A raíz de que los antorchistas morelenses hemos reactivado la lucha por mejorar las condiciones de vida de miles de familias humildes, exigiendo al gobierno del estado que cumpla con lo que por ley le corresponde; es decir, atender y resolver las demandas ciudadanas, la reacción del gobierno perredista de Graco Ramírez no se ha hecho esperar.
En primer lugar, ha soltado a su jauría, sus sicofantes a sueldo para desacreditar la lucha de los antorchistas, soltando aquí y allá una sarta de calumnias en diferentes medios locales -sin la más mínima prueba ni denuncia legal (pues no pueden hacerlo porque no hay pruebas de su dicho)- en contra, en primer lugar, de quien esto escribe, basándose en supuestas "investigaciones periodísticas" (léase notas de periódico y noticias a modo, como las que retoma CNM), sobre los supuestos ingresos desmedidos que dicen obtengo, además de las cuotas que, también supuestamente, recibo de los agremiados y, en segundo lugar en contra de mi relación familiar con el dirigente nacional antorchista, todo con el fin de desacreditarme ante la opinión pública.
Como ya hubo oportunidad de aclarar algunos puntos en un desplegado publicado la semana pasada, solo reafirmo que esta campaña de excremento tiene el objetivo de poner fuera de base al antorchismo para desacreditar la lucha justa y legal por la solución de demandas de morelenses humildes y echar humo a los ojos de la ciudadanía para que no vea que el verdadero problema es el gobierno del estado de Morelos, el cual muestra absoluta cerrazón y falta de la más mínima voluntad política para resolver demandas básicas de miles de familias morelenses. Esta y no otra razón es la que mueve al gobierno graquiano a mover los hilos de sus sicofantes en los medios de comunicación, mercenarios de la pluma que golpean mediáticamente por órdenes superiores y que son pagados con recursos públicos que pertenecen al pueblo.
Me acusan de ser familiar del dirigente nacional de Antorcha, del ingeniero Aquiles Córdova, y de varios dirigentes estatales que "tienen algo en común, el apellido Córdova". Para esos granaderos de la pluma eso basta y sobra para concluir que "Antorcha es un negocio de familia" y para lanzar la acusación de "nepotismo, corrupción e impunidad".
En primer lugar, me interesa dejar claro que dirigir a los antorchistas de una entidad federativa no se da por la voluntad del dirigente nacional, no es una imposición de nadie pues los líderes antorchistas de cualquier estado, y en primer lugar al dirigente nacional, son electos democráticamente mediante voto directo de sus militantes y es, por tanto, un cargo de altísima responsabilidad. A los dirigentes antorchistas, pues, los elige la base por sus resultados en la labor organizativa, y es esta circunstancia lo que hace que cada dirigente sea ratificado o bien removido del cargo con cierta periodicidad, ¿Dónde está el nepotismo?
En segundo lugar, para demostrar mi supuesto enriquecimiento se exhibe mi declaración patrimonial, y lo único que se muestra es el ingreso que percibo como regidora. Debo agregar -toda vez que se omite esta parte de mi declaración- que todo lo que percibo por ese concepto lo aportó a la lucha que día con día damos para que miles de morelenses tengan una vida más digna. ¿Dónde está el provecho económico personal, dónde está la corrupción si gano ese salario con mi trabajo?
Por último, mencionan que hay impunidad en mi caso, pero pregunto: ¿cuál es el delito que cometí y no se ha castigado? ¿Será que algunos esperaban que por obtener un cargo público renunciaría a la causa y traicionar a mis compañeros, como sí lo han hecho muchos líderes que en un momento se dijeron de izquierda para llegar al poder pero que sus hechos dicen lo contrario? Antes de ser regidora, soy y seguiré siendo fiel a mis principios de luchar por los que menos tienen; antes de ser regidora soy antorchista y nadie ha demostrado que sea ilegítimo solicitar educación, vivienda, salud, servicios básicos, para quienes carecen de ello; por el contario, son derechos universales del ser humano, y quienes no responden y no solucionan son los que verdaderamente violentan la ley, la Constitución y violan por ello los derechos humanos de miles de morelenses.
No me sorprenden las calumnias, pues esa es una de las formas más cobardes que tiene el gobierno perredista (de la tenebrosa izquierda cuando es siniestra y de la que hay que cuidarse, como dijera el escritor Mario Benedetti), para descalificar a quienes critican su gobierno y exigen respuestas que beneficien a las mayorías, pero sí considero necesario mencionar que Antorcha rechaza tajantemente esas calumnias. Quien esto escribe, y todos los antorchistas del país, rechazamos todas esas acusaciones perversas porque tienen el claro propósito de prejuiciar a la ciudadanía en contra de nuestra organización y de nuestra lucha, para preparar represión en contra nuestra. No obstante, nuestra lucha seguirá firme.
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