Pasado el proceso electoral y definidos los ganadores de la contienda, el reacomodo de las fuerzas políticas en el país y en el estado se dan necesariamente acorde a los intereses de los triunfadores.
La ciudadanía espera que las cosas cambien para bien y sus condiciones de vida mejoren. Las promesas de campaña fueron muchas y diversas; habrá que ver en adelante cuántas de esas se cumplirán.
En el ámbito local, el voto ciudadano mostró rechazo a la política implementada por el gobierno estatal en turno y votó por otra opción política; otra vez el hartazgo y la decepción cobraron factura a partidos políticos y gobernantes.
Yucatán ocupa el tercer sitio nacional con mayor tasa de ocupación, pero perdió nueve mil 585 empleos en tres meses y, a nivel peninsular, se mantiene como líder de la informalidad, según Inegi y ENOE del primer trimestre de 2024.
A pesar de que Mauricio Vila Dosal concluye su administración como el gobernador mejor evaluado de México, y de que siempre estuvo en los primeros lugares de aprobación ciudadana desde que inició su gobierno en 2018, la “buena nota” no le alcanzó para que su partido retuviera la gubernatura del estado.
Lo anterior indica que los resultados siguen estando lejos del discurso oficial; que las mejoras en el nivel de bienestar de los yucatecos anunciadas por el gobierno estatal no incidieron en los sectores más empobrecidos de la entidad.
Veamos. Yucatán ocupa el tercer sitio nacional con mayor tasa de ocupación, pero perdió nueve mil 585 empleos en tres meses y, a nivel peninsular, se mantiene como líder de la informalidad y la ocupación en el sector informal, según datos del Instituto Nacional de Información Estadística y Geográfica (Inegi) en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del primer trimestre de 2024.
La tasa de informalidad en la entidad es del 69.3 %, es decir, del millón 197 mil 459 de personas ocupadas, 829 mil 839 yucatecos tienen trabajos informales; además, los trabajadores yucatecos tienen los peores salarios de la península, no sólo las mujeres sino también los hombres.
Al parecer, tanto con las inversiones, la alta tasa de ocupación y generación de empleos, los más beneficiados fueron los empresarios, no los trabajadores.
También importa destacar que, a pesar de la disminución en los indicadores en los niveles de pobreza en 2022 (del 49.49 % al 38.77 %) en el estado, según datos del Coneval, las cosas para los sectores pobres no mejoraron.
Yucatán ocupa el lugar catorce entre las entidades federativas según la tasa de pobreza 2022; por tanto, podemos afirmar que la situación económica, de salud, de educación y la falta de vivienda para miles de familias yucatecas, empeoró a pesar de los logros difundidos por la actual administración.
Y ya que combatir la pobreza y reducir la brecha de desigualdad fueron compromisos de campaña del gobernador electo, hacemos votos para que así sea, ya que todos sabemos que la falta de ingresos genera otros problemas que laceran la vida de los sectores más desprotegidos de la sociedad yucateca.
Urge la aplicación de políticas públicas efectivas, generación de empleos, mejores salarios, dotación de vivienda y de servicios que eleven la calidad de vida de la población, soluciones verdaderas y no únicamente medidas temporales como las transferencias monetarias, que, aunque ayudan temporalmente a las familias, no acaban con los sufrimientos de la población más vulnerable y menos resuelven de fondo el problema de la pobreza.
Este es el panorama al que deberán enfrentarse las nuevas autoridades electas y las que se reeligieron; el descontento popular demanda respuestas rápidas y efectivas.
Quienes resultaron ganadores no deben pasarlo por alto, so pena de que en próximo proceso electoral la población también les pase la factura.
Los yucatecos debemos exigir que las promesas realizadas por los políticos en campaña se cumplan, porque es costumbre en este país, llegar al puesto y olvidarse olímpicamente de todo y servir únicamente a los intereses individuales o de grupo, de ahí la situación de pobreza y desigualdad que vivimos en el país.
Las promesas y la necesidad no deben confundir a los desvalidos, no fue el pueblo trabajador el ganador de estas elecciones, aunque así se diga en los discursos; quienes ganaron tendrán todavía que demostrar que el bienestar de todos los yucatecos es su prioridad, sin tintes partidarios ni ideología política.
En Yucatán, como en el resto del país, se necesitan aires democráticos nuevos, que se respeten los derechos de organización, petición y manifestación y que se resuelvan las demandas de los diversos sectores existentes, ahí donde sean necesarias y se justifiquen.
Por eso, llamo a mis compañeros antorchistas a redoblar esfuerzos, a mantenernos unidos y a perseverar en nuestra lucha, que ahora más que nunca se avizora más necesaria e indispensable.
Llegado el momento, los yucatecos organizados en el Movimiento Antorchista, acudiremos en comisión a la sede del poder ejecutivo a presentar ante las nuevas autoridades estatales, el pliego petitorio que contendrá las demandas más sentidas de colonias populares y comunidades pobres, mismas que durante el sexenio que termina, fueron ignoradas olímpicamente. A esa cita nadie puede faltar.
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