MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Crimen de lesa humanidad contra los niños mexicanos

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Hace unos días, México se despertó con la noticia de que el 18 de agosto se había convertido en el día con mayor número de contagios de covid-19 (29 mil) en los 18 meses que lleva la pandemia. Pero ni este dato ni muchos otros que evidencian que es una imprudencia el retorno a clases presenciales el 30 de agosto han hecho cambiar de parecer al presidente ni a su gabinete.                                                                                      

En pleno ascenso de la tercera ola masiva de contagios, el Gobierno de México propone poner en riesgo directo a un tercio de su población mexicana e indirecto a otros 60 millones (entre padres de familia y familiares cercanos). De acuerdo con sus propias cifras, en 2019 México había 126 millones 577 mil 691 de mexicanos, de los cuales, 31.4% eran niños y adolescentes de cero a 17 años (20.9% eran menores de cero a 11 años). Y proyectó que durante ese mismo año habría 2 millones 169 mil 048 nacimientos. Es decir, 40 millones de niños mexicanos aún no cuentan con vacuna contra la covid-19 y están en la indefensión total ante la nueva variante Delta de coronavirus, nueve veces más contagiosa y letal que la primera, e impone el reto de que sea vacunado al menos 80% de la población (101 millones) para lograr inmunidad colectiva. 

En esta tercera ola, el país ha cuadruplicado el promedio diario de contagios registrado en la primera (6 mil 900 por día, agosto de 2020), actualmente se han registrado 3 millones 197 mil 108 contagios y 252 mil 80 defunciones (al 20 agosto de 2021). De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal (abril de 2020 al 12 de agosto de 2021), “726 niños, niñas y adolescentes murieron de covid-19, 7 mil 132 personas de cero a 17 años fueron hospitalizadas por esta enfermedad y se registraron 152 mil contagios entre los menores”. En materia de vacunación, apenas 29 millones 629 mil 517 ciudadanos cuentan con esquema completo (24%) y 25 millones 243 mil 77, con una dosis (20%); por lo que, a ese ritmo, faltan otros tres años para concluirla. En los últimos meses ha disminuido masivamente la adquisición de pruebas rápidas para los centros de salud y hospitales públicos, y se ha negado su realización en los menores porque argumentan que son para los adultos. Hay pueblos y comunidades enteras donde ni pagando se puede adquirir una porque simplemente no hay.  

Mientras tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró hace casi un mes que “llueve, truene o relampaguee no vamos a mantener las escuelas, ya fue bastante” y continúa sin cambiar de postura; el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, doctor Hugo López-Gatell, afirmó que no hay evidencia del incremento de contagios y que, por el contrario, van a la baja; la secretaria de Educación, Delfina Gómez Álvarez, dijo “que se debe reflexionar y reconocer el por qué es importante que las niñas, los niños y los adolescentes regresen a las escuelas, ya que esto implica temas de aprendizaje y de salud socioemocional, física. Y que hay disposición de gobiernos estatales, de madres y padres de familia, así como de docentes, para tener un regreso a clases presenciales y por ello han trabajado con la institución”; la Unicef reconoció “la decisión del gobierno de México de comprometerse por un retorno seguro a las escuelas” y el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, expuso que el confinamiento y la suspensión de clases, han afectado la salud mental en las niñas y los niños, quienes también padecen violencia familiar”. 

Por su parte, estudiantes organizados, padres de familias, maestros e investigadores, se oponen al regreso a clases, pues no existen las medidas sanitarias suficientes para garantizar la integridad y la vida de los niños y adolescentes mexicanos.

Los padres de familia de la Escuela Primaria “Dr. Conrado Menéndez Mena”, ubicada en Granjas 10-B, Granjas Palo Alto, Cuajimalpa de Morelos, 05110, Ciudad de México, CDMX, cerraron la carretera libre México-Toluca, kilómetro 15 “para protestar por las pésimas condiciones en las que se encuentra el inmueble y que hacen imposible su reapertura para el inicio de clases presenciales”; jóvenes pertenecientes a la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” desde hace varios meses han marchado, clausurado simbólicamente sus escuelas, realizado cadenas humanas en todo el país y protestado frente a Palacio Nacional asegurando que desean volver a clases, pero vacunados; maestros han denunciado que sus escuelas han sido saqueadas, vandalizadas y muchas de ellas, igual que antes de la pandemia, siguen sin contar con la infraestructura suficiente, sin aulas, agua ni baños para la higiene de los niños (hoy más imperiosa que nunca) y académicos como el doctor Arturo Ederly han mostrado que el Gobierno no sólo ha hecho un mal manejo de la pandemia, sino que ni siquiera tiene entre sus prioridades a los niños, pues no está haciendo nada para adquirir vacunas para los niños de 12 años en adelante, autorizadas ya en varias partes del mundo y que han permitido el regreso a clases presenciales de sus adolescentes. 

El Gobierno morenista reitera sin descanso el criminal regreso a clases presenciales, pero no dice cómo le hará para garantizar, de aquí al 30 de agosto, lo que no ha hecho en estos tres años que lleva gobernando: que las escuelas tengan agua, salones ventilados, sanitazante, gel antibacterial, oxímetros, pruebas rápidas para la detección de la covid-19, que los niños no se expongan en el traslado de su casa a las escuelas, menos aún, qué hará si los menores resultan infectados y si éstos contagian a sus familiares directos e indirectos. Decir que es necesario y urgente el regreso a las aulas, pero sin hacer lo necesario y urgente, no deja de ser falsa preocupación y demagogia.

Para el presidente y su gabinete toca el turno de que mueran los niños y jóvenes que tengan que morir en esta tercera ola, pero si estos gobernantes no tienen miedo a tal crimen de lesa humanidad contra los menores mexicanos, el pueblo de México debe oponerse a este regreso suicida de nuestros niños y seguir denunciando y demandando vacunas y condiciones para un regreso seguro a clases.

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