El viernes 3 de este mes, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), publicó sus Consideraciones Para el Proceso Presupuestario 2022, en las cuales se hace un análisis de la contribución de los programas y acciones federales de desarrollo social a la disminución de la pobreza y el acceso efectivo a los derechos sociales en 2020 y lo que va del 2021.
Y aunque es evidente que no refleja la cruda realidad, permite, de todos modos, atisbar el deplorable nivel de vida de los mexicanos. Sustento mi opinión en que para esta institución la Línea de Pobreza por Ingresos en las zonas rurales, es de 2,653.87 y las urbanas de 3,767.25; mientras que la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos en las zonas rurales es de, 1,383.84 y en las urbanas de 1,810.09. Cualquiera con un criterio imparcial y apegado a la verdad, puede decir que una familia no subsiste con estos ingresos. Sin embargo, a falta de una estadística robusta y para efectos de medición nos referiremos a este análisis que demuestra los nulos resultados de las políticas públicas de la 4T.
Según el Coneval, una persona se encuentra en pobreza si tiene al menos una carencia social y, además, un ingreso menor al costo del valor de la canasta alimentaria y la no alimentaria al mismo tiempo y, una persona se encuentra en pobreza extrema, cuando presenta tres o más carencias sociales y su ingreso es menor al valor de la canasta alimentaria. Según esta institución, en 2020 las personas en Pobreza Moderada, ascendían a 44.9 millones y en pobreza extrema a 10.8 millones, un total de 55.7 millones, 3.8 más que al inicio del periodo de medición; además, se encontraban vulnerables por carencias, 30 millones y por ingresos 11.2 millones, un total de 41.2 millones, 1.4 menos que al inicio del periodo. Pues bien, en lo que se denomina “vulnerables”, se esconde el verdadero monto de pobres, pues sumados, dan 96.9 millones de ciudadanos, que no tienen lo necesario para vivir, cantidad que especialistas como Julio Boltvinik dicen, es el monto real de pobres en nuestro país.
Esto es, los 3.8 millones de personas que se suman al grupo de los pobres, son el resultado del fracaso del combate a la pobreza de la 4T, pura y simplemente, pues no se puede concebir de otra manera que mientras se dice que este es el gobierno de los pobres a los cuales, según el presidente ha proporcionado apoyos como nunca antes, y a pesar de ello aumenten los pobres.
Veamos el desempeño de los programas: hubo 30 programas (considerados dentro del Bienestar económico o ingreso), relevantes por su contribución al acceso efectivo al derecho a la alimentación: 19 fuertemente, 1 medianamente y 10 ligeramente, 24% de 122 que es el total; 15 ligeramente relevantes para la contribución al acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, el 12%; 2 relevantes por su contribución al accesos a la calidad y espacios en la vivienda: 1 fuertemente y 1 ligeramente, menos del 2%; 6 programas relevantes por su contribución a la seguridad social (mecanismos diseñados para garantizar los medios de subsistencia de los individuos ante eventualidades, como accidentes o enfermedades, o ante circunstancias socialmente reconocidas, como la vejez y el embarazo), 1 fuertemente y 5 ligeramente; 3 relevantes por su contribución al acceso a los servicios básicos de la vivienda; 1 fuertemente y 2 medianamente; 9 de carencias por acceso a los servicios de salud relevantes 1 fuertemente, 5 medianamente y 3 ligeramente; Rezago educativo: se encontraron 18 relevantes por su contribución a la disminución de este rezago; 5 fuertemente, 6 medianamente y 7 ligeramente. Adviértase qué hay duplicación en la clasificación, además, de la llamada transversalidad, que significa que un programa combate más de una carencia.
En términos monetarios en 2020, hubo 149 programas sociales que combaten los rubros arriba mencionados, de los cuales 56 son relevantes y 93 irrelevantes, con un monto de 1, 063,219.6 millones de pesos, es decir, solo el 37% son relevantes y de estos, como se puede ver en el anterior párrafo, la mayoría lo son, solo ligeramente. En una escala de 0 a 1, en que destacado va de 0.9 a 1, adecuado de 0.7 a 0.9, bajo de 0.5 a 0.7 y deficiente de 0 a 0.5, los programas sociales alcanzaron un cumplimiento efectivo de .64 puntos, es decir, bajo. De los que resaltan, los de la SEP, que tiene el mayor presupuesto, alcanzaron un promedio de .56 puntos, es decir, bajo y la Pensión para el Bienestar con 135,662 millones tubo un cumplimiento efectivo bajo .56 puntos
Pero el problema no para ahí, si vemos la tendencia que se mantendrá en 2021 y seguramente en el resto de ésta administración federal, nos encontramos conque para este año, disminuyen a 122 los programas a estos rubros, de los cuales, hasta ahora, 45 son relevantes y 77 irrelevantes, con un ligero aumento de 50, 385. 6 millones, apenas un 4.7%. Dentro de los cuales, el programa de pensión para los adultos mayores sigue teniendo un cumpliendo bajo. El programa para atención a la salud y medicamentos gratuitos para la población sin seguridad social laboral, tiene un cumplimiento deficiente.
Decía al principio que es seguro que el presidente no tomara en cuenta especialistas como estos, pues para el las resultados son los de sus datos, de cuya fuente no se tiene la más mínima idea, pero de cualquier modo, es una idea para los mexicanos que entendemos que el rumbo no solo está equivocado, sino que es un peligroso camino que nos ha llevado a la agudización de la crisis generalizada, que por lo tanto, ha llegado la hora de empezar a exigir que el pueblo no sea solo un recurso retórico, sino un actor esencial en la configuración de los programas sociales.
Por otro lado, he aquí una oportunidad para eso que se llama oposición, para enarbolar estas demandas y respaldarlas con la fuerza social de las masas inconformes, que aunque no se ganará la demanda, podría por lo menos ponerse al frente, con lo que la creciente masa de pobres, reconocerá la posibilidad de que alguien se ponga al frente contra el morenismo que está ya en campaña, mientras los demás no aciertan ni siquiera a elaborar un discurso coherente y, sobre todo, valiente y decidido, que les permita salir del rincón de nuestro espectro político en el que se han colocado por sus fracasados proyectos políticos al frente del país.
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