En tiempos de contingencia sanitaria para evitar la propagación de la pandemia de covid-19, hay muchas recomendaciones a las personas para evitar los contagios, entre ellas, la de lavarse las manos frecuentemente por espacio de 20 segundos, que es más que suficiente, sin embargo, hay personas que duran meses y hasta años, con la manía de mantenerse lávese y lávese las manos; me refiero a los funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Gobierno del Estado (SCT), y del Ayuntamiento de la Ciudad de San Luis Potosí; quienes se deslindan de sus funciones de atender las peticiones de los ciudadanos.Olvidan que ellos son mandatarios, es decir, los que deben obedecer a sus mandantes, al pueblo, a la ciudadanía que los llevó al poder y que, gracias a ellos, trabajan y tienen la comida en casa.Esto por lo siguiente:
Resulta que, desde hace más de dos años, taxistas de la ruta de Escalerillas depositaron una solicitud a la SCT estatal, para que se les regularizara la prestación de su servicio de transporte público, que prestan hace más de 30 años a sus vecinos de la localidad donde radican.La petición para obtener permisos de transporte público en la modalidad de Colectivo en Ruta, se depositó en tiempo y forma a esa dependencia estatal, cubriendo la totalidad de los requisitos que impone la Ley de Comunicaciones y Transportes del Gobierno del Estado de San Luis Potosí- entre los que destacan, vehículo con frenos ABS y bolsas de aire, seguro de vida, examen médico y toxicológico del chofer solicitante, carta de antecedentes no penales, licencia del servicio de transporte público, RFC y entre otros, carta de solvencia económica; una vez que los choferes cubrieron sus requisitos, se les informó que sólo faltaba el aval de la ruta y rampa (que ya explotan desde hace decenas de años) por parte del Ayuntamiento de la capital, aunque también señala la Ley de Transporte estatal que si la administración municipal en turno omite o niega el citado aval, queda en manos de la SCT, autorizar la ruta y rampa, y por ende, otorgar los respectivos permisos.
Pues bien, desde hace dos años el Ayuntamiento de la Capital en aquella época, dirigido por el ex alcalde Ricardo Gallardo Juárez- negó simple y llanamente el aval de la ruta y rampa que explotan los taxistas de Escalerillas, y con la llegada del nuevo gobierno municipal, encabezado Xavier Nava, los choferes volvieron a depositar su petición del multicitado aval, sin embargo, ha pasado más de un año, y el llamado Consejo Municipal, pese a que se ha reunido en varias ocasiones, no se ha dignado siquiera a leer la petición de las taxistas, y así, dejan en el olvido a cerca de un centenar de familias que dependen de la explotación de la ruta de transporte de Escalerillas.
En resumen los funcionarios de la SCT estatal niegan dar los permisos a los choferes de Escalerillas porque exigen el aval del Consejo Municipal de Transporte (aunque por Ley no se requiere en términos de formalidad jurídica) y los funcionarios del Ayuntamiento niegan el aval bajo su visión miope, ignorante e unilateral, al argumentar que "ellos no pueden dar aval porque no está en sus funciones", siendo que en honor a la verdad, no se han molestado siquiera de leer con detenimiento la petición de los taxistas, y mucho menos la Ley de Comunicaciones y Transportes.
Una SCT déspota e insensible y un Ayuntamiento necio, terco e ignorante de sus funciones; y entre ambos niveles de gobierno "se lavan las manos" como lo hizo Poncio Pilatos un prefecto Romano, en una leyenda en la provincia de Judea, que para evitar enfrentamientos con los habitantes de esa localidad que pedían el suplicio y sacrificio de Jesús de Nazaret, evitó participar en un injusto enjuiciamiento y simplemente se "lavó las manos".
Estos funcionarios de ambos gobiernos mantendrán su posición de no resolver las peticiones de mis compañeros taxistas antorchistas, y por su parte los choferes afectados, anuncian que en próximos días llevarán acciones de protesta, atendiendo las medidas sanitarias, para que les den respuesta.Es lo único seguro, la resistencia y valentía de los choferes de Escalerillas, para hacerse escuchar.
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