Los políticos de la antigüedad se ganaban al pueblo con grandes discursos, usaban el arte de la oratoria como herramienta fundamental para convencer al público sobre algún tema de interés social, o sea, sobre algo que a todos les interesaba; o les afectaba, como el hambre, salud, empleo, diversión, etc., los ministros religiosos también usaban, y lo siguen haciendo, el arte de la oratoria, para convencer a su rebaño sobre la palabra del Dios que adorasen, llegando a convencer a pueblos enteros de ir a pelearse contra otro, y dar la vida en la pelea, con tal de convencer por la fuerza, de la razón sobre su fe en éste u otro Dios.
El arte de la oratoria, para quien sabe hacer uso de ella, es un arma poderosísima para convencer a un pueblo, a un país entero, para que haga o deje de hacer algo, para que se levante en armas, para que vote por tal o cual opción política, o simplemente para tomar alguna decisión que beneficie a todos, o algunos cuantos, por medio de la oratoria se pueden hacer grandes cosas, sean buenas o sean malas.
Por ejemplo, el sistema capitalista, como sistema económico, utiliza el arte de la oratoria para vender mejor una idea, un producto, haciendo uso de personas con la facilidad de hablar ante el público, como actores, modelos, políticos, entre otros, que además de hablar bien, tienen la ventaja de que todo su físico transmite una sensación de seguridad a la hora de usar dichos productos, engañando a la gente que los escucha y ve, haciéndoles creer que ellos pueden llegar a estar en esas condiciones físicas, con el simple hecho de comprar dicha mercancía. Para el capital, el arte de la oratoria es de mucha importancia, pues con dicha herramienta puede vender todo, pero también, puede someter a todos, hacerles creer que están en el mejor de los mundos posibles, donde las libertades y los derechos individuales son respetados y defendidos por dicho sistema.
Según los defensores del gran capital, este sistema le ofrece a cualquier ciudadano la oportunidad de competir contra otros, en igualdad de condiciones, de vender el producto de su trabajo donde quiera, y como quiera; de hacer valer sus derechos humanos como la libertad de expresión, la libertad de elección, la libertad de acción, etc., o sea, estamos en el mejor de los mundos posibles, si no tienes dinero es porque no quieres, si no compites contra los grandes empresarios es porque no quieres, no es porque no puedas, solamente es porque tú no quieres. ¿Pero es totalmente cierto todo esto? Claro que no, veamos.
En nuestro país, México, más de la mitad de la población se debate en la pobreza extrema. ¿Cómo va a competir un campesino de la comunidad más recóndita de la Montaña de Guerrero, contra los grandes empresarios, dueños de miles de hectáreas en el país? ¿Cómo compite el fabricante de zapatos artesanales, contra las grades fábricas de zapatos de León, Guanajuato? ¿Cómo puede competir el dueño de una pequeña revista, que la gran mayoría de las veces es el mismo que escribe, contra los empresarios de los medios de comunicación más grandes en nuestro país?, ¿o cómo puede competir un político de alguna organización, en igualdad de condiciones económicas, contra otro que pertenece al partido en el poder, y que tiene todo el dinero del gobierno, además del que se le ofrece a su partido?
Todo esto, nos dice de la falsedad con que se maneja la oratoria en el sistema capitalista, en el cual estamos actualmente en nuestro país, contra el cual debemos de luchar, mismo que está protegido por las “mejores” plumas (a sueldo), por los más grandes intelectuales, etc., quien se atreva a luchar contra este sistema, es atacado inmediatamente por el ejército de los defensores del sistema, es vilipendiado, ultrajado, y hasta vejado, tratado como grillero, alborotador, vividor, etc. Se puede luchar contra este sistema y sus secuaces, claro que sí, con la educación del pueblo, con la organización de las masas, de los hijos de los campesinos, obreros, amas de casa, etc., enseñándoles a hablar frente al público, a hacer buen uso del arte de la oratoria, para convencer a sus vecinos, familiares, coterráneos, etc., de que solamente unidos, como un solo hombre y un solo ideal, se podrá hacer frente a un sistema que está hecho y pensado para explotar a los que menos tienen y seguir enriqueciendo a los que tienen más.
El pueblo pobre puede luchar unido, organizado y concientizado, por eso, reconocemos la labor del Movimiento Antorchista Nacional, al realizar el concurso de oratoria, donde el pueblo mismo es el que participa, con temas de su interés, como la falta de empleo, la inflación, desigualdad, pobreza, etc., pues de esta manera, están preparándose para enfrentar a un sistema corrupto y explotador, están preparándose para educar y concientizar a sus vecinos, a sus familiares, a sus hermanos de lucha, en hora buena por la organización de los pobres de México.
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