MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Cómo se acumula más riqueza: con explotación o con corrupción?

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Desde tiempos de su campaña, el entonces candidato presidencial por la coalición “Juntos Haremos Historia", Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pregonaba a los cuatro vientos que la corrupción era la causa de la desigualdad social que enfrentamos los mexicanos. 

Según él, el país estaba en crisis y, por tanto, con su “economía moral” y su política contra la corrupción, iba a arreglar todos esos males, castigando a los corruptos para recuperar lo robado a México. Afirmaba que con esos recursos sería suficiente para que la economía del país se recuperara.

El salario no es el pago por el trabajo realizado, sino el gasto que realiza el patrón para utilizar nuestra fuerza de trabajo y obtener enormes ganancias.

En una de sus tantas giras, llegó a decir que el acaparamiento de la riqueza en nuestro país se debía sólo a la corrupción y criticó a los teóricos clásicos por sostener que la desigualdad económica y social en el régimen capitalista se produce por la explotación que los patrones ejercen sobre los trabajadores asalariados.

Sin embargo, AMLO afirmaba que en México las grandes fortunas se han acumulado mediante la corrupción de los funcionarios públicos en el manejo abusivo del erario, mientras que los empresarios del país aplaudían en silencio al nuevo líder de la "economía moral", quien parecía desechar la explotación capitalista.

Los trabajadores de México y el mundo debemos saber que la creciente riqueza que día a día acumula un puñado de millonarios se explica por la pobreza de la mayoría de la población.

La teoría económica que niega López Obrador sí aplica en nuestro país, ya que los patrones obtienen sus ganancias explotando laboralmente a los trabajadores. Ilustremos esto con un ejemplo.

Supongamos que tenemos un taller con veinte trabajadores y 200 máquinas tejedoras para producir zacates corporales. Cada trabajador opera diez máquinas, y el costo de fabricación es de seis pesos por pieza. Cada trabajador gana 1742 pesos semanales por 48 horas de trabajo, produciendo 4 mil piezas por jornada. El patrón vende cada pieza en quince pesos, obteniendo una ganancia neta de 36 mil pesos por día por cada trabajador, lo que equivale a 2880 millones de pesos por veinte trabajadores.

Este ejemplo muestra que el salario no es el pago por el trabajo realizado ni por el número de piezas producidas, sino el gasto que el patrón realiza para utilizar la fuerza de trabajo del obrero y obtener enormes ganancias. El trabajo humano es, en definitiva, la única fuente de riqueza, ya que la energía del obrero agrega valor a las mercancías.

Por otro lado, lejos del ámbito de la producción económica, está la corrupción a la que se refiere el presidente. Aunque dice que la riqueza se acapara por unos cuantos, se equivoca al afirmar que la corrupción es la raíz de la desigualdad en México.

Los políticos no son los principales acaparadores de riqueza, ya que no poseen los medios de producción. Si bien la corrupción es un hecho condenable que debemos erradicar, la verdadera causa de la pobreza y la desigualdad se encuentra en la explotación laboral.

La clase capitalista, a la que pertenecen los dueños de los medios de producción, se apropia de nuestra fuerza de trabajo y nos paga salarios mínimos para mal comer, mientras acumulan la riqueza que producimos los trabajadores.

Enarbolando la lucha contra la corrupción, AMLO desvió la atención para proteger los intereses de la clase capitalista, tanto nacional como internacional. Así lo demuestra su cercanía con empresarios como Carlos Slim Helú, Ricardo Salinas Pliego o Alfonso Romo Garza, quienes siguen acaparando la riqueza mientras el pueblo es engañado con la idea de que la corrupción es la causa de la desigualdad.

La nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, sigue el mismo camino, ocultando el verdadero origen de la concentración de la riqueza y protegiendo a los poderosos capitalistas.

Amigo trabajador, observa tu realidad, calcula cuántas horas trabajas y cuánto produces. Revisa si recibes lo que corresponde con el trabajo que realizaste y las ganancias obtenidas por el patrón. Así sabrás si el falso combate a la corrupción ha logrado mejorar tu situación o si sigues siendo explotado.

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