MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Por los que fueron, debemos ser

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La noche del 10 de enero de 1929, entre las 9:30 y las 10, se escucharon dos detonaciones de arma de fuego, en la esquina de la calle Abraham González y Morelos de la ciudad de México. Tras las detonaciones quedó tendido el cuerpo de un hombre de casi 26 años de edad, pelo crespo, facciones finas que delataban su descendencia de la mezcla de dos razas, la blanca con la negra. Este joven abatido con dos balas de revolver calibre 38, era Julio Antonio Mella, líder comunista nacido en Cuba en el año de 1903. 

Mella Inicia su actividad política en la Universidad de la Habana, donde se matriculó en Derecho y Filosofía y letras, en el año de 1921. A mediados de 1923 ya es un líder estudiantil de prestigio y asume la presidencia de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), organización estudiantil que utilizó para empezar a relacionarse con el movimiento obrero y de masas de su país, razón por la cual el 16 de agosto de 1925, participó en la fundación del Partido Comunista de Cuba, organización política que se decía ser de orientación marxista y que se proponía defender los intereses de la clase obrera y sectores populares. Mella como líder estudiantil pasa a formar parte del Comité Central (CC) del naciente Partido Comunista, pero pronto surgen diferencias políticas entre él y los integrantes del CC, controversias que culminan con la expulsión de Julio Antonio Mella del partido. Esta situación pero sobre toda la persecución policiaca del tirano gobernante Gerardo Machado, obligaron a Mella a salir de Cuba y exiliarse en México. 

Ya en nuestro país el líder cubano, es recibido en las filas del entonces Partido Comunista Mexicano (PCM), acción por la que los comunistas cubanos protestaron. Pero una vez en el seno del PCM, Antonio Mella demostrando una total entrega a la lucha revolucionaria, despliega una intensa labor en el ámbito sindical con lo que promueve la creación de organizaciones de trabajadores y participa como delegado comunista en diversos foros dentro y fuera del país. Entre 1927 y 1928 respectivamente participa con entusiasmo contagioso en las protestas contra la represión a Sacco y Vanzetti y en el apoyo que en un momento se le otorgó por parte del PCM, a la lucha del “General de hombres libres, Augusto Cesar Sandino”, en Nicaragua, quien luchaba contra la invasión de Estados Unidos a su país. Pero Mella nunca se olvidó de Cuba y dentro de su intensa actividad militante, siempre mantuvo puesto su pensamiento en volver a su isla para hacer la revolución, según se dice pensaba en un movimiento de liberación nacional que consolidara la democracia y se encaminara hacia la construcción del socialismo. 

Estos proyectos del joven luchador social amenazaban directamente los intereses de la oligarquía cubana, del imperialismo yanqui pero también se sabe que no eran bien vistos por la burocracia comunista enquistada en varios partidos adheridos a la Internacional; las dirigencias comunistas burocráticas tanto en Cuba como en México no veían con buenos ojos el proyecto de Mella, calificándolo de aventurero. El asesinato del inteligente e intrépido joven comunista, de manera oficial y oficiosa se le atribuye al tirano de la isla, Gerardo Machado, pero en torno a este homicidio no se ha dicho todavía la última palabra y existe una sombra de duda que se extiende y se tiende sobre las figuras de las burocracias dirigentes comunistas de aquellos años.  

Sea lo que fuere, es un hecho que la actual revolución cubana no nació, no fue alentada ni dirigida desde las estructuras del Partido Comunista de Cuba, que fundó junto con otros José Antonio Mella, pues los planes de este, de organizar una fuerza armada para invadir la isla desde costas mexicanas, se llevó a cabo pero 29 años después por Fidel Castro y un puñado de combatientes que zarparon de Tuxpan a bordo de un pequeño yate: el “Granma” en 1956 un dos de diciembre.  Pero Fidel, aunque al momento de invadir la isla con su pequeña fuerza expedicionaria ya era marxista, en su inicio a la vida activa política no lo hizo desde las filas del PCC, sino desde el Partido Ortodoxo. 

