Mucha gente sostiene que la educación de antes era mejor, por algunas razones que tienen que ver con lo estricto de la academia. Por ejemplo, antes a los estudiantes se les castigaba físicamente por incumplir con alguna tarea o una violación al código de conducta, lo que corregía al estudiante y ayudaba a que su educación fuera estricta y conforme al protocolo establecido.
Empíricamente, nuestros abuelos y padres nos han contado su opinión y concuerdan en que ellos (los que tuvieron oportunidad de educarse en alguna escuela) son hombres y mujeres más integrales gracias al sistema de educación que no les permitía llegar con el cabello largo, rezongarle al profesor o hacerse los incautos incumpliendo con alguna tarea.
La educación no sólo no es atendida, está siendo dañada. El siguiente año viene la Prueba Pisa, y en 2022 los resultados fueron de retroceso. Que no nos sorprenda si de nuevo retrocedemos.
Esto se ha ido perdiendo con el paso de las generaciones y administraciones de hombres de corbata que planean los programas, y ahora el resultado es, por ejemplo, jóvenes que llegan a la universidad sin saber leer.
Antes, personajes como José Vasconcelos, conocido por su labor en la promoción de la educación y la cultura en México, introdujo reformas significativas que buscaban democratizar el acceso a la educación, fomentar la lectura y el pensamiento crítico, así como promover la identidad nacional a través de la educación.
Entre sus logros más destacados se encuentra la creación de la Secretaría de Educación Pública, la implementación de la educación laica y gratuita, la promoción de la educación indígena y la difusión de la cultura a través de bibliotecas y publicaciones.
En contraste con las políticas educativas instrumentadas por el gobierno actual, se observa una falta de enfoque en la mejora de la calidad educativa, la formación docente y la infraestructura escolar.
La falta de recursos, la ineficacia en el sistema educativo y la desigualdad en el acceso a la educación son solo algunos de los problemas que persisten y que han contribuido al rezago educativo en el país.
José Vasconcelos respondía a la Revolución mexicana. Los hombres y el país estaban impregnados de la idea de hacer de la patria una de verdadera justicia social. Entre esas metas, estaba el anhelo de que a los hijos de México se les educara, que salieran del rezago y poder crear un país fuerte.
Aquellos sabían que la educación jugaba un papel importante; muy importante para que México no siguiera socavado. Se crearon, por ejemplo, las Escuelas Normales rurales, para formar profesores.
En estos tiempos, ¿a las personas que están en el poder les preocupa la patria como a los revolucionarios? ¡No! Más bien piensan en la perpetuación del poder de su partido, y todas las políticas van encaminadas a ganar votos; la lógica clientelar.
La educación no sólo no es atendida, está siendo dañada. El siguiente año viene la Prueba Pisa, y en 2022 los resultados fueron de retroceso. Que no nos sorprenda si de nuevo retrocedemos.
La educación no sólo consiste en adquirir conocimientos académicos, sino que también cumple un papel crucial en la formación de ciudadanos críticos, responsables y comprometidos con su entorno.
Las mujeres y hombres educados pueden mejorar la sociedad participando activamente con su inteligencia. Los mexicanos somos tan inteligentes como cualquier habitante del planeta, como los chinos, como los rusos, como cualquiera, pero debemos combatir las políticas tan dañinas que el actual sistema nos ha impuesto.
Es tarea de todos, de cada estudiante, de cada padre de familia, pero, sobre todo, de cada profesor. En ellos cae el peso de que México se eduque, y tienen que hacer un mayor esfuerzo.
La maestra Hersilia Córdova Morán, que sabe de lo que habla, dijo:
“Profesores, enseñen arte, deporte, ciencia, técnica, método, cultura, todo lo que esté en sus capacidades e inteligencia, aunque la Nueva Escuela Mexicana no se los pida”.
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