MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Oratoria, la mejor arma para explicar la realidad social

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El Movimiento Antorchista Nacional es una organización político-social que, desde su fundación hace ya 51 años, ha trabajado en la educación y politización de sus activistas y del pueblo pobre de México. Antorcha, como se le conoce coloquialmente, forma verdaderos luchadores sociales, tribunos populares capaces de explicar a la gente, de manera clara y sencilla, los problemas locales, nacionales e internacionales, cómo nos afectan y cómo podemos prepararnos para enfrentarlos.

Los oradores antorchistas deben esforzarse para no caer en la prostitución del lenguaje edulcorante y, en cambio, hacer discursos claros, con filo, honrados y verdaderos para que el pueblo despierte.

El mexicano común, aunque tenga muchos problemas en su trabajo, en su pueblo o colonia o aunque los problemas nacionales lo agobien, a veces no sabe qué hacer o actúa incorrectamente porque, precisamente, no tiene quien lo guíe, quien le haga claridad sobre los problemas y cómo resolverlos.

En México hay muchos problemas que nos agobian, problemas que no sólo se mantienen, sino que con la “Cuarta Transformación” se han agravado. Esto es algo que a los mexicanos nos debe obligar a opinar sobre el mal gobierno que tenemos, sobre los problemas sociales que nos aquejan, sobre la pobreza que corroe la vida de más de 100 millones de mexicanos, sobre la desigualdad reinante en el país, sobre el salario mínimo, sobre la explotación de los trabajadores, sobre la pésima educación en nuestras escuelas, sobre el gravísimo problema de inseguridad que vivimos, sobre el nulo acceso del pueblo al arte, la cultura, etcétera.

Antorcha prepara a sus activistas para que, a su vez, estos vayan a cada rincón del país a trabajar en la educación del pueblo, fomenten la opinión pública popular mediante el debate de las ideas, produzcan soluciones reales a los males que padece nuestro país y podamos atacar las causas de esos males y no, como se hace actualmente, que solo se ataquen los efectos.

Es decir, el activista estudia, investiga, se educa como un gran intelectual al servicio del pueblo para que, con responsabilidad, gran habilidad e inteligencia, alumbre el camino del pueblo; es decir, es un verdadero tribuno popular, un buen orador.

Además, mediante la Comisión Nacional Cultural del Movimiento Antorchista, se organizan jornadas nacionales de oratoria para que allí el pueblo talentoso pueda expresar sus ideas y hacer un verdadero análisis de los problemas que vivimos en nuestro país y en el mundo. 

Estos eventos no son foros sólo para hablar bonito, sino foros para pensar, para razonar, para estructurar las ideas y producir discursos bellos, es cierto, pero con alto contenido social, político, económico y de verdad.

Los antorchistas fomentamos la oratoria porque es la mejor arma para explicar la realidad social. Como fusil cargado con las balas de la verdad, entendida como palabra viva del pensamiento científico, está relegada por el oficialismo al mismo rincón de la muñeca fea.

A la oratoria se le da nula importancia y, por tanto, no puede animarse y desarrollarse. En su lugar, se practica el discurso engañoso, edulcorante, vago, impreciso y a veces abiertamente mentiroso para ocultar la realidad terrible en que vivimos.

Se trata de una política planeada e intencional para hacer de las palabras una máscara de la realidad; para que la gente no se dé cuenta de lo que está pasando. Que no se noten, por ejemplo, los horrores que causa el hambre en los niños; que se disfrace el fracaso de las autoridades en mejorar las condiciones de los ciudadanos; que se oculten los estragos de las guerras imperialistas que arrasan con pueblos enteros, entre muchas otras lindezas.

El pueblo es muy inteligente; sólo hay que guiarlo, enseñarle a estructurar sus ideas y buscar la solución a cada problema que nos agobia. No podemos seguir permitiendo que sólo un puñado de “iniciados” nos diga qué debemos hacer. 

Estamos hartos de que los “intelectuales” mexicanos discutan nuestros problemas y decidan “soluciones” que, lejos de ayudarnos, nos perjudican.

Estamos hartos de que economistas, sociólogos o “especialistas” nos prescriban las mismas viejas recetas de un modelo económico que no ha podido sacarnos de la pobreza. Aunque, claro, hay honrosas excepciones: algunos economistas mexicanos, el Nobel Joseph Stiglitz y otros, por ejemplo, que nos dicen la verdad desnuda y ayudan a que comprendamos mejor el mundo.

El sistema, sus políticos, periodistas y escritores no necesitan de la oratoria porque no les interesa decirle la verdad a la gente, porque lo que ellos buscan es engañar a la población.

La verdad, alguien lo dijo, es subversiva y, por tanto, revolucionaria, contraria a los fines conservadores de quienes se han aprovechado de la explotación del hombre por el hombre, de quienes viven en la opulencia gracias a que otros millones viven en la más degradante pobreza.

Antorcha necesita decir esta verdad. Por eso tenemos la obligación ineludible de hacer de la palabra hablada y escrita una de las herramientas más eficaces para transmitirle al pueblo esa verdad científica. 

Los oradores antorchistas precisan esforzarse para no caer en la prostitución del lenguaje edulcorante y hacer discursos claros, con filo, honrados y verdaderos para que el pueblo despierte y se incorpore al indetenible proceso de cambio. Y para ello es necesario que nos armemos con la herramienta científica más avanzada que hasta el momento ha descubierto el hombre para analizar el movimiento y el cambio social, que entendamos la historia como resultado de la evolución de las relaciones económicas entre los hombres.

Entendido esto, los antorchistas seguimos trabajando arduamente para que el pueblo se manifieste y luche de manera inteligente, para que, más temprano que tarde, logremos cambiar este sistema que nos agobia por uno más equitativo.

Aprovecho este espacio para invitar a todos mis compañeros activistas, plenistas, colonos, campesinos y público en general a que participen en la V Jornada Nacional de Oratoria que organiza la Comisión Nacional Cultural. Esta se llevará a cabo el próximo 22 de febrero en cada una de las capitales de los estados.

En el estado de Quintana Roo, tendrá como sede el auditorio del Albergue Estudiantil “Felipe Carrillo Puerto”, sección varonil, en la ciudad de Chetumal, en punto de las 11 de la mañana. Vale.

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