En artículos anteriores hemos denunciado la falta de efectividad que ha tenido el Gobierno federal con respecto a la aplicación de vacunas, la falta de un plan estratégico que aminore la cantidad de contagios del SARS-CoV-2; enfermedad que hasta el momento ha causado la muerte de 288 mil 887 mexicanos. Un golpe tremendo e irreparable a las familias que estuvieron de luto, sin poder velar a sus muertos, sin poder despedirse.
A pesar de que ahora la mayoría de los estados de la República Mexicana se encuentran en semáforo verde, el virus continúa cobrando vidas entre los más vulnerables. De esto nos damos cuenta, cuando algún familiar, amigo o compañero de trabajo, nos platica que cierto pariente o vecino falleció de causas que nadie sabe, pero que hay indicios de que pudo haberse contagiado, pero no saben a ciencia cierta, pues nunca asistió al hospital para un diagnostico seguro.
Estos mismos contagios preocupan a un sector específico: el magisterial. Aquellos maestros que recibieron las primeras vacunas, de una forma casi forzada, pues cuando el Gobierno federal aseguraba que sería obligatorio el regreso a clases, los maestros no contaban con la aplicación de ningún biológico, lo que los hacia vulnerables asistir a las aulas. Motivo que derivó las protestas y denuncias por el sector magisterial para ser incluidos en el esquema de vacunación. Los reclamos fueron escuchados y fueron el segundo sector vacunado, después de los adultos mayores, aplicándose la vacuna Cansino.
De nueva cuenta, somos testigos de las inconformidades que sufren los docentes, pues conocemos casos de maestros que después de vacunarse, fueron contagiados de Covid-19, siendo casos preocupantes. Esto sucedió a causa de la disminución de anticuerpos y por solo contar con un refuerzo. Además de que la vacuna Cansino todavía no ha sido aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que ha provocado que países como Estados Unidos restrinja el paso a personas con este esquema de vacunación.
El problema se ha catalogado como preocupante, debido a que el contagio sigue afectando a quienes fueron vacunados con este biológico, además de estar expuestos al contagio y todavía más, si se encuentran realizando clases presenciales como sucede en varias partes del país. Al mismo tiempo, sucede que cientos de maestros se han aventurado a aplicarse las dos vacunas de cualquier otra marca, lo que ha alertado a la Secretaría de Salud a deslindarse sobre posibles reacciones y hacer el llamado a los docentes a no realizar dichas acciones.
Esta situación se ha replicado en varios Estados del país, mientras que en Tamaulipas se ha colocado un detector para reconocer a los docentes que ya cuentan con la aplicación de la vacuna Cansino, para evitar la aplicación de otras dosis. Dicha alarma se activará de forma automática con un sonido y con el mensaje “Alerta, alerta, docente” que se escucha por el altavoz, esta medida fue puesta a disposición en la escuela Primaria “Leona Vicario” única sede de vacunación para rezagados en Ciudad Victoria la capital del estado.
Sin embargo, estas medidas han indignado a los docentes, pues exhibe ante los asistentes a quienes traten de aplicarse las vacunas como si se tratara de un robo a mano armado como delincuentes. Las críticas a los docentes son evidentes y el repudio no se deja esperar en contra de quienes por preocupación buscan reforzar sus anticuerpos. Pero con estas acciones se deja a un lado la verdadera preocupación de los maestros: ser contagiados y en el peor de los casos perder el combate contra la enfermedad.
Desde aquí hacemos un llamado al Gobierno federal para que se agilice la aplicación de un refuerzo lo que evitará el contagio y la muerte de miles de maestros que se encuentran en esta situación, pues es el sector magisterial el encargado de educar a nuestros hijos, aquellos que van a contribuir al desarrollo social, económico y tecnológico de nuestro país. Mientras que a los maestros los invitamos a continuar organizándose y exigir con más ánimos su demanda, ya que está será la única manera de encontrar solución.
Los antorchistas de Tamaulipas nos solidarizamos y respaldamos su lucha, pues conocemos de antemano que su exigencia no se trata de un capricho. La vida de un maestro en este momento es prioridad, porque la educación en nuestro país sufre de un grave retroceso y son parte fundamental del aprendizaje de los hijos, hermanos y familia. Eso el Gobierno Federal lo tiene que entender, y si no es así, luchemos hasta hacerlo entender.
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