Y cuando el 26 de julio de 1953, Fidel junto a un puñado de valientes, entre los que se contaban muchos jóvenes, algunos sin filiación partidaria, se lanzaron temerariamente al asalto del Cuartel Moncada, el PCC que en aquellos días ya había cambiado su nombre por el de Partido Socialista Popular (PSP), calificó la acción de un acto irresponsable, como “actividades golpistas y aventureras de la oposición burguesa” y no brindaron su respaldo político al movimiento; aun así la lucha iniciada por Fidel y sus seguidores, fue tomando fuerza al contar con una amplia simpatía popular, naciendo y consolidándose así una nueva organización denominada “Movimiento 26 de Julio” (M-26-7).  Ya en la etapa culminante de la lucha armada en la Sierra Maestra, en diciembre de 1958, se le encomienda al Che Guevara entrevistarse con los principales líderes del PSP y se comienzan a dar los primeros pasos para la posible unificación del PSP y el “M-26-7”, fusión que se da en 1961 junto con otras organizaciones de izquierda para formar las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), agrupación que en 1962 depurándose, da paso a la formación del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), del que finalmente surge el 3 de octubre de 1965 el Partido Comunista de Cuba, que hasta nuestros días dirige la revolución socialista en la isla.

 El carácter socialista de la revolución cubana lo declaró formalmente Fidel Castro en 1961, cuando el 15 de abril  aviones estadounidenses bombardean tres aeropuertos militares, en el episodio que se conoce como “Invasión de Bahía de Cochinos”. En los funerales de las víctimas del bombardeo Fidel dice; “… no pueden perdonarnos… ¡que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos!, esto lo dice el 16 de abril y el 17 por la madrugada 1500 hombres armados y entrenados en Guatemala por la “CIA”, desembarcan en Playa Girón y Playa larga, apoyados por aviones de Estados Unidos, tratando de derrocar a Castro y poner fin a la naciente revolución socialista. En 72 horas las fuerzas mercenarias son repelidas por la respuesta combativa del pueblo cubano, no está de más decir que Fidel personalmente dirigió las acciones militares con las que se derrotó a los invasores. 

Desde entonces el gobierno de Estados Unidos, decretó el bloqueo económico contra la isla de Cuba, bloqueo homicida que hasta hoy existe y que no permite el desarrollo armónico de la sociedad cubana. Sin embargo, a pesar del bloqueo, quien quiera pude comprobar que en algunos aspectos Cuba se ha desarrollado gracias a su modelo socialista, tales aspectos son: la medicina, el deporte y la educación. 

Pedir que cese el bloqueo económico a  Cuba, es algo que todo ser humano, sin importar su filiación política debería exigir, pues dicha sanción abusiva está generando muchas carencias materiales que pesan sobre la población cubana generando malestar e inconformidad. Es comprensible que quienes ahora están al frente del gobierno en ese pequeño país martirizado reciban con muestras de honor a gobernantes de otros países que se acerquen a la isla con promesas de apoyo, tal como ocurrió en días recientes con el tristemente célebre mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, candil de la calle y oscuridad de la casa. 

Y así mismo, es alentador que buena parte de la actual juventud cubana, siguiendo el ejemplo de otros jóvenes luchadores sociales del pasado como Julio Antonio Mella entre otros, esté defendiendo la revolución socialista, revolución que desde sus orígenes se propuso lograr la justicia social y una vida digna para el pueblo trabajador. 

Pero también hay que decir, fraternal y claramente, que es responsabilidad del actual Partido Comunista de Cuba, dirigir el proceso revolucionario para llegar al socialismo, es una responsabilidad histórica, porque un partido marxista-leninista como se dice ser el actual PCC, es el instrumento que se requiere para realizar dicha tarea, pero también es una gran responsabilidad moral que se tiene ante el recuerdo de todos los que han dado la vida por defender los ideales de un mundo mejor, hombres y mujeres ejemplares, que nos han señalado el camino correcto a seguir.     

 

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