis compañeros activistas de prácticamente todo el país, en las redes sociales, donde recuerdan como mucho cariño y respeto a nuestros tres camaradas. Todos, sin excepción se refieren a ellos como hombres buenos que no le causaban daño a nadie.
No eran delincuentes, no eran ladrones, no eran narcotraficantes, no eran asesinos; eran una pareja de jóvenes luchadores sociales con un hijo de siete años, fueron cobardemente asesinados a golpes, por el único delito de perseguir y ansiar un mundo mejor para todos los mexicanos.
Para quienes llevamos años en el movimiento, aunque nos lastima profundamente el hecho, tenemos que reconocer que estamos claros de que esta posibilidad es altamente probable, en esta lucha que por voluntad propia decidimos dar. Se me viene a la mente el recuerdo de ya poco más de un centenar de compañeros que han entregado su vida, a lo largo de los 50 años de vida de nuestra organización. Y por ello, cada 6 de junio, hay un evento al que hemos llamado “Día de los Mártires Antorchistas” para rendirles un muy merecido homenaje a quienes se nos adelantaron en el camino. Y a partir del 12 de abril, ellos también vivirán eternamente en el corazón de millones de mexicanos.
Y también, la carta que el Che escribió a Fidel cuando se despidió de el, en 1965, para continuar su lucha en otros países. “…. Un día pasaron preguntando a quién se debía de avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria…..” y tenemos que reconocer que estas palabras siguen siendo ciertas y que es el precio que se debe de pagar por buscar un mundo mejor para todos.
Y, por sorprendente que parezca, una vez más, los grandes consorcios noticiosos no han hecho eco de esta terrible noticia. Solo algunos medios y periodistas, se han dignado en recoger las declaraciones de nuestros dirigentes, a pesar de que este hecho, sea un grave crimen contra dos luchadores sociales y que se muestra la descomposición de un país, que todo indica, a sus autoridades no les interesa poner un alto a los graves problemas que tiene.
Mientras desde la presidencia de la republica y desde el pulpito de las mañaneras se polariza al país a través de mensajes de odio que se emiten en contra de quienes consideran sus opositores. Andrés Manuel López Obrador y su partido emiten muchas afirmaciones falsas o engañosas, que pone en riesgo la vida de quienes se atreven a disentir de su forma de hacer política. Y en nuestro caso, desde el inicio de la administración se ha dedicado a atacarnos y calumniarnos sin dignarse a presentar una sola prueba. Lo que ha abonado para que haya un clima de linchamiento para muchos de nuestros compañeros.
Me llamó la atención la publicación de Marco Leyva Mena, en su pagina de Facebook, quien fue presidente municipal de Chilpancingo, Guerrero, durante el periodo 2015-2018. “Conocí a Conrado….. lo recibía de manera paciente. No una, varias veces. No tenía dinero para solventar sus legitimas demandas y trataba de encontrar una ruta de entendimiento……Me sentía identificado sin querer y aguas de afecto empezaron a correr en mi por él. Descubrí su vocación y compromiso social. Su lucha era honesta e ideológicamente la defendía cabalmente. Logramos entendernos………Ayer me enteré que murió con su esposa e hijo. No merecía morir así. Le faltada vivir más, hacer más por los suyos. A mi amigo, a mi querido y respetado adversario Conrado, descansa en paz”.
Le puedo asegurar a Don Marco que la inmensa mayoría de los activistas son gente muy pobre, pero todos, hombres y mujeres nobles y sencillos que entregan su vida a cambio de nada por el ideal de una sociedad más justa y equitativa.
Es digno de reconocer a aquel que admite los méritos del rival, ya que con ello, refuerza su humildad y se coloca como un hombre bueno. Quien, sin ninguna necesidad, reconoce las capacidades de su adversario, (aunque siendo justos, nosotros no buscamos enemistarnos con nadie y sí en algún momento molesta nuestra actividad, tiene un solo objetivo y es defender a los más menesterosos de este país), es lo sepa o no, el tipo de político que tendría que tener nuestra nación, pero hoy lamentablemente son muy raros de encontrar.
Por nuestra parte, haremos todo para que la muerte de nuestros tres compañeros encuentre justicia y para que las autoridades hagan la parte que les corresponde. Llegará el día y de eso no hay duda, que el sacrificio de ellos no será en vano, siempre estarán en la memoria de nosotros y su bandera de lucha es recogida por miles de manos . Más pronto que tarde, se construirá una sociedad más justa para todos y ese será el mejor reconocimiento para ellos y para todos nuestros caídos.
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