Entre la algarabía y los festivales, miles de niños y jóvenes se han graduado del nivel básico y medio superior en todo el país, y en casi todos los discursos que dan los directores, padrinos y los mismos egresados, se repite esa oración rimbombante: “ustedes son el futuro”, del país o del mundo, según sea el orador.
¿El futuro? Que mal planteado está el asunto. Parece que llamamos a los jóvenes a un legado y a un futuro todavía muy, muy lejano. Pero no, ese futuro ya nos alcanzó muchas décadas atrás, hoy, en pleno 2022, tenemos de frente un montón de problemas que las generaciones anteriores nos ayudaron a acumular.
Tenemos en México una sequía extrema al norte de país debido a la explotación de diversas empresas que usan el vital líquido para producir; tenemos una mal controlada pandemia a la que se quiere sumar otra de similares condiciones; en la canasta básica el huevo supera el precio de la comida chatarra; la desigualdad y la pobreza mantienen a la delincuencia en pico, y la violencia ha dejado ya un largo camino de sangre en todo lo ancho y largo de México.
Esto, mientras la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador se basa en el combate a la corrupción con abrazos y besos, donde es más importante dar paliativos a la población que obras e infraestructura social y educativa.
Además, a nivel global, enfrentamos, aunque no lo queramos ver, un problema ecológico que se avizora como nuestro fin, eso o una guerra nuclear entre potencias. Y los más abatidos somos nosotros, el pueblo, las mayorías.
Para colmo de males, cerramos un ciclo escolar más con una larga lista de deudas por parte de la Secretaría de Educación Pública a cargo de Delfina Gómez Álvarez, quien se ha dado a conocer por su ineficiencia al frente del cargo que tiene, y que en días recientes encabeza la lista de prospectos para la gubernatura del Estado de México por ni más ni menos que Morena.
En un análisis de la organización Educación Con Rumbo (ECR) se destaca que este ciclo escolar tuvo una deserción de 607 mil estudiantes, donde la mayoría fueron jóvenes de bachillerato.
El mismo análisis señala que la educación es muy pobre en cuanto a calidad, pues menos del 94 por ciento de niños en 4to año no saben hacer una división.
Está más que claro que el futuro no tiene muchas opciones en este país. ¡No!, a los niños, adolescentes y jóvenes que hoy egresan, yo les digo, ustedes no son el futuro, son el ahora, y tal vez pese mucho decirlo así porque es cargar en sus pequeños hombros una tarea de vida o muerte para la humanidad, pero así es.
Son el ahora y todo por lo que hoy luchen, luchemos juntos, se reflejará en ese posible futuro, estudien, sí, prepárense para ser profesionistas de su pueblo, pero también organícense, cultívense y combatamos juntos este terrible presente.
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