MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El criterio de la práctica en la acción política

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Después de enfrentar varias derrotas y difamaciones a manos de sus adversarios, Don Quijote, en algún punto de la gran obra cervantina, comparte estas palabras a su leal escudero y amigo: "Sancho, debes saber que un hombre no es más que otro si no hace más que otro".

La inteligencia, el cúmulo de conocimientos, la destreza teórica y táctica, las perspicaces propuestas políticas y cualquier otro producto del pensamiento humano se miden, en última instancia, y sin excepción, por un único estándar: la realidad, esto es, los resultados prácticos. Solo la realidad, en su intrincada madeja de eventos, puede determinar cuáles de las elucubraciones de la mente cuando se ponen en práctica conducen a los resultados más favorables para un propósito determinado.

Esta afirmación es aplicable en una amplia gama de situaciones, tanto en un contexto universal, que abarca cuestiones que afectan a toda la humanidad, como en asuntos más específicos y limitados que sólo conciernen a un grupo reducido. En última instancia, el juez supremo para determinar lo que es correcto o incorrecto, conveniente o inconveniente, sensato o insensato, son los resultados que emergen cuando se pone en práctica cualquier razonamiento humano. En última instancia, pues, nuestro razonamiento va ligado a una acción política.

Tal idea ha sido la base de múltiples movimientos políticos que pugnan por cambiar radicalmente la sociedad en favor de la justicia; y se encuentra reiteradamente en la obra de Vladimir Ilich Lenin, líder de la Revolución Rusa de 1917. En el plano político, Lenin argumentaba que el conocimiento genuino se basa en la práctica concreta y que la teoría debe estar enraizada en la experiencia práctica. Establecía el origen del razonamiento en la realidad externa al ser humano y, a su vez, orientaba el razonamiento hacia la transformación de la realidad. En este último sentido es que se enfatiza la famosa unidad dialéctica de la teoría y la práctica.

Lenin abogaba por la unidad indisoluble de la teoría y la práctica. Esto significa que la teoría no es algo separado de la práctica, sino que ambas están interconectadas. La teoría debe guiar la práctica, pero debe estar en constante retroalimentación con la realidad para desarrollarse y ajustarse.

El desarrollo y los ajustes de la teoría política se dan, naturalmente, en el marco del statu quo existente: el capitalismo. De modo que para establecer un movimiento social exitoso es necesario conocer tal sistema de producción, que se halla en constante cambio, comprender la dinámica social capitalista requiere, de acuerdo con Lenin, las contradicciones fundamentales del mismo: las crisis económicas, políticas, culturales, así como las acciones subjetivas de las élites políticas y de la gente en general.

El desafío para tener éxito en la práctica política es grande, por ello es necesaria la perseverancia, recordando, de nueva cuenta, las palabras de Don Quijote a Sancho: "todas estas tormentas que nos afectan son indicios de que pronto se calmará el clima y las cosas nos irán bien, ya que ni el mal ni el bien son permanentes, y de aquí se deduce que, después de mucho mal, lo bueno está cerca".

 

Con autorización del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales

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