En los pasados juegos olímpicos de Tokio 2020, los atletas mexicanos, a quienes hay que reconocerles su participación a pesar de las dificultades que han encontrado en su preparación, obtuvieron cuatro medallas de bronce, con lo que ubicaron a nuestro país en la posición 84 de un total de 204 países que participaron en ese encuentro deportivo. En los juegos que se celebraron en Londres en el año 2012, los deportistas participantes lograron ocho medallas, y en los de Río 2016, sólo cinco.
Los países de América con una mejor posición que nuestro país en ese encuentro deportivo de carácter internacional fueron: Estados Unidos (1), Canadá (11), Cuba en (14), Jamaica (21), Puerto Rico (63), Colombia (66), República Dominicana (68) y Argentina (72). Para establecer un nexo entre los resultados que ha tenido el deporte mexicano en los más recientes juegos olímpicos, como los que citamos líneas arriba, y los que obtienen otros países del mismo continente por lo menos, debemos considerar que, en América, México, representa la cuarta economía más grande, sólo después de Brasil y antes de la de Argentina.
Lo que se observa inmediatamente es que hay otros países del continente, con economías más pequeñas que México y que, sin embargo, obtienen mejores resultados como, por ejemplo, Cuba, que se mantiene en los primeros 15 lugares en el medallero olímpico, a pesar del bloqueo criminal de los Estado Unidos, quien busca que el ejemplo de la Revolución Cubana, no se disemine por toda América. La economía de ese país caribeño está ubicada en la décima posición de acuerdo con su Producto Interno Bruto (PIB).
El maestro Jorge Luis González Domínguez, en su estudio “Evolución histórica de la cultura física y el deporte en Cuba” señala algunas medidas que se implementaron a partir de la revolución y que pueden ofrecernos algunas pistas para entender las razones por las cuales un país más pequeño y con un menor posicionamiento de su economía, puede obtener mejores resultados no sólo en deportes, sino también en la medicina, la ciencia y la educación.
Dichas medidas sustentadas en el principio fundamental de que "el deporte es un derecho del pueblo”, se implementaron desde las etapas tempranas de la formación de las personas, sosteniendo como ley el derecho de todos a la educación física, el deporte y la recreación, fomentándola a través de la enseñanza y garantizándola en los planes de estudio del sistema nacional de educación y utilizando para ello, todos los medios puestos a disposición del pueblo, con el objetivo de facilitar la práctica masiva del deporte y recreación. Para ello, se creó el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), organismo central del estado, cuya labor debería estar en estrecha relación con el Comité Olímpico Cubano (CUC).
Se crearon los Consejos Voluntarios Deportivos (CVD), que, de acuerdo con el comandante Fidel Castro, “son los núcleos de ciudadanos, que, en cada fábrica, en cada granja del pueblo, en cada asociación campesina, en cada cooperativa, en cada unidad militar, en cada municipio, en cada Provincia, es decir donde quiera que labore el pueblo, se dedican a promover las actividades deportivas”.
Se realizaron los esfuerzos necesarios para erradicar la discriminación racial, se propusieron que, en cada rincón del país, por alejado que estuviera, se elevara la actividad física, se nacionalizaron las instituciones privadas y las instalaciones deportivas al mismo tiempo que dio inicio una etapa para la construcción de innumerables instalaciones dedicadas a la práctica de los deportes, se eliminó la comercialización de los atletas, de los prostíbulos y las casas de apuestas; ante la escases de profesores especializados en el área deportiva, se le dio especial importancia a la formación de los cuadros profesionales y queda establecido en la Constitución de la república que el “Estado orienta, fomenta y promueve la cultura física y el deporte en todas sus manifestaciones como medio de educación y contribución a la formación integral de los cubanos”.
No se puede negar que esos esfuerzos han dado como resultado la fortaleza deportiva que hoy representa ese país y que se observa en la calidad de sus atletas y en la producción de miles de personas que se gradúan como licenciados, masters y doctores especializados en el deporte, muchos de los cuales ofrecen sus conocimientos en diferentes partes del mundo.
El pueblo es un semillero inagotable de atletas, los gobiernos deben tener en cuenta que es ahí donde se deben enfocar las políticas deportivas y de recreación, de ahí es de donde, con la preparación y la conducción adecuadas, surgirán miles de personas capaces de desempeñarse con buenos resultados en las competencias nacionales e internacionales. La masificación es una de las posibilidades que junto a otras medidas destinadas a la educación y preparación del pueblo, posibilitarán un avance significativo y de calidad, no sólo en el deporte, sino también en otras áreas de la cultura.
Sin embargo, en nuestro país, sometido a este gobierno de la sedicente “Cuarta Transformación”, neoliberal en su esencia, improvisado hasta de izquierdistas, lleno de ocurrencias para salir al paso de los innumerables fracasos en materia económica y de política social, en donde se han incrementado los niveles de pobreza, de descomposición social y la riqueza sólo de unos cuantos, no existe un propósito serio destinado a la preparación y desarrollo de la cultura física y del deporte; ni siquiera las instituciones destinadas a la atención en esa área tienen planes conjuntos, destinados al mismo objetivo.
Por ejemplo, el Comité Olímpico Mexicano (COM) y varios atletas de alto rendimiento, expresaron, públicamente, la falta de apoyo económico por parte de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deportes (Conade) en los pasados juegos olímpicos; esa es una sencilla muestra de la falta de una planificación integral del gobierno y las instituciones de implementarla.
Un profesor de cultura física por cada 332 habitantes, como es el promedio en Cuba, no sólo requiere de palabras, sino de un gobierno realmente del pueblo y al servicio del pueblo; no se requiere, como sucede actualmente en México, un gobierno que se dice del pueblo pero que está al servicio de los ricos. Los resultados obtenidos en materia deportiva, evidencian también, entre otras cosas, la carencia de una política seria acorde con la realidad de nuestro país.
El Movimiento Antorchista invita a todos a formar ese gobierno, a ponerlo al servicio de los más desprotegidos de nuestra sociedad y a terminar con esta injusta distribución de la riqueza, base de los sufrimientos.
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