MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Alza de precios a productos básicos en la pandemia, una medalla más a la 4T

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La inmensa mayoría de los mexicanos sabemos de las grandes riquezas naturales con que históricamente han contado nuestro país: mares, bosques, minas, tierras de uso agrícola, ganadería, etc. A pesar del saqueo rapaz de extranjeros durante sig seguimos contando con muchos recursos que podrían alcanzar si se explotaran racional y planificadamente, para darle elementos de calidad, vestido suficiente, vivienda a todas las familias mexicanas, entre otros servicios básicos a los más de 126 millones de mexicanos. Pero, desgraciadamente, no es así, varios de los recursos naturales actualmente están en unas pocas manos nacionales y extranjeras, pocas empresas explotan las minas quedándose con la mayor parte de la riqueza, las tierras más fértiles las explotan unos cuantos agricultores acaudalados que cultivan productos para la exportación, sin importarles que sus compatriotas no tenga qué llevarse a la boca todos los días; también la ganadería está monopolizada. Así pudiéramos hablar de cada una de las ramas productivas de nuestro país: todas contratan a millones de trabajadores, los hacen producir con jornadas extenuantes, pagándoles salarios de miseria, provocando que en las últimas décadas la inmensa mayoría de los mexicanos se esté empobreciendo aceleradamente, sumando ya más de 100 millones en esa condición. En sentido contrario, hay un encarecimiento desmedido de los productos de la canasta básica, sobre todo en el último año. Muchos dirán (y quizás tengan un poco de razón) que es por la pandemia, pero el mal que existía y se vino a agudizar con la peste; en el fondo, se debe al mal modelo económico neoliberal que impera en México y, en la mayoría de los países del planeta, sumándole que el gobierno de la 4T no ha hecho nada para frenar el alza de los precios de la canasta básica.

Sin mencionar cantidades, hay datos que nos colocan como uno de los principales países productores de alimentos; somos el séptimo país mundial productor de carne, 63 kilos de anual per cápita; el octavo lugar en producción de maíz, el séptimo productor de frutas y verduras, el 16º en producción de leche, el 15º en productos marinos, el 12º lugar en producción minera. Así de grandes productores somos los trabajadores, pero una ínfima minoría se encarga de monopolizar la producción, distribución y consumo de estos alimentos. Así estamos viviendo en un país inmensamente rico con un pueblo miserable y empobrecido, así lo confirman las estadísticas oficiales. Debería ser tarea de todos, no sólo de los antorchistas, luchar hombro con hombro todos los días hasta hacer de este país uno más justo donde se distribuya la riqueza social más equitativamente. No basta con estar inconformes como ciudadanos, debemos de hacernos claridad del fenómeno social que estamos viendo y pasar a la acción como un solo hombre, teoría difícil pero impostergable.

El sistema nos exhorta todos los días a tener una alimentación sana y saludable, pero, desgraciadamente, para la inmensa mayoría del pueblo trabajador esos estilos y formas de alimentación son imposibles, a la mayoría sólo le alcanza para llenar el estómago con alimentos chatarra, dañinos, que repercuten en enfermedades crónico-degenerativas. Por algo la población mexicana es de las más enfermas del mundo. La alimentación de más de 100 millones de mexicanos no está basada en alimentos saludables y balanceados, sino en lo que les alcanza para comer y saciar el hambre, refrescos, frituras, alimentos grasos y procesados, harinas, etc. Un ejemplo de mala alimentación es el de la mayoría de los sonorenses, alimentándose a base de ciertos productos básicos, bebidas azucaradas, harinas, grasas y productos procesados. Sumándole que en los últimos 11 meses en Sonora los productos que más consumimos han incrementado sus precios en un 50% como el azúcar, lentejas, aceite, carne de res paréntesis; un 100% el arroz y 200% el frijol. Permitir el alza de los productos en un momento de emergencia sanitaria es un doble golpe a los bolsillos de los mexicanos. Por eso el aumento de salario que se dio por parte del gobierno federal es una vil manipulación a las masas trabajadoras; es cierto que se da un incremento formal del 20% al salario en el año 2020, pero el incremento desmedido de precios de algunos productos básicos de consumo diario hace que cada día el magro salario del trabajador pierda poder adquisitivo.

En una economía de mercado como la nuestra no se producen alimentos para resolver el problema del hambre para los 24 millones de personas que la padecen, la producción está planeada para producir los alimentos que se vendan más y dejen más ganancias, sea en el mercado nacional o exterior. Se piensa en producir con calidad y cantidad en aquellos productos del campo que se venden a un alto precio: verduras, carnes cereales y hortalizas que quedan fuera del alcance de los bolsillos humildes. En cambio, los productos de más baja o mala calidad se destinan a los mercados locales o zonas populares. Necesitamos un modelo de producción que eleve la producción cuidando la calidad de todos los tipos de alimentos, que garantice la distribución del consumo en todos los hogares mexicanos, que priorice el mercado interno, que permita que todos los hogares del campo y la ciudad cuenten con alimentos a precios bajos, variados y nutritivos. No es tarea fácil, pero es fundamental para mantener una población sana. De lo contrario, millones de personas seguirán padeciendo hambre y las que logran llevarse algo a la boca morirán lentamente por ingerir alimentos de pésima calidad, provocándoles daños irreversibles en su cuerpo. Urge un modelo económico más justo y todos debemos de luchar por lograrlo.

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