A inicios de este mes salió a la luz que la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) no apoyaría al Comité Olímpico Mexicano (COM) para la preparación y asistencia de decenas de deportistas a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, bajo la premisa de que "todos los apoyos para el bienestar del pueblo se entregarán de manera directa a los beneficiarios". De esta manera, al ver negado el apoyo para los deportistas, el COM había optado por buscar apoyo de la iniciativa privada, por lo menos para conseguir los 23 millones que se necesitan para transportar a las 270 personas que integrarán la delegación olímpica mexicana para Tokio 2020. De ellos, entre 130 y 150 son deportistas y el resto médicos, fisiatras, entrenadores y personal.
Así, el gobierno mexicano estaba dejando una vez más en manos del capital privado el deporte. Despojando del apoyo que merecen a los deportistas que lo representarán ante los ojos del mundo. Y dejando que los empresarios decidan quiénes pueden o no destacar mundialmente.
Después de esto, ahora la titular de la Conade, la ex medallista olímpica Ana Gabriela Guevara, dice que siempre sí, que siempre sí va a haber recurso para los deportistas. De no querer dar nada, ahora va a dar ¡350 millones de pesos!, aunque no al COM, sino al Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento.
En ambos casos, el gobierno se ha ido a los extremos. O no da nada, o tira la casa por la ventana. Que conste, nadie aquí se opone a que se apoye a los deportistas mexicanos, es lo que más queremos, que cada vez más atletas brillen en México y en el extranjero, poniendo en alto el nombre de nuestro suelo. Pero tengan también en cuenta que esos 350 millones van a ser para apoyar a 200 deportistas, con sus respectivos entrenadores y equipo médico y que el COM había dicho que se necesitaban 120 millones solamente.
Un buen gobierno debería de saber que para que sus gobernados se desarrollen correctamente y su país se construya con principios y valores que lo engrandezcan, es necesario que se les inculque desde siempre el amor por el arte, la cultura y el deporte, para que crezcan como hombres y mujeres de bien, solidarios, fraternos y sensibles para con su pueblo.
Pero este gobierno de la Cuarta Transformación está arrancando el deporte del pueblo, pues deja sin cobijo a las organizaciones que apoyan el deporte y, con eso, está fomentando que cada vez menos jóvenes tengan acceso a un entrenamiento y acompañamiento para desarrollarse al máximo en la disciplina que elijan.
De esta manera, quienes sueñen en convertirse en atletas olímpicos, en imponer un nuevo record de natación, en pisar las grandes canchas de futbol, en subirse a lo más alto del pódium y escuchar las estrofas del himno nacional, difícilmente lo van a poder hacer, y no porque no haya talento, sino porque no hay apoyo del gobierno, más que para unos cuantos, que, claramente, no forman parte del sufrido pueblo mexicano.
Sabedores de las dificultades a las que se enfrentan los atletas en su búsqueda del triunfo y, conscientes de que ese triunfo en vez de fomentar la unidad y el progreso, no del cuerpo, sino del espíritu en favor de sus semejantes, fomenta el interés individual, hace 45 años el Movimiento Antorchista Nacional vio lo que muchos gobiernos, incluido el actual, no ha visto: el deporte como arma de superación.
Desde hace 45 años Antorcha le ha apostado al deporte para formar a hombres y mujeres aguerridos, valientes, solidarios, responsables y fraternos, que sepan la importancia del trabajo en equipo, dentro y fuera de la cancha. Deportistas que no compitan por un premio en efectivo, sino por la satisfacción de superarse día con día; que no vean los campeonatos como duelos a muerte, donde tienes que acabar con tu enemigo, sino una competencia sana y en un ambiente de hermandad; y que, la práctica diaria de los valores que da el deporte los ayude a sentir en lo más hondo de su ser las injusticias del pueblo pobre, del que es parte, y luche para ayudarlo en su atraso, llevando el deporte a dónde ni canchas tienen.
La labor deportiva de Antorcha ha dado frutos, pues no hay lugar en donde la organización realice trabajo que no tenga, al menos, una cancha gestionada por los mismos habitantes, colonos humildes que ven en el deporte una manera de que su progenie invierta su tiempo y su energía en cosas positivas. No hay colonia antorchista que no realice alguna liga dominical de futbol o basquetbol. No hay casas del estudiante donde no tengan clubes deportivos. No hay escuela fundada por Antorcha que no tenga equipos de basquetbol voleibol o beisbol.
Y no hay deportista antorchista que no haya soñado con representar a su estado en la máxima justa del antorchismo: la Espartaqueada Deportiva, que se realiza cada dos años en Tecomatlán, Puebla, y que ha llegado a consolidarse como la competencia deportiva no gubernamental más grande del país, pues durante la semana que duran las actividades, acuden más de 20 mil deportistas, y miles más de visitantes que se dan cita en "La Atenas de la Mixteca" para medir sus capacidades con los representantes del resto de los estados.
Durante una semana el baloncesto, futbol, futbol 9, ciclismo, natación, atletismo, beisbol y voleibol se hacen presentes en el municipio mixteco, cuyas instalaciones deportivas no dejan nada que desear, pues son de la mejor calidad, fruto de la ardua gestión de los tecomatecos, quienes entendieron que el deporte es esencial para el desarrollo del municipio.
Además, algo que debemos resaltar es que, tanto las Espartaqueadas culturales como deportivas, son financiadas con recursos propios del Movimiento Antorchista gracias a su fuerte estructura económica que le permite a Antorcha salir de los problemas como el que enfrentaba el COM.
Gracias al deporte y la cultura, afirma la presidenta municipal Yolanda Reyes, el municipio no tiene delincuencia: "nuestros jóvenes y, en sí, toda la población, se prepara y ocupa sus tiempos libres para hacer deporte, hacer cultura, para participar en danza o baile, y efectivamente nuestros jovencitos ya no tienen tiempo para desaprovecharlo o para hacer otro tipo de cosas".
Y es que, aunque es cada dos años, los jóvenes que asisten a la Espartaqueada se ganan su lugar pasando por varias fases en su estado, por ejemplo, para los de la Juvenil B, que son de escuelas fundadas por la organización, primero tienen que ganar para representar a su escuela, después, para representar a su seccional, y, finalmente, para representar al estado. Por lo que se entrenan durante varias horas diariamente, para potenciar al máximo sus capacidades, pues la competencia año con año adquiere mayor nivel. Ni la categoría donde participan los más pequeños está lejos de tener la calidad, la disciplina y el empeño de los profesionales.
Ni hablar del ambiente fuera de la cancha, pues en estos encuentros no pasa como en muchos partidos de futbol, donde la afición se hace de los golpes por defender a su equipo. Aquí cada quien reconoce su grandeza y la del contrincante, que muchas veces termina siendo amigo. La Espartaqueada Deportiva sirve, también, para estrechar lazos de fraternidad.
Por último, quien piense que estos encuentros son sólo para puro antorchista, está equivocado, pues en Antorcha buscamos llevar el deporte tan lejos como nos sea posible, difundirlo entre todos los sectores, es por eso que a estas justas asisten equipos universitarios, clubes establecidos, e incluso deportistas profesionales, y no van para presumir de su categoría, van por lo que van todos los competidores: por amor al deporte.
Del 1º al nueve de febrero, Tecomatlán espera con los brazos abiertos a deportistas y visitantes que quieran ser testigos de lo aquí dicho. A quienes amen el deporte y busquen siempre llevar sus valores a todos los mexicanos ¡Allá nos vemos!
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