MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

De hombres lobos pandemias y circos

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Navegando en redes sociales y un tanto hastiado del mar de noticias acerca de la pandemia me encontré con una nota más que peculiar: "Un presunto hombre lobo aterroriza a los pobladores de Coita, Chiapas; llevan 2 noches buscándolo" (sin embargo.com 12 de abril de 2020), otros medios lo mencionan como: "Rompen cuarentena para buscar hombre lobo en Chiapas" (publimetro.com). Los usuarios de Twitter no tardaron en comenzar las burlas y los ataques en contra de los habitantes de dicha comunidad, "cuánta ignorancia", "están en la época de las cavernas" etc. El evento en sí y la nota, y sus respectivos comentarios, resultan reveladores. Primero de que hay una evidente incredulidad por parte de un sector de la población en cuanto a la gravedad e incluso veracidad del llamado coronavirus. En algunas platicas que he tenido recientemente aún es muy frecuente el comentario: "¿Será cierto eso del coronavirus o es puro cuento del gobierno?", la población principalmente de la clase trabajadora de este país no termina por creerse la pandemia y sus alcances, y si se la cree, parece no importarle demasiado. En segundo lugar, resulta clara la polarización y falta de empatía que hay por parte de las clases medias, que son las que principalmente utilizan las redes sociales como Twitter. Estigmatizar a los habitantes de Coita como los causantes de que la pandemia se expanda es simplemente, utilizando la expresión de moda, juzgar desde sus privilegios de clase. Considero que ahondar en ambos puntos nos puede ayudar a entender aún más otros aspectos de nuestra situación. Veamos.

En México, de los más de 120 millones de mexicanos que somos, aproximadamente 100 millones somos pobres o nos encontramos en algún estrato de pobreza según datos oficiales. El mexicano promedio, llamémosle así, tiene poco acceso a servicios básicos como salud, educación, vivienda, etc., ¿qué es lo que provoca que tantos mexicanos sigan incrédulos ante la situación o adopten una posición temeraria ante la enfermedad? Me parece que la respuesta es clara: en primer lugar, la absoluta desconfianza que se tiene de las autoridades oficiales y de los medios de comunicación que a lo largo de los años no han hecho más que engañar y, en muchos casos, burlarse del pueblo pobre apelando a su ignorancia, ignorancia misma que ellos han creado. El recelo que el pueblo pobre les tiene, se lo han ganado a pulso y por lo tanto es perfectamente explicable que el mismo pueblo crea más en lo que sus propios ojos ven que en lo que los poderosos les aconsejan. La postura despreocupada y hasta temeraria también es explicable: ¿qué tiene que perder el mexicano pobre? Muy poco, y lo único que tiene que perder, su familia en casi todos los casos, también se perderá si no sigue laborando habitualmente. En un país en donde el 56.3 por ciento de la población ocupada trabaja en la informalidad (eleconomista.com) y en donde los pocos afortunados que sí poseen un empleo "formal" tienen salarios de hambre, es claro que la consigna de "Quédate en casa" resulta hasta un chiste. Esto no lo entienden las clases medias y altas, quienes a como dé lugar insisten en la irresponsabilidad en la que incurren quienes salen de sus casas, les hace falta contestar al mismo tiempo, quién va a resolver el problema económico del pueblo pobre. En un país con un déficit de 9.2 millones de hogares (eleconomista.com), ¿es posible confinarse exitosamente? En aquellas vecindades y viviendas en donde viven más de una familia en cuartos verdaderamente pequeños es seguro que no. Finalmente con respecto a esto, también habrá que decir que quien culpa al pueblo "ignorante e inconsciente ante la situación", yerra su análisis y su crítica que debiera estar más enfocada a otro punto: ¿quién es el responsable principal de dar solución a este y, sobre todo, a todos los problemas del país? La respuesta incontrovertida es el Estado.

En el mundo, y por supuesto México no es la excepción, la crisis del coronavirus vino a exhibir la crisis político económica y social que se viene gestando desde hace ya varios años. No hay manejo de la crisis pandémica sin antes asegurarnos de que la economía esté bien, sin antes asegurarnos de que todo el mundo se entere de que tal o cual presidente está manejando las cosas de la mejor forma. Sacar el mayor provecho político con las menores pérdidas económicas se ha hecho la constante ante el manejo global de esta enfermedad. Los contagiados, enfermos de gravedad y muertos han pasado a ser sólo cifras estadísticas, números sin rostro que reflejan cómo es que "nuestro gobierno está tomando las mejores medidas posibles", "vamos a tener sólo algunos cientos de muertos, nada de mayor importancia". Reducir la importancia de los muertos porque su número es "menor" es algo no visto desde la segunda guerra mundial. Pero nuestro flamante gobierno de "izquierda" no se quedó ahí.

Luego de las grandes expectativas creadas acerca del mensaje que López Obrador iba a hacer en su "cuarto informe de gobierno" en donde se esperaba una respuesta contundente a la crisis del virus y a la crisis económica que se viene, nuestro señor presidente sólo anunció algunos apoyos menores, adelantos de becas y la reducción del salario de algunos "altor funcionarios". Hacer al Estado más pequeño cuando en una crisis de estas dimensiones quien tiene que resolver los problemas es precisamente el mismo Estado, no parece lo más conveniente. Pero el circo político no terminó aquí, esta semana hicimos el ridículo a nivel mundial ante los miembros de la OPEP y nuestro gobierno nos lo presenta como un gran logro a nuestra soberanía nacional, nos pusimos al servicio del gobierno de Trump y en contra del gobierno de Arabia Saudita quien no tarda en tomar represalias, pero nuestros políticos de izquierda no paran de echarse flores y jactarse de un cambio a favor de los pobres. Cosas como estas pasan todo el tiempo en México.

¿Aún nos preguntamos por qué los mexicanos creemos más en hombres lobos que en pandemias?

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