Andrés Manuel López Obrador debido al discurso demagógico que emitió durante su recorrido por el país antes de las elecciones, se comprometió a terminar con la violencia y no ha podido, aseguró en repetidas ocasiones "conseguir la paz y que ese era su compromiso, que a mitad de su sexenio ya no habría guerra" fue elegido como presidente para detener la criminalidad y el caos en el que se encontraba la nación; muchos ciudadanos creyeron en él, sin embargo el tiempo ha transcurrido y ha sido el mismo tiempo el encargado de desenmascararlo. Bajo su trillada estrategia de "abrazos, no balazos" ha convertido a su gobierno en el más violento, ante este fracaso no se ha cansado de repetir un día y otro también, que la culpa ha sido de sus antecesores. El resultado es un país sumido en la criminalidad, con cárteles de las drogas controlando ciudades enteras y prácticamente todo el territorio nacional. Existe un vacío de autoridad en regiones completas. La violencia se ha normalizado en México, ya no sorprende un asesinato, un secuestro o una extorsión. La versión oficial indica que todo va de maravilla, pero los resultados indican otra cosa, hablan de un rotundo fracaso de la política implementada por la 4T.
Ya pasó la mitad de su sexenio, la guerra sigue y la violencia está peor que nunca, ante esta anarquía las estadísticas son reveladoras e indican que desde que López Obrador llegó a la presidencia en diciembre de 2018, han asesinado a 139 mil 77 mexicanos, esto de acuerdo con datos oficiales del mismo gobierno, esta cifra supera los 124 mil 478 homicidios dolosos que hubo durante la administración de Peña Nieto y se lleva por mucho a los 121 mil 683 asesinatos que ocurrieron durante el gobierno de Felipe Calderón, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
¿Y a qué se debe esta situación? Si razonamos el problema con cuidado, se concluye que si el tratamiento falla es que, o está mal aplicado o el diagnóstico del que se desprende es erróneo. La falla de origen es el carácter subjetivo de la explicación, que todo lo atribuye a la "maldad o a las ideas equivocadas". A todo esto se agrega "la incomprensión" de algunos medios que no valoran los éxitos gubernamentales y generan un estado anímico adverso, con esto han descubierto la raíz del mal.
Además de la multimillonaria demanda de droga de Estados Unidos y su oferta de armas, la causa verdadera del mal es que nuestro pueblo y como parte de él, la juventud no tiene expectativas de desarrollo. México ocupa el séptimo lugar en la lista de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con más jóvenes "ninis". En el país, dos de cada 10 jóvenes (20.9 por ciento) entre 14 y 28 años no se encuentran cursando ningún nivel educativo y tampoco están activos en alguna actividad económica de acuerdo con dicho organismo, el país desperdicia esa energía e inteligencia.
Las universidades públicas rechazan entre el 80 y 90 por ciento de los jóvenes que quieren estudiar una carrera y se les condena a la frustración. La educación privada para miles de jóvenes está restringida, pues la mayoría de ellos no cuentan con el recurso para pagar la colegiatura. Si realmente se quiere abatir la delincuencia, el gobierno de la 4T debe invertir en más educación en todos los niveles, en maestros dedicados y preparados y, sobre todo, en infraestructura escolar: salones, bibliotecas, laboratorios, etc.
Con respecto a los jóvenes con cualidades para el deporte de alto rendimiento, tampoco reciben el apoyo debido. En los gigantescos cinturones de miseria urbanos y en las miles de comunidades rurales marginadas, son raros los espacios deportivos funcionales y modernos. El argumento es que son caros y el gobierno no tiene dinero para eso ni para entrenadores. Es necesario no solo gastar puntualmente en lo ya señalado, sino también en generar empleos suficientes bien remunerados para todos los mexicanos, pues la pobreza de las familias impiden a los jóvenes tener las condiciones materiales y estado de ánimo adecuado para ocuparse en actividades constructivas.
El pasado jueves 13 de abril del presente año nos enteramos de la terrible noticia de que habían sido encontrados sin vida nuestros compañeros de lucha: Conrado Hernández Domínguez, Mercedes Martínez Martínez, así como su hijo, los cuales fueron víctimas de la ola de violencia que campea por todo el país y hasta el momento las autoridades no han dado con el paradero, con los chacales que les arrebataron la vida. Como integrante de Antorcha Magisterial nos unimos al clamor general de todos nuestros compañeros antorchistas para que se lleve a cabo una investigación y se haga justicia castigando a los autores materiales e intelectuales de este atroz crimen.
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