Hoy en Chiapas están teniendo lugar sucesos que están afectando negativamente la vida, la seguridad y la tranquilidad de toda la sociedad.Estos cambios se originan en la voluntad y la decisión de un solo hombre: el presidente de la República.A las órdenes y deseos del Ejecutivo Federal se hallan sometidos el aparato completo de la administración pública, el Congreso de la Unión, el Poder Judicial de la Federación y, por qué no mencionarlo, también, el Gobierno del Estado, lo que significa la eliminación de la división de poderes propia de toda democracia.
Aunque existan problemas que se han desencadenado por varios años, no me queda duda que existe ingobernabilidad en la entidad; la persistente inestabilidad política está generando gran intranquilidad en la población, circunstancias graves de convulsión, desorden y perturbación, no han sido atendidas con seriedad por parte de las autoridades, por lo que han dado lugar a muertes, desapariciones, pobreza, hambre y miseria.
Chiapas es un ejemplo vivo de la brecha de desigualdad y la violación al Estado de Derecho hacia las clases más desprotegidas, las leyes no se aplican con justicia, se aplican selectivamente a grupos de interés.Se aplica un supuesto "orden" a problemas sociales, como la entrega de apoyos monetarios a los municipios para mantenerlos tranquilos, dejando que en otros se maten entre pobladores o se aniquile también a quienes les estorban en el camino.Digo esto porque, hace unos días escuchamos la alarmante noticia de que en Tila, Chiapas, pueblo ch'ol, enclavado en las montañas, entre brechas y ríos de la selva que desemboca a Tabasco, cinco personas fueron asesinadas en el último conflicto de la comunidad; o como también ha sucedido en los enfrentamientos más recientes entre campesinos de los municipios de Aldama y de Chenalhó, en donde han perdido la vida 25 personas y otras 23 han resultado gravemente heridas, sin contar en estos dos conflictos, la inseguridad en la que viven las miles de familias indígenas del estado.
Mientras esto sucede, el gobierno de 4T, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, se limita a llamar a los campesinos de los municipios chiapanecos de Tila, Aldama y Chenalhó, a evitar los conflictos y conseguir la paz, paz que los mismos chiapanecos no podemos encontrar, porque mientras corre sangre en todo el país, nuestro flamante presidente prioriza la venta de cachitos de lotería para la rifa de un avión "que no se puede rifar", puras maniobras para mantener al pueblo entretenido.
Pero para acabar con estos problemas no basta decir lo que en hechos no se aplica; el propio presidente incita a la división y la riña pública, pues diariamente nos incita al rencor y la intolerancia.Dice AMLO "hago un llamado para que se unan, se vean como hermanos.No hay motivo para confrontación y odio",pero lo único que hemos visto en estos dos años de su administración, es el odio que nuestro presidente tiene contra quienes no coincidimos con su mal manejo del poder, especialmente contra los antorchistas, que desde un inicio manifestamos nuestra discrepancia con las equivocadas propuestas de López Obrador; hoy podemos ver que ha llevado a México a una crisis económica, política y social.
Señor Presidente de México ¡aquí, no hay ningún delito qué perseguir!, los antorchistas no tenemos de qué avergonzarnos, al contrario, aunque nuestra base económica sea modesta.Para todos aquellos a los que nos ha costado, algunos por más años que a otros, es motivo de orgullo nuestro autofinanciamiento, pues con este tipo de independencia económica, hemos logrado construir una organización popular y revolucionaria ejemplo para todos los mexicanos.Antorcha no busca perjudicar a ninguna figura política, nuestra meta está bien trazada y sabemos a dónde vamos.
Estoy de acuerdo con usted cuando llama al pueblo a vivir en paz, a vivir como hermanos, pero la persecución política que estamos viviendo los antorchistas a nivel nacional y la violación a nuestro derecho de organización, contradice en todo sus falsos testimonio.Para pasar a ser un país cuya estabilidad depende de quien gobierne, se debe dejar a un lado las ambiciones personales, dejar a un lado el odio con el que envía sus mensajes.Mejor debería ponerse a trabajar en serio, debería resolver los problemas de los municipios chiapanecos, pues ellos, al igual que todos los mexicanos, sí buscan vivir en paz.
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