Contrario a lo que todos pensaban, debido a las expectativas creadas, producto de un discurso maniqueo, orientado a manipular los sentimientos de la gente y hacer que haga a un lado el razonamiento, el análisis, el juicio científico de la realidad en que vive, la educación en México, ha sufrido cambios considerables que han deteriorado, aún más, la ya de por sí deteriorada calidad educativa que reciben niños, adolescente, jóvenes y los propios estudiantes de educación superior y posgrado.
Por contradictorio que parezca, mucho de esto se debe principalmente al enorme desinterés, incluso yo diría al ataque descarado y frontal del actual gobierno, por todo lo que huela, parezca o se identifique con el método científico; mucho menos se pretende mejorar el sistema educativo que imparte el Estado, antes bien a través del discurso de que todo lo anterior es malo, se viene destruyendo lo poco que se había avanzado.
Ahora para ser congruentes con lo dicho, debemos aclarar que el objetivo de un gobierno en materia educativa para con el pueblo que gobierna, tiene que ver con la clase a la que representa, es decir, con los intereses que defiende, y aunque esté gobierno se desgañite diciendo que representa los intereses del pueblo, sus hechos dicen todo lo contrario.
Por ello, el objetivo de su educación, no es formar un ser humano, un mexicano que domine los conocimientos que le permitan conocer la historia de sus ancestros y el gran desarrollo logrado, antes de ser sometidos y convertidos en esclavos y siervos de extranjeros ávidos de riqueza, y de cómo grandes pensadores de su tiempo se apropiaron, producto de la formación que recibieron (léase educación) de nuevos y renovados anhelos libertarios para luchar contra el entorno adverso de 300 años de sometimiento servil.
Si nuestro análisis se encamina por este derrotero, ya no lamentaremos, lo que vivimos, sino que nos revelaremos contra el abandono en que se tiene a los miles de niños, adolescentes y jóvenes que dejados a su suerte, se les engaña y manipula con una beca o un programa mal llamado, Becas Benito Juárez, Jóvenes Construyendo el Futuro, Jóvenes Escribiendo el Futuro, etc., que supuestamente les regresa lo que les había sustraído “la corrupción”, y hoy producto de esa dádiva se convertirán en hombres preparados capaces de transformar no solo su vida familiar, sino también la de su país.
Pero solo basta ver cómo se encuentran sus centros educativos, sumidos en el descuido, abandono y descredito, pues no tienen lo mínimo indispensable para cumplir con su labor: no cuentan con áreas que les permitan desarrollarse, como la falta de centros de cómputo, déficit de salones de clase, que deja a las escuelas sin la capacidad para albergar a la cantidad de alumnos demandantes de la educación.
Y es así como el tan anhelado desarrollo, producto o logro de la educación, queda como un sueño, resultado de una promesa, motivada por la necesidad del voto y no como el objetivo de un verdadero proyecto educativo, que busca transformar al mexicano, dándole las armas necesarias para ponerse de pie y emprender la tarea de construir una patria más justa y equitativa para sus hijos.
Sino queremos ver está terrible realidad que nos pide a gritos actuar, hacer algo, basta con que veamos algunas cifras para caer en la cuenta de que lo que decimos nos reclama acciones: desde hace años nuestro país ha padecido una educación deficiente que lo coloca en los últimos lugares de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y aunque “la transformación de cuarta” que nos gobierna nos dice que cambiará la situación, la falta de un proyecto científico que represente los intereses del pueblo, nos explica lo que sucede, destrucción, aquí, allá y acuya.
Ocupamos el segundo lugar en deserción escolar en América Latina y los últimos lugares en comprensión lectora y matemáticas. Esto se agrava pues en el mes de febrero en el ciclo escolar 2021-2022 más de 270 mil estudiantes abandonaron sus estudios, mientras que 5.2 millones de estudiantes de 3 a 29 años no se inscribieron al ciclo que concluye por motivos económicos y por la pandemia, según datos de la asociación “Educación con Rumbo”. Esto se suma a una política de inacción del Gobierno federal que no hace nada al respecto, para tratar de salvar a los estudiantes que desertaron.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario