Tarde o temprano la vida nos pone en una disyuntiva con relación a nuestra participación en favor o en contra de mejorar las condiciones de vida de la clase a la que pertenecemos. Es claro que las mayorías de quienes forman esa clase difícilmente se dan cuenta del papel que deben jugar en la transformación de su medio y de su mundo, porque quienes controlan el poder se han encargado de diseñar un sistema educativo extremadamente deficiente, para que las grandes mayorías solamente medio aprendan a leer y a escribir, un sistema educativo carente de fomentar entre la niñez y la juventud la capacidad de análisis y síntesis, elementos fundamentales para poder entender el funcionamiento de la sociedad y los mecanismos de explotación de las minorías contra el pueblo trabajador.
Se sobre entiende que la clase en el poder, en coordinación con los grandes empresarios, únicamente requieren de robots que les muevan los medios de producción, medio instruidos y medio alimentados, porque su objetivo principal es extraerles la plusvalía, para llenar sus bolsillos con plus producto que día a día les extraen y que también día a día van llenando sus cuentas bancarias.
Consientes de esto, miles de activistas, desde 1974, buscando no traicionar a la clase de la que provenimos y buscando encauzar nuestra inquietud y nuestra frustración de vivir en una sociedad individualista y egoísta, nos hemos unido libre y conscientemente al Movimiento Antorchista Nacional, con el objetivo de contribuir para forjar una vida mejor y más digna para todos; acción a la que, constitucionalmente, tenemos derecho puesto que los más de dos millones de kilómetros que abarca México y sus recursos naturales, pertenecen a todos los mexicanos y no solamente a los políticos y empresarios que se han aprovechado de los mismos.
Esto lo digo porque tal pareciera que en Hidalgo, sus recursos naturales y los fondos Federales que le pertenecen, fueran propiedad de su gobernador, Omar Fayad Meneses, mismo que no reacciona ni atiende las peticiones que los antorchistas le han solicitado para palear sus graves carencias de agua, electrificación, drenaje, mejoramiento de vivienda, apertura de caminos, pavimentos, centros de salud, centros educativos, etc. El señor gobernador ni los escucha, ni los ve, pero sí los bloqueó, hace algunas semanas, para que no se manifestaran, al grado que ya provocó la muerte de nuestra compañera María Ana Bautista Hernández, de 55 años y originaria de la comunidad de Tecacahuaco, del municipio de Atlapexco. No es justo que este gobernante, por proteger a los dueños del dinero, actué tan inconstitucionalmente, al grado de estar matando al pueblo trabajador. No es justo que no utilice los recursos del pueblo, para resolver los problemas del mismo.
Una cosa debe quedar clara, Antorcha se ha echado a la espalda la gran y difícil tarea de unir, educar y poner a luchar a los trabajadores de toda nuestra amada patria, en esa tarea educativa también nos hemos llenado, los activistas, del conocimiento que nos indica que estamos en nuestro derecho de exigir respeto y solución a los graves problemas de los hidalguenses y de todos los mexicanos, ya basta de que un puñado de caciques, quieran quedarse siempre con las 99 partes del pastel y le dejen a los trabajadores una sola rebanada.
Aprovecho para retomar la tan cacareada alusión que hace hoy y mañana el señor Andrés Manuel López Obrador, de que los de "Antorcha Mundial" somos intermediarios y que nos hemos enriquecido por repartir los programas federales. Le digo que nunca hemos actuado como él dice, pero que si alguna vez lo pudiéramos hacer nos asiste el derecho porque también somos mexicanos y de hacerlo nos moverá nuestra verdadera pertenencia al pueblo que tanto requiere de atención y de que la riqueza que produjo con su trabajo le sea devuelta para resolver sus necesidades básicas.
Que también nos asiste el derecho de implementar los negocios que necesitemos para pagar los gastos que nuestra lucha requiera y que no tiene por qué bloquearnos, reprimirnos o amenazarnos; no somos de la clase a la que él pertenece, pero también somos mexicanos pobres que aspiramos de vivir en mejores condiciones y le advertimos que a los antorchistas no nos van a poder fabricar delitos, porque siempre hemos trabajado limpiamente en manos de nuestros hermanos de clase. Pero que nosotros sí lo consideramos, a él, de la misma estirpe de Omar Fayad Meneses y lo acusamos de estar abonando para que los tantos mares que existen en México repriman y maten.
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