Ya son dos semanas de que el anuncio del cierre de las “Escuelas de Tiempo Completo” por parte de la SEP ha estado en la agenda pública y en el “ojo del huracán”, pero más son los testimonios de padres o madres de familia que empiezan a surgir en lo ancho y largo del territorio mexicano sobre que ven y consideran el hecho como “una verdadera tragedia educativa”, como respuesta al no saber qué es lo que harán esas familias pues “dependían” de este programa, no sólo para que sus hijos tuvieran una mejor educación, sino porque ahí se les brindaba un almuerzo y horas extras de clases; además, a muchos padres les permitía tener un poco más de tiempo para realizar alguna actividad laboral extra para llevar el sustento a su hogar.
La mayoría de los niños que asistían a este tipo de escuelas era porque sus padres no cuentan con recursos económicos suficientes. Los objetivos de este programa eran claros: 1) Ofrecer horas adicionales de escuela y con ellos su calidad educativa mejoraría; 2) al mediodía un almuerzo caliente y 3) flexibilidad laboral para los padres. El programa, cabe mencionar, fue elogiado y felicitado a nivel internacional por organismos como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Sin embargo, el gobierno Federal morenista no ha brindado ninguna respuesta a la inquietud de la población, es más, ni siquiera le importa saber qué pasará con esos niños y sus familias; todo indica que hay una maniobra política para seguir concentrado más recursos económicos para sus acciones clientelares que le reditúen en la compra de conciencias rumbo a las elecciones de junio próximo.
La cancelación, entonces, del "Programa de Escuelas de Tiempo Completo" no es aislada, más bien es la continuación de una política lopezobradorista destructora y demoledora de las instituciones, programas sociales y apoyos para los mexicanos.
Con el anuncio, al menos 3.6 millones de niños no tendrán una comida al día y su calidad educativa se irá por los suelos. Por un lado, más del 90 por ciento de esas escuelas se ubican en las zonas rurales y entre estas una quinta parte se localiza en zonas indígenas; por otro lado, al menos para dos terceras partes de los jovencitos era el primer desayuno y bocado del día, debido a que la crisis económica ya ha entrado completamente a sus hogares y la pobreza está matando de hambre a ellos y a sus familias.
El nuevo despropósito de AMLO es una tragedia más y son, a gran velocidad, grandes paladas que sacan tierra al cavar la tumba para la Cuarta Transformación y para el gobierno morenista. Porque con las Escuelas de Tiempo Completo el gobierno federal, apenas estaba cumpliendo con una pequeñísima parte de su tarea de Estado en el área educativa hacia la infancia mexicana, por lo tanto, el Estado representado por López Obrador, no debería desaparecer y prescindir de esas modalidad de enseñanza pero, como lo dijimos arriba, esto solo es la continuidad de un gobierno que sigue fracasando y no sólo en el tema educativo, sino en toda las políticas que implementa su gobierno, por ejemplo, con el tema de la inseguridad, la violencia, la salud, el ataque a la pobreza y marginación; y ya no hablemos de su tan trillada bandera de “combate a la corrupción”.
Detrás de esta acción, caro lector de Esténtor, hay gato encerrado. El mandatario nacional, en el 2019, impuso a la SEP el programa "La Escuela es Nuestra" donde, según, se quiere implementar que sean los propios padres de familia quienes den mantenimiento a las instituciones con recursos públicos; aquí viene lo bueno, pues con terminar la modalidad de este tipo de escuelas, echa a andar un nuevo programa clientelar que le redituara en votos para las próximas elecciones. Además, todo indica que los recursos para la educación ya han sido gastados en otros elefantes blancos de la administración morenista o en sus “obras insignia” que serán crónicas de otros fracasos anunciados.
La noticia sobre la desaparición de las escuelas de tiempo completo debe ser un llamado a todos los estudiantes del país, maestros y padres de familia para estar en contra de la medida; incluso, se hace necesario y urgente hacer un llamado estentóreo a la denuncia pública nacional y si fuera necesario a la movilización presencial para exigir al gobierno de AMLO y a su 4T detener la medida al ser un atropello y una total violación a los derechos de millones de niños y jóvenes, derechos que están consagrados en nuestra Carta Magna. Los mexicanos debemos oponernos a esa tragedia.
Por ahí ya surgieron voces de algunos gobernantes y han declarado que en sus estados no se eliminarán este tipo de escuelas y que los gastos van a correr a cargo de las arcas de cada entidad; esto, que aparentemente es correcto y merece un aplauso, bien harían esos políticos, junto con diputados y senadores, cuestionar a dónde fueron a parar o a dónde se irán los recursos federales destinados a esta parte de la educación. Por lo pronto, Isaías Chanona, dirigente de la Federación Estudiantil “Rafael Ramírez”, que aglutina a más de 70 mil estudiantes, ha convocado a una rueda de prensa y, junto con miles de estudiantes, van exigir que la SEP eche reversa en la medida y demandarán al presidente que no convierta un programa más en “su forma” de apoyos clientelares para ganar votos, sin revisar la afectación que tendrá la educación de los menores y a sus familias. Por el momento, querido lector, es todo.
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