El sistema educativo nacional tiene como tarea principal formar estudiantes y profesionistas que se incorporen al mercado laboral para proporcionar mano de obra barata, muy barata, a los empresarios y poderosos de nuestro país. Su objetivo no es formar científicos con sólida formación académica, con pensamiento crítico, con capacidades analíticas que les permitan innovar en cualquiera de los campos científicos, tecnológicos, artísticos o deportivos, ¡no!
La educación está diseñada desde el poder para mantener el statu quo del modelo neoliberal, por lo que la educación de calidad, científica, crítica y popular es un estorbo y un peligro para el gobierno.
Por el contrario, mientras menos tengan esa formación, mejor para el sistema, ya que hace de ellos, de los estudiantes, además de ignorantes, sumisos y, por tanto, controlables.
Y esta es una de las tareas fundamentales de la educación nacional: convertir a los jóvenes en trabajadores dóciles, que acepten y hasta vean con simpatía la explotación de la cual son objeto.
La educación está, pues, diseñada desde el poder para mantener el statu quo del modelo neoliberal. Por ello, la educación de calidad, científica, crítica y popular es un estorbo y un peligro para el gobierno de la 4T, que es el representante conspicuo de los poderosos de México, aunque digan lo contrario.
Además, la infraestructura de las escuelas públicas se encuentra en un estado lamentable. Según el extinto Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), solo el 19 % de las escuelas cuenta con las condiciones mínimas indispensables para garantizar la calidad educativa; esto es, 81 de cada 100 instituciones educativas del país no cuentan con algunas o con ninguna de las condiciones requeridas: aulas suficientes, laboratorios, bibliotecas, edificio administrativo, salas audiovisuales, salas de cómputo, computadoras, áreas para practicar cultura y deporte, cafeterías dignas, docentes suficientes y bien preparados y actualizados, y un largo etcétera.
La teoría pedagógica oficial, encarnada en la llamada Nueva Escuela Mexicana (NEM), es decir, una actualización del constructivismo, señala que para garantizar una buena atención personalizada (eje central de esta teoría) los grupos académicos no deben ser numerosos, de no más de catorce alumnos. Sin embargo, para justificar un grupo las autoridades educativas exigen cuando menos cuarenta alumnos; si no los tienen, se cierra el grupo. Esto es una flagrante contradicción entre la teoría y la práctica.
También en la NEM se plantean como ejes fundamentales:
1. El aprendizaje por proyectos, o sea, a través de problemas concretos de la escuela o de la comunidad, los estudiantes, con sus conocimientos (¿cuáles?), contribuirán a resolverlos.
2. El desarrollo de la tecnología digital para incorporarse al mundo actual.
3. Una educación humanista, solidaria, tolerante y que atienda la parte socioemocional del alumno. ¿Y los conocimientos?
Suena muy bien, pero…
El rezago educativo es histórico. México ocupa los últimos lugares (lugar 36 de 37 países miembros evaluados) en las pruebas internacionales como el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o informe PISA, que es un estudio llevado a cabo por la OCDE a nivel mundial que mide el rendimiento académico de los alumnos en comprensión lectora, matemáticas y ciencias. Los resultados de nuestros alumnos en la última evaluación realizada en 2022 (muy significativa, ya que es la primera evaluación estandarizada pospandemia), dados a conocer hace unos meses, retrocedieron con respecto a evaluaciones anteriores. Veamos:
Comprensión lectora
Año - Puntuación
2009 - 425
2012 - 424
2016 - 423
2018 - 420
2022 - 415
Media OCDE - 476
Matemáticas
Año - Puntuación
2009 - 419
2012 - 413
2016 - 408
2018 - 409
2022 - 395
Media OCDE - 472
Ciencias
Año - Puntuación
2009 - 416
2012 - 415
2016 - 416
2018 - 419
2022 - 410
Media OCDE - 485
Estos datos nos muestran claramente que nuestros jóvenes no tienen los conocimientos ni las competencias suficientes que exige una buena educación.
Ante esta desastrosa situación, la 4T y las autoridades educativas de todos los niveles no han presentado un plan concreto, serio y sustentado científicamente para combatir, con ciertas probabilidades de éxito, este rezago histórico. No les interesa. Su tarea no es esa. Su tarea es garantizar, como señalamos más arriba, mano de obra barata y sumisa a las clases poderosas, y esta sí la está cumpliendo muy bien.
Por ello, se está improvisando en el campo educativo, como en todos los demás. La improvisación educativa lleva al fracaso, y los mexicanos no debemos permitir que el futuro de nuestros hijos y jóvenes corra peligro. Debemos, organizados, exigir al gobierno federal y a la SEP que garanticen la calidad educativa; de no hacerlo, quedará demostrado, una vez más, que a la señora presidenta, la doctora Claudia Sheinbaum Prado y compañía solo les interesa mantenerse en el poder para disfrutar de los privilegios que tanto criticaron, pero no para corregir y mejorar, sino porque envidiaban esos privilegios que ahora tienen.
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