El majestuoso Centro Internacional de Congresos de Mérida, fue sede del Cuarto Informe del gobernador Mauricio Vila Dosal, a donde acudieron más de dos mil invitados especiales de todo el país: gobernadores, políticos, funcionarios, empresarios, académicos, dirigentes sindicales y líderes religiosos, pero el gran ausente fue el pueblo de Yucatán que tuvo que conformarse con enterarse del evento, a través de una transmisión en vivo por televisión, radio e internet, así como por la prensa escrita del día siguiente.
Los medios dieron cuenta de un exitoso Informe de Gobierno que arrancó 76 momentos de aplausos al selecto grupo asistente, por avances en temas de crecimiento económico, turismo, inversión, generación de 60 mil nuevos empleos, la llegada de empresas internacionales al Estado y la importante inversión a la seguridad (en 2018, el presupuesto de la SSP fue de mil 982 millones de pesos, ahora de tres mil 400, un incremento del 72 por ciento) para que Yucatán siga siendo uno de los lugares más seguros del país; los aplausos faltaron únicamente cuando se habló de los créditos, apoyos al campo y combate a la pobreza por medio del programa “Cero Hambre” y mejoramiento de viviendas, ¿será porque en estos rubros se hizo poco? Importa reflexionarlo, porque el gobernador mencionó que, desde que inició su administración, se propuso “ser un gobierno humanista, abierto al diálogo y a la participación ciudadana; cercano a las personas, con honestidad, innovación, austeridad, y gobernar para todas y todos, pero con una opción preferente por los más pobres”, entonces, ¿dónde están los resultados?
Nadie, en su sano juicio, se atrevería a negar que, en Yucatán, algunas cosas han cambiado positivamente, solamente que habría que cuestionarnos quiénes han sido y son los más beneficiados con el cambio que supuestamente se ve y se siente, ¿acaso los sectores más vulnerables, compuestos por sencillos trabajadores de la ciudad y del campo, amas de casa, jóvenes y niños yucatecos?
Lo informado por el gobernador no necesariamente se ha traducido en condiciones de vida dignas para toda la población; así, según datos de la medición de pobreza realizada por el Coneval (2021), el 80.07 por ciento de la población estaba en situación de pobreza o de vulnerabilidad. Además, la medición del Coeficiente de Gini mostró un aumento en la desigualdad de la distribución del ingreso en la población, colocándose, luego de Chiapas y Campeche, como el tercer estado a nivel nacional con mayor desigualdad respecto a las 32 entidades federativas.
También, pese al incremento registrado en el número de empleos, hecho que destacó el gobernador en su Cuarto Informe de Resultados; una encuesta realizada por el Instituto Nacional del Consumidor (INCO), reportó que, Yucatán, junto con Sinaloa y Nayarit, son los tres estados con menores ingresos per cápita, pero con la canasta básica más alta (www.larevista.com.mx/yucatan 21-01-2023); el reporte establece que en tanto que un trabajador gana mil 808.5 pesos por periodo, la canasta básica supera hasta en 700 pesos esa cantidad. El informe del INCO confirma que Yucatán, sigue siendo una de las entidades con salarios más bajos del país, hasta un 17 por ciento por debajo de la media nacional con respecto a profesionales y técnicos en algunos casos.
Así pues, el incremento económico del ocho por ciento registrado en Yucatán está lejos de beneficiar los amplios sectores de trabajadores, donde el 62.1 por ciento de la población ocupada, lo hace en la informalidad. Estos son los datos que poco o nada se difunden, pero que muestran la desigual distribución del ingreso y que repercute en la depauperación de la calidad de vida de miles de familias yucatecas. Por eso, a pesar de los resultados presentados en el Cuarto Informe de Gobierno, se requiere que estos también repercutan positivamente en el modo de vida de los desfavorecidos de siempre.
Considerando lo declarado por el gobernador Mauricio Vila, en su informe, en el sentido de que su gobierno es humanista, abierto al diálogo y a la participación ciudadana, un importante número de yucatecos humildes organizados en el Movimiento Antorchista, solicitamos su intervención decidida para la solución de un listado de obras y servicios de carácter social, que venimos planteando desde inicios de su administración, mismas que mejorarán las condiciones materiales de vida de habitantes de colonias y comunidades pobres con las que trabajamos de manera organizada.
La intervención del Gobierno del estado, en el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo yucateco, es urgente, pero no solamente se necesitan más y mejores empleos, se necesita que estos sean mejor pagados, que en los impuestos paguen más los que ganan más, así como el gasto social que se realiza, se reoriente hacia los sectores más necesitados a través de obras públicas de carácter social, vivienda, servicios básicos, educativos, de salud, productivos, culturales y deportivos, entre otros. En caso contrario, el pueblo yucateco seguirá siendo excluido del crecimiento económico que se pregona porque no puede adquirir ni siquiera los productos de la canasta básica para alimentarse y seguirá siendo el gran ausente de los informes oficiales, no solamente porque no asistió al lugar donde se vierte el mensaje, sino porque se le excluye de los beneficios a los que tiene derecho por ser creador de la riqueza que se genera en el estado y que lo proyectan como entidad próspera para sus ciudadanos. Urge demostrar en los hechos y no en el discurso que esta administración estatal “gobierna para todas y todos, con una opción preferente por los más pobres”.
Que el Cuarto Informe sirva, de inicio, para que el cambio se vea y se sienta para todos los yucatecos y no solamente como una presentación nacional inmejorable para convencer a quienes actualmente ostentan el poder político, partidista y económico, para que el actual gobernador de Yucatán, pueda encabezar una candidatura en el proceso electoral que se avecina en 2024, porque está dando resultados en su estado.
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